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Nicolas Philibert, documentalista francés La simpleza de filmar

Nicolas Philibert

Conocido como el cineasta de lo invisible, Nicolas Philibert formó parte de las pasadas actividades de la Semana Francesa con un ciclo en el Centro de Extensión UC en torno a sus películas documentales. En el mismo Centro de Extensión el documentalista se dio un tiempo para tomar un café esquivando y respondiendo un par de preguntas.

Por Javier Rojahelis

-A propósito de Etre et avoir, tu documental más conocido, ¿qué piensas de él cada vez que lo vuelves a ver?

-Bueno, yo rodé la cinta, hice el montaje solo durante 6 meses... entonces, conozco la película de memoria. Y las primeras veces que la vi proyectada no me enseñó nada. Al contrario, el hecho de que los espectadores se me acercaran después de las proyecciones a entregarme sus ideas es lo que me pareció más instructivo. Por ejemplo, una mujer se me acercó una vez y me dijo que el tema de mi filme era la separación. El profesor que jubila, los niños que dejan la escuela para ir al liceo, el pequeño que llega a la escuela y llora porque extraña a su mamá... el tema está muy presente. Sin embargo, haciendo la película no me di cuenta de eso. Yo pensaba que hacía una cinta sobre aprender a crecer, a dejar las cosas atrás..., pero bueno, algunas veces el espectador nos ilumina y eso es muy bello.

-¿Por qué has elegido únicamente trabajar en el género documental y no en otros?

-El campo del registro documental es muy amplio. Incluye películas de archivo, diarios íntimos, enfoques didácticos que instruyen sobre una determinada realidad o también enfoques poéticos. El campo del documental es tan amplio en términos de escritura, de invención, como la ficción. Yo, por ejemplo, trato de hacer documentales bastante narrativos, que cuentan historias, en las que surgen personajes... pero no les agrego un discurso o un comentario. Yo no hago documentales para hacer un discurso sobre algo. Trato de hacer películas con las personas más que sobre ellas. Ahora bien, los documentales que hago se constituyen en cierta forma como ficción. No hay ficción, no filmo actores, no hay escenario. Filmo personas que profesores, niños, una clínica psiquiátrica, los que los cuidan... y que, sin embargo, se terminarán transformando en personajes.

-¿A partir de qué momento una persona se transforma en personaje?

-Es una pregunta complicada, pero creo que se podría decir que una persona se transforma en personaje cuando a través del registro del filme sigue un cierto camino y nos hace progresar o avanzar con él, comprender mejor quién es él, comprender su complejidad.

-¿Reconoces alguna influencia en tu modo de filmar?

-Yo admiro a muchos cineastas. Pero no hay un único autor que sea para mí un modelo por excelencia. Trato de ser yo mismo, reconociendo que pueden haber influencias secretas o inconscientes. Admiro a cineastas del pasado, del presente, de ficción y documentalistas. Puedo hablar que como espectador me gusta el cine que me hace viajar, puede ser a dos calles de mi casa o a otra cultura, que me haga descubrir alguna cosa del mundo. Me gustan mucho las películas en las que no entiendo el idioma (coreanas o danesas), porque son sonidos, sonoridades y movimientos de cuerpo a los que uno no está acostumbrado. Me gusta eso.

-Tú estudiaste filosofía, ¿qué marcó el paso de esos estudios al cine?

-Hice 3 años de filosofía, pero no me considero para nada filósofo. Me producía placer leer el pensamiento de los filósofos, pero no soy un lector activo de filosofía. Es una desgracia, pero no tengo el tiempo necesario para ello. Cuando se estudia filosofía se está mucho en el campo de los conceptos, de las ideas, de la teoría. En cambio, cuando se comienza a querer hacer cine uno se da cuenta que el cine no es teoría. Se puede hacer teoría, hay pensadores y teóricos del cine, gente que analiza las películas, pero cuando se quiere realizar una película es necesario algo muy distinto. No se hacen películas con grandes ideas teóricas. De hecho es mejor no hacerlas así. Para mí el cine es algo más táctil, es una relación hacia otros. No se hacen películas para ilustrar grandes teorías. Si se está en eso, en el discurso sociológico, filosófico o teórico, uno se encamina hacia un cine quizás demasiado frío.
Ahora bien, si una película hace pensar al espectador, entonces está bien. Si produce que existan preguntas y reflexión me parece formidable. Pero, en todo caso, no se trata de decirle al espectador lo que debe pensar.

-¿Con qué proyectos te ves de aquí en adelante?, ¿filmando nuevos documentales o tratando de encontrar algo que aún te falta?

-Me gustaría seguir haciendo películas, avanzar, tratar de sorprenderme yo mismo, de renovarme. Pero creo que al mismo tiempo siempre está la repetición de uno mismo. Es difícil, uno tiende a no repetirse, pero uno se repite siempre un poco. Es complicado, uno querría sorprenderse, estar más allá. ¿Llegamos alguna vez a eso?. No sé.

Publicada el 17/10/2003

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