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Film Estreno

Drama

El recurso del método Drama

Por Jorge Morales

No hay nada más peligroso para un debutante que reflexionar en su opera prima sobre su propio oficio: le pesa la inexperiencia. Cualquiera que haya desarrollado alguna actividad por un período de tiempo más o menos prolongado sabe que poco o nada tiene que ver lo que uno piensa ingenuamente al dar sus primeros pasos con la mirada desmitificadora y más equilibrada que va adquiriendo con los años. Y la precocidad, por tanto, puede ser un manifiesto signo de arrogancia

Partiendo por el título –granítico, grandilocuente e inabarcable-, y sosteniéndose sobre los hombros de un gigante –Antonin Artaud-, Drama, la historia de tres estudiantes de teatro viviendo al límite bajo los preceptos del Teatro de la crueldad del dramaturgo francés, es inobjetablemente ambiciosa. Quiere dar cátedra sobre cómo los actores enfrentan sus miedos y fantasmas para conectarse con sus emociones y desarrollarse como artistas. La exploración, en todo caso, no parece tener –a ojos de su director, el actor Matías Lira- otro propósito que la vanidad. Porque aunque se diga que esa indagación permite tener mejores herramientas para representar un papel, "atreverse" es la señal para medirse entre sus pares (quién más se atreve, es mejor). El "yo soy mejor actor que tú" se dice y resuena muchas veces en la película. Esto que podría tener algún interés como idea –que los actores son más envidiosos, egocéntricos y competitivos (vaya sorpresa) que inquietos buceadores del inconciente- flota sin dirección porque Lira es incapaz de hacer la diferencia. Nunca toma distancia ni ironiza sobre su oficio, sólo encuentra que el teatro abarca un "peligro" latente para sus cultores, y en ese sentido, la cinta tiene hasta "moraleja". El discurso sobre ser actor, declamado por un erudito profesor (con la dicción engolada de Jaime McManus), suena más ridículo y chapucero que peligroso. Pero Drama habla con tanta solemnidad y sin sentido del humor del mundo de los actores, que habría preocuparse seriamente sobre la salud mental de los sufridos estudiantes de teatro si tanta majadería resultara ser cierta.

Promocionado como un filme trasgresor, la única frontera que intentan atravesar sus personajes es sexual. Vivir una experiencia homosexual o prostituirse son las barreras a vencer, y se homologan peligrosamente en la cinta (ser gay, prostituta o traficante parecieran ser frutos de un mismo árbol). Sin embargo, no se aprecia que este aprendizaje "cruel" tenga algún impacto sobre su capacidad histriónica. Son igual de buenos o malos actores que antes, pero para efectos del relato, su progresión está marcada por el juicio laudatorio del profesor. Lo incomprensible es que los excesos no están relacionados con un rol en particular. Son estímulos generales para gatillar una experiencia catártica que por sí misma los convertirá en forma automática en grandes actores de carácter. Curiosamente, Lira carga con culpa cada acto liberador y subversivo, haciendo una película conservadora y moralista que es justamente lo que evitaba ser. Es una situación similar a la imagen del beso ensangrentado o los tres protagonistas acostados juntos que aparece en su afiche promocional, ahora ocultos con una huincha con la fecha de estreno, en una acción de autocensura del propio realizador. Como si el arrojo termina apenas aparece la condena pública, lo que es una contradicción absoluta.

El elemento más insólito y forzado de Drama es la conexión con los detenidos desaparecidos. La mamá de uno de los protagonistas (Mateo, Eusebio Arenas) habría sido detenida mientras actuaba en Romeo y Julieta, y la ignorancia sobre estos hechos lo tendría traumatizado. La asociación es tan gratuita, imprecisa y larvada con superficialidad, que pareciera que su único propósito es anexarse a un dolor concreto y real, a un drama de verdad. Tal trivialidad queda aumentada, graficada y ridiculizada en la escena donde Mateo, actuando en una obra para sus compañeros y su padre, abre su corazón, recuerda con dolor a su madre desaparecida y termina gritando "¡quiero teta!" en uno de varios momentos desconcertantemente patéticos que nos reserva la película (como las danzantes religiosos introducidos en un par de ocasiones a propósito de nada, y Alejandro Trejo, el gángster por excelencia del cine chileno, ladrando y mordiendo a un pobre cristiano).

Si algo a favor se puede decir de Drama, o mejor dicho, si algo motiva que se discuta y escriba sobre ella, es que se trata de una película realizada con esmero, con una dirección de arte llena de detalles –no siempre creíbles- y la apreciable fotografía de Miguel Joan Littin. Sin embargo, la dedicación no valida el esfuerzo. Por el contrario, hace más duro y trágico el porrazo.

Drama
Chile, 2010
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Matías Lira
Matías Lira y Magdalena Maino
Matías Lira y Sebastián Arrau
Miguel Joan Littin
Soledad Salfate
Cristián Heyne
Eusebio Arenas, Diego Ruiz, Isidora Urrejola, Jaime McManus, Eduardo Paxeco
75 minutos.
> JAB dijo: 02 de Diciembre de 2010 a las 01:04
Bo! Qué nivel!! Alucinante crítica!! Un saludo desde Uruguay.
> francisco villagran dijo: 16 de Octubre de 2010 a las 00:36
Me gustó.

> Yeniffer dijo: 14 de Octubre de 2010 a las 15:25
Interpretaste absolutamente lo que sentí al momento de ver esta película y creo que diste en el clavo al usar el concepto de desconcertante.
Se agradece el análisis.
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