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Film Estreno

Spring Breakers

Halago a la frivolidad Spring Breakers

Por Tariq Porter

Llega Spring Breakers a las salas comerciales chilenas prácticamente como un debut, siendo en verdad una consolidación, y lo hace con una particular –y ciertamente reprobable– campaña de marketing que en sus afiches reza: "violencia, drogas, prostitución y lesbianismo presentados con un erotismo extremo". Tal cual. Cabría preguntarse qué pinta el "lesbianismo" en el eslogan porque aunque se pasea entre tabús sin ningún tipo de resquemor, como Pedro por su casa, la película nada tiene que ver con lesbianas.

El perverso de Harmony Korine ha encontrado finalmente el camino hacia las masas gracias a algunos gallardos célebres que se han dispuesto a sus órdenes. Ya no son rostros desconocidos los que se entregan a la locura y deliberado feísmo de sus films, sino estrellitas con ínfulas indie desafiándose a sí mismas. Hablamos de James Franco, de Selena Gómez o de Ashley Benson, conocidas sobre todo –hasta ahora– por su activa implicación entre lo más in del audiovisual norteamericano: el primero –Franco– fue, entre muchas otras cosas, protagonista de la reciente Rise of the Planet of the Apes (Rupert Wyatt, 2011), Gómez una risueña chica Disney, y Benson la traviesa Hanna Marin de la popular serie Pretty Little Liars, a las que se suman también Vanessa Hudgens y Rachel Korine, mujer del director. Carne fresca y lozana para democratizar lo que hasta ahora eran carreteras secundarias, caminos desconocidos para una distribución y gran público que de otra forma difícilmente apostaría por ellos. Pero no es Korine quien se doblega ante sus estrellas sino más bien al contrario; no hay apenas concesiones para el regocijo de los protagonistas y sus envidiables físicos sino una constante supeditación a lo que ha sido siempre la obsesión del director: la marginación, o mejor dicho, la absoluta desconexión con los cánones de comportamiento imperantes, esto es, la ausencia en ellos de sentido común en su más estricto significado.

Cuenta Spring Breakers las demenciales vacaciones de unas hermosas jovencitas alegremente predispuestas al despelote, un –a priori– habitual ejercicio de sexo, droga y house que se ha repetido hasta la saciedad últimamente en una suerte de concurso de fiestones que hasta hoy, por cierto, sigue dominando Project X (Nima Nourizadeh, 2012). Pero no, el film de Korine no es ni candidato, pues vira rápidamente hacia senderos mucho más oscuros, lejos de crisis etílicas y demás cataclismos domésticos, abrazando mafias barriobajeras, autos tuneados y armas de alto calibre. Es ahí donde empieza la orgía de Korine, la gran evasión; cualquier convención social se torna brumosa y todo adquiere otro tempo, un ritmo cannábico al servicio de las sensaciones, de ojos entrecerrados y sonrisas atolondradas. El realizador californiano propone básicamente un viaje psicotrópico de colores estridentes y movimientos hipnóticos, un apogeo kitsch sonorizado por el músico electrónico Skrillex –quién mejor– que en definitiva, y como siempre, no es apto para todos los públicos. No es por el sexo ni las drogas –se abstiene el film del exhibicionismo que se le presume–, sino porque a pesar de todo Korine sigue igual, obviando convenios e ignorando recetas cual gurú de nouvelle cuisine.

Sabido esto, toca disfrutar. Los advertidos y los predispuestos se lo pasarán en grande con un Franco mafiosillo y desprovisto de todo su sex appeal y unas protagonistas que por sus precedentes representarían la nueva hornada del triunfo yanqui, pero que en manos de Korine devienen femmes fatales despreocupadas hasta la psicopatía que sacan provecho de sus atributos de la manera más zafia. No hay culpa ni pesadumbres ni arrepentimiento ni apenas drama, la vida en Spring Breakers es pura futilidad, un carpe diem alucinado que confirma, por otro lado, al excéntrico director como un excepcional esteticista. Si en Gummo (1997) o Julien Donkey-Boy (1999) todo era ocre, feo y granuloso, en Spring Breakers la fotografía y sonido se alían a la perfección con la trama, haciendo de la cinta algo compacto, más sensorial que textual, como lo hiciera Gaspar Noé en Enter the Void (2009). Sólo se puede aplaudir y celebrar este nuevo antro de perversión, y dar la bienvenida a Franco y compañía al circo de freaks que Korine insiste en ampliar, película tras película.

Spring Breakers
EEUU, 2012
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Harmony Korine
Charles Anthonioz,Jordan Gertner y más
Harmony Korine
Benoît Debie
Douglas Crise
Cliff Martinez, Skrillex
James Franco, Vanessa Hudgens, Selena Gomez, Ashley Benson, Rachel Korine
94 minutos

 

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