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Film Estreno

Subprimes para legos La gran apuesta

Por Pamela Biénzobas

¿Cómo pudo pasar sin que nadie se diera cuenta? Esa reacción generalizada de asombro ante el alcance y la profundidad de la crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos es el motor de La gran apuesta (The Big Short), una interesante pero coja semi-comedia de vulgarización sobre cómo explotó la burbuja inmobiliaria del país, provocando un descalabro internacional.

Hasta ahora habituado a las comedias ligeras con su socio Will Ferrell, Adam McKay (Anchorman, Policías de repuesto, Hermanastros…) adaptó el libro The Big Short, en que Michael Lewis explica cómo se llegó al punto sin retorno –en fin, para las víctimas; y al plan de rescate para los bancos– desde la perspectiva de los pocos que previeron el colapso… y lo aprovecharon para hacerse ricos.

Esa ambivalencia asumida, aún más que la tecnicidad del tema, es lo que otorga algo de complejidad a una película que juega entre la connivencia cínica y la denuncia escandalizada. Es la ambivalencia de los propios "héroes" del film ("basado en hechos reales"), que también se escandalizan, y en algunos casos hasta llegan a formular cuestionamientos éticos –útiles para ganarse la simpatía del espectador–, pero que igual van a sacar el máximo beneficio especulando fortunas en la inminente caída de las obligaciones basadas en hipotecas insolventes. Al fin y al cabo, generar ganancias es la función que ocupan en el sistema, y lo que los choca, más que la inmoralidad de la situación, es descubrir las fallas garrafales de ese sistema en el que tanto creían.

La gran apuesta en ningún caso aspira a la sutileza de Margin Call (2011), el sólido debut de J.C. Chandor, ni al detalle del enorme (y por lo mismo abrumador) documental Inside Job (2010) de Charles Ferguson, a la hora de describir el hundimiento. Especialmente en sus primeros momentos, con su montaje frenético para resumir las décadas de los ochenta y noventa, o recursos como la narración en primera persona o el congelamiento de la imagen, parece aspirar más a un estilo El lobo de Wall Street, de Scorsese, estrenado justo un año antes.

El proyecto parece claro desde el comienzo: dirigirse al consumidor promedio, ése que va a ver blockbusters, se traga los discursos mediáticos sin mayor reflexión… y toma préstamos irresponsables porque el bendito sistema le hace creer que es normal comprar casas a créditos imposibles de pagar. "Despierta, que al final eres tú el que se queda en la calle", le grita con insistencia y dispositivos pesados, como los insertos con estrellas tipo Selena Gomez explicando conceptos técnicos para demostrar que no son incomprensibles. ¿Condescendencia? Sí, innegablemente. Pero el propósito didáctico parece sincero, y, en su ambición de masividad, La gran apuesta de seguro está llegando con su denuncia a un público mucho más amplio que Inside Job o programas de análisis como "Last Week Tonight".

En ese sentido, un afiche con Ryan Gosling, Christian Bale, Steve Carell y Brad Pitt (igualmente productor, como lo fue también de Moneyball, de Bennett Miller, también basado en un libro de Michael Lewis) es un eficaz gancho de marketing. Y sobre todo un acierto de casting, con excelentes actuaciones para personajes bastante caricaturales. Especialmente los de Bale, el genio asocial que primero se dio cuenta de lo que pasaba, y el energúmeno obsesivo interpretado por Carell. Otro acierto, en la idea de darle un tono más ligero a un tema denso, es justificar la comicidad situando toda la película bajo el signo del absurdo. La conciencia de que todo acabará horriblemente mal no hace más que acentuar ese sentimiento de absurdo, tanto de los personajes como del espectador.

Paradójicamente, si el guión logra simplificar las explicaciones del mecanismo financiero, se complica en su construcción narrativa y el tratamiento de los distintos personajes. Hesitando en el nivel de profundidad de los retratos, el hilo se enmaraña en escenas prescindibles que buscan darles mayor densidad a protagonistas a los que, dada la historia y el tono, les bastaría un desarrollo mínimo y funcional. Mal articulado por un montaje torpe y poco fluido, con quiebres como la interpelación al espectador (en la narración en off y también los comentarios mirando a cámara) o los ya mencionados insertos de estrellas, el resultado global es pesado, repetitivo y estirado.

La gran apuesta se sostiene por su discurso subyacente de exposición de un mecanismo tan perverso como absurdo, por el interés fundamental de la historia contada, y por un elenco loable que valoriza los diálogos, que son el punto más fuerte de la escritura. Si con eso logra espabilar a unos cuantos ciudadanos crédulos, sobre todo con las sombrías perspectivas del epílogo, vale la pena.

The Big Short
EEUU, 2015
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Adam McKay
D.Gardner,J.Kleiner,A.Milchan,B.Pitt y más
Charles Randolph y Adam McKay
Barry Ackroyd
Hank Corwin
Nicholas Britell
Christian Bale,Steve Carell,Ryan Gosling, Brad Pitt,John Magaro,Finn Wittrock
130 minutos

 

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