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Alejandro González Iñárritu, director mexicano "Si hiciera Harry Potter, lo mataría"

Alejandro González Iñárritu

El director de la recordada Amores Perros, acaba de estrenar su debut en Hollywood: 21 Gramos, una historia sobre la muerte, el sufrimiento y la vuelta a la vida, y que cuenta con notables actuaciones de Sean Penn, Naomi Watts y Benicio del Toro. Iñárritu se paseó por Nueva York para promocionar el filme la noche del cierre del Cuadragésimo Primer Festival de Cine de la ciudad, ocasión en que nuestro corresponsal en la Gran Manzana aprovechó para entrevistarlo.

Por Alejandro Fernández Almendras (desde Nueva York)

Contrario a lo que podría pensarse por la amargura y desesperanza que parece cristalizarse en sus películas, González Iñárritu es un tipo afable, sonriente. Como la entrevista es en conjunto con corresponsales de otros tres medios locales nos toca hablar en inglés. "Me pasé seis meses hablando en inglés todo el día, y todavía hablo igual o peor que antes", se lamenta Iñárritu antes de comenzar a hablar de su nueva cinta.

21 Gramos, título que hace alusión a la pérdida del peso del cuerpo al momento de la muerte, es una película lúgubre, claustrofóbica, angustiante. Iluminada con precisión -y con más de alguna libertad estética (colores alterados, un contraste extremo y un grano tan enorme que a veces parece grabada en video)- el director de fotografía Rodrigo Prieto, el mismo de Amores Perros, da a la película el tono y la textura de una sala de hospital: paredes azulinas y luz fluorescente.

Son poco más de dos horas en que los tres personajes protagónicos son acechados por la muerte, la culpa, el miedo, el sinsentido, la angustia y a fin de cuentas, la ausencia de Dios.

Sean Penn es Paul Rivers un profesor universitario que agoniza en espera de un trasplante de corazón. Su esposa Marty (Charlotte Gainsbourg) sólo desea quedar embarazada de él, pese a los problemas que tiene de un aborto anterior y de las dificultades por las que atraviesa la pareja. Naomi Watts es Christina Peck, una joven mujer felizmente casada y madre de dos pequeñas hijas, que pasa sus días como dueña de casa, nadando, y asistiendo a reuniones del grupo que la ayudó a dejar su adicción de las drogas. Y Benicio del Toro es Jack Jordan, un explosivo convicto reconvertido en fanático religioso, que es despedido de su trabajo en un club de campo a causa de un vistoso tatuaje en su cuello. Jack tiene dos hijos y una esposa, quienes le aman y le temen por igual.

Hasta el momento 21 gramos ha obtenido 10 premios internacionales.

21 Gramos es una película donde no hay momentos de distensión, todo es deprimente, angustiante. ¿Siempre fue así o en algún momento se pensó en darle algunos toques de humor, o de más optimismo?

Originalmente había algo de humor en el guión, muy poco, eso sí. Pero al estar editando la película me di cuenta que cualquier intento de meterle humor estaba fuera de lugar. Porque el tema no daba para hacer humor, se veía estúpido. Cuando tú te metes en estos temas, no hay espacio para eso. Y cualquier nota falsa era muy peligrosa. Creo que hay momentos en la vida en que el humor sencillamente no tiene cabida. Incluso cuando algo es muy divertido hay mucha gente que ya no tiene la sensibilidad para eso, es casi imposible sonreír o encontrarle la gracia a algo. Y eso me gusta, porque es una decisión estética extrema que es consecuente con la película, que trata sobre personas viviendo situaciones extremas.
Al final se trata de un film que toma placer en los excesos, y eso me gusta, aunque no haya sido algo deliberado, sino que algo que tuvo que ver en la forma en que se fue desarrollando la filmación.

Tu cortometraje para la película 11'09"01 (una serie de cortos realizados por 11 directores de todo el mundo con el telón de fondo del ataque a las torres gemelas), ¿influyó de alguna forma en tu trabajo en 21 Gramos?

Eso fue un video arte o un experimento, más que un cortometraje. Aunque me encantó el corto de Ken Loach (que hace un paralelo entre el 11 de septiembre del 2001 y el de 1973 en Chile), nunca quise hablar de algo con una perspectiva política. Menos en el tiempo en que lo hicimos, que fue apenas seis meses después del atentado. Ahora, claro, haría una historia totalmente distinta, hablaría de las consecuencias de eso, pero en ese momento no tenía esa perspectiva, y por eso me concentré en los seres humanos, en las vidas que se perdieron, en el dolor. Se puede conversar muchas horas sobre los factores políticos en juego, las causas y las consecuencias, pero lo que pasó ese día fue la muerte de 3.000 personas y yo quería concentrarme en eso. En general, no creo que me haya ayudado en 21 Gramos, pero sí me sirvió para enfocarme mucho más en los seres humanos, en el sufrimiento y en los sentimientos, más que en el intelecto.

Pero al igual que en esa pieza (que termina con una largo fundido desde negro hasta blanco en el que se lee la pregunta "La luz de Dios, ¿ nos alumbra o nos ciega?"), en 21 Gramos el componente religioso es muy fuerte.

Sí, en eso creo que puede haber similitud con 21 Gramos, en el sentido de que hay gente que malinterpreta la existencia de Dios y del por qué creemos en Él. Pienso que la gente usa a Dios para justificar sus acciones, como coartada para sus malas acciones. Como se dice ahí, la luz de Dios muchas veces en vez de guiarnos nos ciega, y eso es muy aterrador, más aún porque creo que es lo que está pasando hoy en el mundo, en Oriente y Occidente, que se encierran en sus posiciones. Dios es utilizado como excusa para la guerra: "Dios está de nuestro lado" o "Guerra Santa", se dice, y eso es algo totalmente contradictorio y falso.

Benicio del Toro obtuvo el premio del público al mejor actor en Venecia

Es por eso que hay escenas en la película, como cuando Jack le pega a sus hijos diciéndoles que nadie le pega a nadie en su casa. Y creo que eso pasa con algunos gobiernos hoy en día, que dicen que no hay guerra, y tiran bombas, que no hay violencia y fabrican armas y atacan otros países, todo supuestamente en nombre de la paz. Y así como es perturbador lo que hace Benicio, lo que muchos políticos están haciendo es igualmente inquietante. El personaje de Benicio, Jack, también representa la forma en que mucha gente, desafortunadamente, entiende a Dios, pues él mira a Dios de una forma muy básica, muy primitiva e infantil. Piensan que si hacen algo bueno Dios les va a dar cosas buenas, y que si hacen cosas malas, Dios los va a castigar. Como si Dios fuera un ser horrible.

Todo eso crea personas e instituciones que son "espiritualmente emocionales", que es como yo les llamo, porque no se trata de una espiritualidad equilibrada y serena, sino basada en reacciones emocionales. Y eso es en parte lo que la película desea explorar en términos espirituales o religiosos.

¿Has pensado alguna vez en dirigir algo menos dramático tal vez, como tu amigo Alfonso Cuarón (director de "Y tu mamá también") que aceptó filmar la quinta parte de Harry Potter?

No creo que yo sea el más apropiado para algo así, y si lo hiciera probablemente terminaría matando a Harry Potter. Sería un drama (risas). No lo sé, no creo, pero nunca se sabe, depende de si la historia es buena, y estoy seguro de que es una historia bella para mi buen amigo Alfonso. Estoy seguro de que está feliz con la idea. Él hace cosas visualmente impresionantes y seguro que pondrá lo suyo a la historia. La verdad es que si yo hiciera algo así sería un milagro.

Pero en general me encantaría hacer una comedia, o una película para niños. Mis sobrinos no han visto nunca una película mía y eso es frustrante. Pero por otro lado no sé si tengo el talento para hacer una comedia, una buena comedia. Creo que las comedias son para los genios. Una buena comedia es muy difícil. Quizás cuando madure, por ahí por los 60 años, tal vez pueda hacer una.

Los accidentes y el debut en EE.UU.

Si Amores Perros seguía de forma más o menos lineal las tres historias que entrelazaba, 21 Gramos va mucho más lejos aún, al punto de que por cerca de media hora es difícil saber de qué se trata, cuáles son las historias de cada personaje. Está llena de saltos temporales, todo lo que ayuda a crear una sensación de incertidumbre y suspenso que se mantiene durante todo el metraje. Pero aunque su compleja estructura podría hacer pensar en Memento (Christopher Nolan, 2000) o El año pasado en Marienbad (Alain Resnais, 1961), los saltos temporales y la particular relación entre las escenas de 21 Gramos tiene más que ver con las emociones y sentimientos de los personajes que con un ejercicio de estilo. Como si uno de ellos, o todos los personajes, estuviesen contando su historia al mismo tiempo, con los saltos temporales y el orden que impone la memoria.

Sean Penn (Copa Volpi al mejor actor en Venecia) y Naomi Watts (Premio del público a mejor actriz en Venecia)

El guión de 21 Gramos es del escritor mexicano Guillermo Arriaga, autor de Amores Perros, y también como en ese largometraje lo que vincula a los tres personajes y sus historias es un accidente de automóvil. Pero al contrario de lo que ocurría en Amores Perros, esta vez el accidente no se ve, y apenas se escucha. Pese a ello, toda la historia, y en particular los primeros 30 minutos, giran en torno a este hecho, que permanece oculto, como la pieza faltante de un rompecabezas.

¿Estabas nervioso por hacer otro filme que girara en torno a un accidente?

No estaba muy consciente de ello. Es decir, el accidente es sólo una metáfora para utilizar algo y unir a estas historias. Además la forma de tratarlo es muy distinta. En Amores Perros era un grito y ahora es apenas un suspiro. Lo que era más importante y más interesante de explorar al final son las emociones que estas personas están sintiendo, cómo sobreviven. Por eso nunca estuve nervioso o preocupado al respecto. Además, se trata de un guión con el que he estado 3 años, no se trata de algo que encontré de pronto y dije "es estupendo, hagámoslo". Lo pensamos todo, lo trabajamos mucho con Guillermo.

¿Cómo fue el trabajo con Guillermo Arriaga? ¿Fue tan intenso como en Amores Perros?

Fue distinto. De partida yo estaba en Los Angeles el último año de desarrollo del guión. Se puede decir que no nos vimos tanto como en Amores Perros. Pero aunque el número de reuniones fue menos, la intensidad fue mucho mayor.

Iñárritu explica que la película fue escrita originalmente en español, y que en un principio se pensó, aunque nunca quedó explícito en el guión, que se trataba de Ciudad de México. Finalmente la película transcurre en Memphis, en pleno corazón de EE.UU.

¿Cómo fue la experiencia de hacer una película en una cultura distinta?

Hay algunos desafíos, por supuesto, pero es algo que de verdad me gusta. Trabajar en otro idioma, en otro país, es un golpe adrenalínico. Te ayuda a permanecer centrado en lo que tienes que hacer. Al mismo tiempo era algo posible porque la historia es muy básica, primitiva, y tiene que ver con cosas comunes a todo ser humano, y eso la hace una historia universal. Esta historia podría ser filmada en París, en Tokio, en África. Lo que sí sabíamos era que era una historia urbana, que necesitábamos una ciudad.

La bella actriz Naomi Watts

Por otra parte yo siempre he sido muy cercano a la cultura americana. México está tan cerca de los EEUU, que siempre he estado expuesto a la cultura estadounidense, a la literatura, a las películas, pintura. Sé mucho sobre la cultura americana, tal vez más que muchos americanos, y por eso tengo una idea clara de cuáles son las diferencias emocionales de los personajes. Es curioso, porque además tenía a esta actriz australiana (Naomi Watts), otra de Inglaterra y de otras partes del mundo... era una ensalada de nacionalidades. En términos creativos tuve mucha suerte, porque pude trabajar con la misma libertad que en México. Sentí la misma independencia que al hacer Amores Perros. Los actores estaban comprometidos con el proyecto, el estudio que lo financiaba, Focus Features, no me cambió ni una coma del guión. Pero el idioma era un problema. Pasaba 16 horas hablando inglés y al final del día tenía un tremendo dolor de cabeza (risas). También muchas veces hay una serie de reglas, de sindicatos, que complican un poco las cosas, y a las que te tienes que acostumbrar. Pero los actores son del mismo calibre de la gente con la que trabajé en Amores Perros. He tenido la suerte de trabajar con los mejores actores del mundo.

Acabas de cumplir 40 años, ¿cómo notas que has madurado desde tu primera película?

La verdad es que soy el mismo idiota que era hace 20 años. Con suerte hubiese sido más maduro y sabio, pero creo que no ha sido así. Pero estoy en un muy buen momento de mi vida. Estoy en una posición en que puedo hacer las cosas que quiero hacer, de la forma que quiero y con la gente que quiero, y me siento muy feliz al respecto. Pero en términos de madurez no, espero que no.

Publicada el 23/01/2004

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