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Film Estreno

La mirada de los otros Gringo Rojo

Por Jorge Morales

En los créditos de Gringo Rojo, en la breve lista de entrevistas del documental, junto a los nombres de José Román y Gonzalo Planet, entrevistados por el realizador o su equipo, aparece nombrado también Dean Reed. El dato puede pasar desapercibido porque la cinta se trata precisamente de Dean Reed, el cantante pop norteamericano que, influenciado por los cambios radicales que ocurrieron en Chile y el mundo en los años '70, se reconvirtió en trovador revolucionario. Dean Reed murió en la República Democrática Alemana en 1986, por lo que, en estricto rigor, la entrevista no debería aparecer acreditada porque forma parte de las "imágenes de archivo" que el director, Miguel Ángel Vidaurre, "rescató". Y digo "imágenes de archivo" y "rescató" entre comillas porque tanto esa entrevista como otra omitida en el listado (al locutor Agustín "Cucho" Fernández, que falleció en 2011), forman parte –entre otros segmentos de Gringo Rojo- de dos documentales anteriores sobre el artista: American Rebel: The Dean Reed Story (1985), del norteamericano Will Roberts, y The Red Elvis (Der Rote Elvis, 2007), del alemán Leopold Grün. En el caso de la secuencia de "Cucho" Fernández la situación se torna incluso embarazosa porque en la película se utiliza el mismo montaje original que en The Red Elvis. Nada de eso sería cuestionable si es que estuviera debidamente acreditado el origen de esos segmentos en la película. Sólo al final del film, en la secuencia de créditos, Will Roberts y Leopold Grün encabezan –cómo no- la lista de "archiveros" aunque no se señala el título de sus films que es de donde fueron extraídas esas imágenes.

Si bien a Miguel Ángel Vidaurre no se le podría acusar de haber copiado literalmente esos documentales (el guión y tratamiento es diferente), la desafección de utilizar imágenes y escenas de otros documentales sin reseñarlos, grafica la crítica principal que se puede hacer a esta cinta: su laxitud y ausencia total de punto de vista.

Dean Reed en El cantor 

Gringo Rojo no es otra cosa que una acumulación ingente de material audiovisual sobre Dean Reed que hay en YouTube y de textos extraídos de la antigua revista de cine y espectáculos Ecran (donde Reed era tratado como un ídolo juvenil), pero no parece fruto de la supuestamente meditada y profunda investigación que pregona su director. No cabe duda que cuando se estudia a un personaje hay una búsqueda exhaustiva de material (ojalá inédito), posiblemente sondeando en los archivos de canales de televisión (chilenos y extranjeros como se precisaría en este caso), y hacer múltiples entrevistas que, independientemente de que sean utilizadas o no en el documental, puedan servir para hacerse una idea del personaje o de su época (trabajo que, de haberse practicado, no se ve reflejado en este caso). A decir verdad, basta poner el nombre de Dean Reed en YouTube y encontrarse rápida y profusamente con gran parte de las imágenes utilizadas en Gringo Rojo. Vidaurre se ampara en que su documental es una suerte de ejercicio de "found footage" o imágenes encontradas. En esencia lo "encontrado" es un material que, si bien puede estar de algún modo disponible, no está completamente "a la vista" y mucho menos siendo parte integral de documentales de autor que tratan el mismo tema. Asimismo, el uso de noticieros franceses, como una manera de introducir lo que ocurría en Chile en esos años, es más un injustificado gesto de esnobismo que un verdadero hallazgo cinematográfico (todos están disponibles y subtitulados al español en YouTube, y al menos uno, fue rescatado gracias a la recopilación del antropólogo Matías Wolff, creador de proyecto "Chile desde fuera").

Hay notables películas montadas sólo con videos de YouTube, pero, en general, uno está prevenido de que esa es su fuente principal, lo que a la postre permite también entender sus virtudes, bondades, limitaciones y defectos (sobre todo en la calidad técnica del material). En este caso, Vidaurre puede despertar asombro en el espectador desprevenido que cree encontrarse ante un trabajo de buceo arqueológico audiovisual de envergadura, pero que, en realidad, es una búsqueda no demasiado exhaustiva en esta plataforma, y como ya dijimos, tomando imágenes de los dos documentales hechos y derechos sobre el personaje que, dicho sea de paso, también están disponibles en YouTube.

Desde luego, Dean Reed es un personaje magnético con una historia extraordinaria que arrastra curiosidad inmediata. La caricatura que –por genuina convicción, ansia de reconocimiento o ambas- hizo de sí mismo, justifican sin muchas explicaciones porque puede ser el centro de interés de una o más películas (hace unos años se decía que Tom Hanks quería encarnarlo). En ese sentido, Vidaurre no se hizo demasiado problema. Lejos de extrapolar alguna idea sobre el personaje, sólo ensancha su perfil exótico, sin buscar ningún ángulo reflexivo, mostrando con holgura sus canciones o actuaciones como si su sola exhibición fuera suficiente para ilustrar la leyenda de su ingenua rebeldía. Gringo rojo es una suerte de tributo socarrón que sólo quiere subrayar el contraste evidente que, en plena guerra fría, una estrella popera de EEUU se convirtiera en la mascota de los soviéticos pero sin perder los modos y estética de comercialización capitalista.

Miguel Ángel Vidaurre, que tiene una filmografía floja y pretenciosa (pero con las mismas ínfulas algo cándidas de un Dean Reed), no podría ser destacado en este caso por su olfato de investigador y menos por su capacidad de articular ese material "encontrado". Su talento o picardía es haber tenido la ocurrencia y la oportunidad de escoger al personaje. No es poco para un cineasta como él, pero es una ocasión pérdida para conocer a Dean Reed a través de una mirada menos superficial.

Gringo Rojo
Chile, 2016
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Voz en off:
Duración:
Miguél Ángel Vidaurre
Paulina Obando
Miguel Ángel Vidaurre
Vicente Mayo y Tomás Yovane
Paulina Obando
Pablo Dintrans
70 minutos

 

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