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Crónicas Caninas 2013 (4) Lo invisible

Puede parecer ridículo recordarlo, pero el cine es mucho más que las luminarias y el glamour. Pero en un lugar como Cannes donde el fulgor de las estrellas obnubila el mundo, a veces parece olvidarse que algunas obras nacen desde el dolor. Curiosamente, Cannes lo sabe muy bien, y por eso desde hace años tiene adoptado a un cineasta como Rithy Panh que trabaja precisamente desde las zonas oscuras del ser humano.

Por Pamela Biénzobas desde Cannes

No son pocos los artistas que han construido su obra sin poder (y probablemente sin querer) distanciarlas de un tema que ha marcado sus vidas y gatillado la necesidad de crear. Haciendo un acercamiento algo simplista, si el cine de Patricio Guzmán no sería en absoluto el mismo sin la Unidad Popular y el golpe de Estado, es posible que el del camboyano Rithy Panh ni siquiera existiese de no ser por la experiencia del régimen de Kampuchea Democrática de los khmers rojos.

Habiendo perdido a su familia en los campos de trabajo forzado de los que sólo él salió siendo apenas un quinceañero, Panh ha vivido y creado bajo la luz de esos traumas y de la necesidad de recordar. A lo largo de su filmografía ha recorrido parte de la inagotable diversidad de aspectos suscitados por heridas de esas dimensiones: hechos históricos, la memoria de los lugares, el discurso de los culpables, la miseria de la sociedad actual.

L'image manquante

El festival de Cannes, que ha sido una de sus principales vitrinas desde que en 1994 Neak Sre (The Rice People) participara en la Competencia oficial, lo volvió a invitar este año (a Un certain regard) con L'image manquante (La imagen que falta), que enfrenta una problemática crucial en el trabajo de memoria de países –y comunidades y personas– que han vivido tales tragedias: la representación a través de la imagen, tanto de los procesos y de los acontecimientos como de las personas y los lugares que han desaparecido.

Como indica su título, el documental aborda específicamente la cuestión de la ausencia de tal representación. "La imagen que falta somos nosotros", dice hacia el final del film el texto leído en off. Un "nosotros" que designa principalmente a su familia, pero por extensión a su sociedad y, por supuesto, al niño que él mismo fue. Una vez más, confrontado a los límites del cine, el realizador camboyano mira hacia otras formas de transmisión. El dispositivo que encontró para llenar el vacío dejado por la falta de fotografías o filmaciones de su infancia inocente y de los años de horror fue crear pequeñas esculturas en barro para ir ilustrando, en maquetas, las historias que va narrando en su evocación factual pero también –sobre todo– poética.

A veces, algunas imágenes audiovisuales de archivo (de registro o de propaganda) se mezclan a las coloridas figuritas, principalmente para integrar los eventos que ensangrentaron a Camboya en esa época. Pues a través de su historia personal, Rithy Panh trata obviamente de la historia colectiva, que por lo demás incluye también ese cine que marcó su infancia y que luego desapareció (y que ahora se intenta preservar a través de la Cinemateca Bophana, cofundada por Panh).

L'image manquante es una delicada reflexión sobre lo visible y lo invisible, sobre el deber y la necesidad de recuerdo pero a veces también de olvido. L'image manquante es una obra de una extraordinaria intensidad cinematográfica y humana, que sin duda alguna marcará esta edición del festival de Cannes, una vez que los focos se hayan apagado y las alfombras rojas se hayan guardado.

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