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El nuevo boom El carro de la victoria

Por Jorge Letelier

Sucede cada vez que la actividad cinematográfica experimenta esos cíclicos aumentos: la palabra "boom" surge en boca de todos. Se denominó así cuando a comienzos de los noventa, el famoso episodio de Cine Chile estimuló la producción con un crédito del Banco Estado (que terminó en forma bochornosa, no olvidemos), y otro que nació luego del éxito de El chacotero sentimental, con muchas películas que se anunciaron pero que nunca se rodaron.

Por primera vez, ahora las circunstancias parecen tener asidero en la realidad: estamos en un momento expectante para el cine nacional. Por primera vez, parece haber consenso en que la actividad cinematográfica es un negocio "atractivo". Que se puede invertir en él (trabajo, dinero o esperanzas) sin quedar con un amargo sabor en la boca, cuando no hasta con los zapatos empeñados. Por primera vez, ojos generalmente reticentes posan sus ojos en él.

En el anterior boom, las películas nacionales comenzaron a ser visibles en el exterior, ya sea a través de festivales o en estrenos comerciales; ahora, superado ese primer piso, diversas señales dan la impresión que, por fin, se están creando las condiciones para hablar de industria. Sí, ese término tan manoseado y que ha sido nombrado con abismante facilidad en otros tiempos de vacas gordas.

Pensemos: que ahora las distribuidoras -incluyendo las siempre desconfiadas trasnacionales- estén pensando en trabajar con películas locales, es un hecho inédito. Que ahora profesionales del marketing estén asesorando las campañas comunicacionales (y todos sabemos que no lo hacen por un indisimulado amor al cine), también es ídem.

En este nuevo orden, el avance en las condiciones también hace que la exigencia sea mayor, por lo que la cantidad de excusas para explicar un despiste se reducen. Y sin duda que las señales son positivas. Un ejemplo: ahora, cada vez más cineastas se preocupan de dejar sus guiones en manos de supervisores, que muchas veces son extranjeros. Claro, ya no basta escribirlo con la polola para pretender que las cosas se están haciendo de maravilla.

Son buenas señales, sí. Hay optimismo en el ambiente, lo hay. Con la película más vista de la historia estrenada este año, nadie piensa en hacer por adelantado los resúmenes para festejar el hecho: en pocas semanas se estrenan otras dos cintas que se esperan con expectación: Sub-Terra y El nominado, las que podrían convertirse en nuevos éxitos de público y –quien sabe- amagar el trono de Sexo con amor.

Soñar no cuesta nada, pero esta vez parece que por fin no nos caeremos de la cama al despertar.

Publicado el 08-09-2003

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