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Mabuse Awards Tres de Diez:
Cine chileno 2000-2009

Aprovechando la convocatoria anual que hacemos para elegir las mejores películas de cada año, y en sintonía con las listas que se publicaron a nivel mundial sobre los mejores estrenos cinematográficos de la década, decidimos hacer lo mismo pero circunscribiéndonos exclusivamente a Chile, es decir, elegir la mejor película chilena de los últimos diez años. Sobre un universo de 184 películas del cine chileno del primer decenio del siglo XXI, cada crítico debió escoger sus tres favoritas y estos fueron los resultados.

Por Joel Poblete

El panorama que ofrecen las 25 películas mencionadas por los críticos convocados por Mabuse para elegir las mejores cintas chilenas de los últimos diez años es amplio y variado y refleja en buena medida el desarrollo que el cine nacional experimentó en la década pasada. De partida, entre los títulos más votados, salvo cineastas como Agüero, Ruiz, Lübbert y Wood, destaca nítidamente una nueva generación de realizadores menores de 40 años, los cuales filmaron precisamente sus primeros largometrajes en los últimos años. 

El debut de Manuela Martelli en B-Happy

Con una mención también aparecen más abajo otros nombres más experimentados –Sarmiento, Bustamante y Caiozzi-, pero es imposible no percatarse de la ausencia de directores como Miguel Littin o Gonzalo Justiniano, cuya B-Happy fue muy elogiada en el momento de su estreno, o de Sexo con amor, de Boris Quercia, la película chilena más vista de toda nuestra historia. Y considerando que consultamos a críticos de distintas generaciones, tampoco se podría argumentar que estos resultados se deben al rango etáreo de nuestros encuestados. Se trata de una realidad indiscutible: puede que el rótulo de Nuevo-nuevo cine chileno que se usó en cierto momento haya sido algo prematuro, pero claramente, sin dejar de lado a los principales referentes históricos, la década pasada trajo un importante y valioso recambio generacional, que a juzgar por la recepción que las producciones locales están teniendo más allá de nuestras fronteras, no es sólo un hecho fortuito y circunstancial.

El abanico representado por las cintas escogidas por los críticos en esta encuesta da cuenta de todos los aspectos que han ido configurándose en estos últimos diez años: los notorios avances a nivel técnico y artístico en relación al cine chileno del pasado, que ha permitido el reconocimiento de una serie de notables talentos en distintas áreas de la producción fílmica, como fotografía, dirección de arte, montaje y sonido; la alternancia entre la ficción y el documental, incluso con títulos que parecen diluir la barrera entre ambos, como Y las vacas vuelan y El pejesapo (ambos de muy diferentes maneras, por cierto); el reconocimiento a los géneros y las variadas posibilidades visuales y narrativas que ofrecen al entremezclarlos, como en Kiltro, Mirageman e incluso en trabajos como Taxi para tres, Play y La vida me mata.

En ese sentido, se puede decir que la última década trajo consigo una mayor variedad de temas, e incluso permitió una mirada más renovada al siempre polémico y difícil período de la dictadura, esta vez desde una óptica más fresca y de parte de una nueva generación, pero de todos modos con la mayor precisión y distancia que permitía el haber nacido con posterioridad al golpe de Estado o haber pasado la infancia en los primeros años de Pinochet en el poder: aunque son muy distintas entre sí, Machuca, Tony Manero, Estadio Nacional, Actores secundarios y La ciudad de los fotógrafos lo demuestran en buena medida, aunque este período también ofreció interesantes enfoques de realizadores más maduros como Carmen Castillo en Calle Santa Fe y Juan Carlos Bustamante en la notable y subvalorada El vecino, por mencionar dos títulos que fueron votados en esta encuesta.

Asimismo, todos los filmes mencionados por nuestros encuestados optan por propuestas cada vez más íntimas, personales y sutiles, profundizando en los retratos sicológicos, las relaciones humanas y la mirada a distintos ámbitos de nuestra sociedad, desde las clases altas a la marginalidad, y aprovechando además de salir cada vez más de los límites de la capital, para reflejar atmósferas y paisajes que nuestro cine había ignorado por demasiado tiempo: es así como el contexto rural y la vida en regiones es parte fundamental de títulos como Días de campo, El cielo, la tierra y la lluvia y La mamá de mi abuela le contó a mi abuela, como también en otros más recientes –que no fueron mencionadas en la encuesta-, como Turistas e Ilusiones ópticas. La renovación pasa también por el uso de nuevos lenguajes y propuestas visuales y narrativas, que han logrado conectarse con algunas de las corrientes en boga en el cine internacional, ubicando de a poco a nuestro cine en el contexto de las tendencias del cine asiático, europeo y latinoamericano de la última década, que también ha experimentado notorias modificaciones y derroteros. Esto permite explicar el aparentemente repentino éxito internacional y la cada vez más habitual presencia de las películas chilenas en festivales de prestigio mundial. Definitivamente, es la cosecha de una década decisiva para el cine local.


LAS TRES MÁS VOTADAS


PRIMER LUGAR:
Aquí se construye (o ya no existe el lugar donde nací) de Ignacio Agüero (2000)
Puntaje: 10 votos

Por si a estas alturas quedaba alguna duda, Ignacio Agüero es uno de los realizadores fundamentales de la historia del cine chileno, y su doble presencia en esta lista, con su trabajo más elogiado, Aquí se construye, y con La mamá de mi abuela le contó a mi abuela, es la mejor prueba de dos cosas: por un lado, con estos dos títulos y con su polémico El diario de Agustín –que como era de esperar no dejó indiferentes a las cabezas del periódico El Mercurio-, el cineasta dio nuevas pruebas de la lucidez y coherencia de su sólida trayectoria, que ya había marcado un hito con un título tan emblemático como Cien niños esperando un tren; y por otro, que la película más votada de la década sea un documental demuestra el lugar de privilegio que el género alcanzó en los últimos diez años. Mientras salvo contados títulos que lograron destacar a nivel nacional e internacional, la ficción aún parecía buscar sus propios caminos –que paulatinamente fueron permitiendo el surgimiento de nuevas miradas y propuestas, hasta llegar al prometedor estado actual-, en el mismo período el documental dejó de ser "el pariente pobre" con el que más de un cinéfilo asociaba el formato, para consolidarse como el mejor espejo de nuestra realidad y el campo para los aciertos artísticos más contundentes y memorables, con algunos de los mejores títulos del género desde que Patricio Guzmán filmara La batalla de Chile. Y a la cabeza siempre se ha mantenido Agüero, conformando una mirada a la sociedad chilena desde distintos ángulos, ya sea registrando la cotidianeidad de un pueblo que se ve alterada por un proyecto teatral que rescata su tradición oral, o por la denuncia del historial de malas prácticas "periodísticas" del matutino más poderoso del país. Con cada trabajo este realizador entrega nuevas luces y sombras sobre nosotros mismos, ahondando en las distintas vertientes narrativas que puede ofrecer el documental, pero es innegable que es con Aquí se construye donde profundiza aún más: registrando el proceso de demolición de una antigua casa de Santiago y la construcción del edificio que la reemplaza, Agüero no sólo constata una realidad inclemente, dolorosa e indesmentible, sino además, quizás sin saberlo, alcanza contornos proféticos, si consideramos el irreversible y avasallador boom inmobiliario que ha contagiado a la capital chilena, que diariamente ve cómo señoriales edificios del pasado deben ceder su lugar a torres de departamentos intimidantes y de dudoso aporte estético, sin que los cuestionamientos de los expertos en patrimonio y urbanismo importen demasiado, ni se cuestione destruir el espacio de la infancia con toda su carga de pertenencia y arraigo. ¿Qué mejor demostración del poder del documental para ser testigo de su tiempo? Con una mirada casi antropológica (la relación del hombre con su entorno), nostálgica y no exenta de humor, Aquí se construye, el mejor documental que abrió el nuevo siglo, termina coronándose como la mejor expresión cinematográfica de su primera década.


SEGUNDO LUGAR (ex-aequo)
Días de campo de Raúl Ruiz (2004)
Puntaje: 7 votos

Prometía ser todo un acontecimiento cinematográfico, y no defraudó: el primer largometraje de ficción que Raúl Ruiz filmaba en Chile desde los días de Palomita blanca (1973) logró una elogiosa recepción de los críticos y consolidó los lazos profesionales con su país natal, los mismos que el cineasta chileno más prestigioso a nivel internacional había revitalizado tres años antes con el proyecto Cofralandes. Trasladando al campo chileno su inconfundible e inclasificable universo, Días de campo es Ruiz en estado puro, transitando entre los sueños y la realidad, entre los vivos y los muertos, entre el humor y la aguda mirada a la sociedad; ya en su momento la película fue elegida como la mejor producción nacional del año por los críticos convocados por Mabuse, y su destacada presencia en esta lista no hace sino confirmar que la década pasada marcó el reencuentro definitivo entre Ruiz y los cinéfilos chilenos: ya sea por motivos familiares, por nuevos rodajes en nuestro país y sus producciones televisivas (La recta provincia y Litoral), por homenajes y actividades académicas e incluso por su labor como director teatral (en Infamante Electra), la presencia del puertomontino se hizo sentir más fuerte que en las tres décadas anteriores. Curiosamente, la película contó con la notable actuación del mismísimo Ignacio Agüero, talento que prolongaría luego protagonizando La recta provincia.


SEGUNDO LUGAR (ex-aequo)
Machuca de Andrés Wood (2004)
Puntaje: 7 votos

Llaman la atención los vaivenes que experimentó la relación del cine de Andrés Wood con el público y la crítica locales en la década pasada, tras el enorme éxito obtenido en 1997 con Historias de fútbol. A pesar de su paso por prestigiosos festivales internacionales como Venecia, Sundance y Rotterdam, en Chile La fiebre del loco (2001) pareció desconcertar a los espectadores y gran parte de los críticos, quizás por su mirada desencantada y por momentos pesimista a los esfuerzos y emprendimientos individuales de un grupo de personajes en el sur del país; con la perspectiva del tiempo más de algún crítico ha llegado a considerarla una de las cintas más injustamente subvaloradas de nuestra cinematografía, mientras la perplejidad de público y crítica volvió a repetirse en muchos aspectos el año pasado con el más reciente trabajo del cineasta, La buena vida. Entre ambos títulos, Wood cautivó a medio mundo con la que se ha convertido en una de las producciones locales más taquilleras y mejor recibidas de la historia del cine chileno, y al mismo tiempo una de las pocas que han generado el consenso entre los expertos y la audiencia: Machuca. Estrenada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, nominada al Goya y premiada en distintos certámenes dentro y fuera de Chile, la detallista y entrañable historia de una amistad entre dos niños de distintos orígenes socioeconómicos como fruto de un proyecto de integración social escolar en el convulsionado Chile de 1973, emocionó a los espectadores de las más diversas latitudes y en nuestro país logró además generar numerosos análisis y debates extra cinematográficos en los más diversos sectores, en torno a una época que el cine local había intentado evocar en distintas ocasiones en el pasado, obteniendo a menudo rechazo o indiferencia del público. Mezclando la mirada histórica y el retrato social y político con un argumento humano y universal que apelaba al drama, el humor y la nostalgia, sin duda Machuca no sólo es una de las películas que ayudó a reinstalar el nombre del cine chileno en el panorama internacional más allá de los esporádicos premios en festivales, sino además consiguió lo que pocos títulos han alcanzado en nuestro país: ser aplaudida por sus aciertos artísticos y técnicos, conmoviendo y remeciendo al tiempo que se convertía en un fenómeno social y un éxito comercial. 

VOTACIÓN GENERAL

Recibieron 1 voto (ordenados alfabéticamente): Actores secundarios, Calle Santa Fe, Coronación, El vecino, En la cama, Estadio Nacional, La ciudad de los Fotógrafos, La vida me mata, Ángeles negros, Mirageman, Play y Secretos.

VOTACIONES INDIVIDUALES

(1) Aquí se construye (o ya no existe el lugar donde nací)
(2) La mamá de mi abuela le contó a mi abuela

> Javier Maldonado dijo: 12 de Noviembre de 2011 a las 00:25
Tampoco aparece Patricio Guzmán.

Muy mala la selección.
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