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Shari Springer Berman y Robert Pulcini, directores de American Splendor Espléndida miseria

Shari Springer Berman y Robert Pulcini

Dennis West es académico de la Universidad de Idaho, crítico especializado en cine latinoamericano, miembro de Fipresci, y jurado frecuente en múltiples festivales internacionales desde Mar del Plata a Karlovy Vary (República Checa). Generosamente, Dennis nos ha permitido publicar esta entrevista que realizó junto a su esposa Joan y la colaboración de Anne Gilbert para la revista norteamericana Cineaste. Agradecemos a todos los autores, y especialmente a Gary Crowdus, editor en jefe de Cineaste, por facilitarnos este texto de ese prestigioso magazine cinematográfico

Por Dennis West, Joan M. West y Anne Gilbert

Traducción: Pamela Biénzobas - Jorge Morales

En esta primera incursión en el cine de ficción, los documentalistas Shari Springer Berman y Robert Pulcini no se han alejado totalmente de sus raíces. Tomando como tema a Harvey Pekar, autor y protagonista del cómic underground American Splendor, los cineastas hábilmente entretejen un relato ficcionalizado de la vida de Pekar con entrevistas a los protagonistas reales. Como un homenaje al medio elegido por Pekar para contar su vida‚ American Splendor, la película, utiliza elementos estilísticos propios del cómic como secuencias animadas y encuadres de historietas, creando un complejo híbrido que celebra los invisibles límites entre las historietas y el cine, entre el documental y la ficción. El año 2003, Esplendor americano (en castellano) ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cine de Sundance y fue seleccionada para la prestigiosa sección Una cierta mirada del Festival de Cannes, donde obtuvo el premio de la Crítica Internacional.

Afiche de la película

El 'héroe' de la película, así como de los cómics, es el mismo Pekar, perteneciente a una raza bastante improbable de héroes, si es que alguna vez ha existido tal cosa. Archivista de un hospital de veteranos de Cleveland, Ohio, de un pesimismo e irritabilidad implacables, e incapaz de dibujar una figura medianamente reconocible que no sea un palote, Pekar se convirtió en un ícono del cómic cuando comenzó a escribir acerca de su vida, sus observaciones cotidianas y sus problemas. Pekar decidió que podía hacer algo 'realmente diferente', algo que no se estaba haciendo en los cómics. Luego sus historias fueron ilustradas por varios artistas, incluyendo a su amigo Robert Crumb, pionero del cómic-book, con lo que American Splendor pronto desarrolla una significativa presencia en el mundo del cómic underground. Es con su vida revelada en los cómics -según la película- que Pekar conoció a Joyce, su esposa actual, y se convirtió en un invitado regular del show de TV de David Letterman, y finalmente alcanzó la realización, a pesar de nunca dejar su trabajo ni abandonar su carácter gruñón y abatido.

Pese a ser debutantes en las lides de la ficción, Berman y Pulcini demuestran una destreza notable en la elección y la dirección de actores. Paul Giamatti, como Pekar, y Hope Davis, como su esposa, Joyce Brabner, entregan caracterizaciones sutiles y matizadas. Es mérito tanto suyo como de los guionistas-directores que Esplendor americano sea tanto una comedia ligera, una incursión en la mezcla de animación y acción en vivo, y un retrato de un hombre que encontró la felicidad a pesar de sí mismo. Giamatti logra especialmente combinar los rasgos heterogéneos de Pekar -sus costumbres obsesivas de coleccionista su genio intelectual autodidacta, su irritación con el mundo que lo rodea- creando un vívido retrato de un personaje salido directamente de la larga serie de cómics de Pekar, y a la vez una figura en sí.

Como en los cómics, Esplendor americano toma la vida relativamente ordinaria de Harvey Pekar‚ y la transforma en algo más complejo, más notable de lo que quizás hubiese sido. Berman y Pulcini, en su aprecio por la innovación de la crónica mundana de la vida diaria que Pekar trajo a los cómics, tratan de hacer lo mismo en el cine. La cinta es difícil de encasillar según las nociones convencionales del cine -lo que es un mérito suyo- y cuestiona lúdicamente su propio estado como obra de ficción. En uno de los momentos más intrigantes, Giamatti, representando a Pekar, termina una escena con el actor Judah Friedlander que retrata el amigo y compañero de trabajo de Pekar, Toby Radloff (el nerd genuino). Los dos actores salen de cuadro, y se sientan a un costado del set, y en ese momento la cámara toma a los verdaderos Pekar y Radloff que picotean comida de la mesa de catering. Es un momento deslumbrante, tan astuto como revelador. Es en momentos como estos cuando la película logra desarmar su realismo al mismo tiempo que defiende su precisión. Algo similar ocurre en las escenas del show de David Letterman donde Giamatti (como Pekar) se dirige hacia el set, y luego pasamos al material de archivo de uno de los episodios reales en que Pekar participó, confundiendo todavía más el estatus de realidad o ficción.

American splendor según Crumb

Si el final parece tan insatisfactorio, quizás se debe a que la película tiene tantos niveles de lectura. Con la película completa reivindicando la opción de Pekar por vivir una existencia angustiosa, incómoda e insatisfecha, la conclusión del relato aparece como algo trivial e incongruentemente optimista. Harvey supera el cáncer, aparentemente resuelve problemas maritales serios con su esposa, y adopta a una adolescente, hechos documentados en su cómic Our Cancer Year (Nuestro año del cáncer) y que cierran la película con un optimismo incomparable a lo visto en el resto del trabajo. Quizás la debilidad más importante de Esplendor Americano es que da por sentado el atractivo de los cómics y de su autor, haciendo poco esfuerzo por convencer al espectador de que Pekar es digno de una película tan energética y original. Berman y Pulcini están claramente enamorados de su personaje, cautivados no sólo por el talento de Pekar, sino también de su personalidad, y por lo tanto no ofrecen ninguna excusa o explicación sobre él. Pekar es simplemente un gruñón descontento y de ahí precisamente viene su atractivo. En Esplendor Americano, Pekar es sin duda más entretenido y tolerable que en la vida real y por eso la película parece algo negligente al no cuestionar o desafiar más sus conductas misantrópicas. (Anne Gilbert)


-Usted ha dicho que Harvey Pekar es un "verdadero pionero" de la crónica del diario vivir intrascendente, nunca antes vista en el formato del cómic. ¿Podrían explayarse al respecto?

Robert Pulcini: Los cómics de Harvey no tienen las estructuras narrativas tradicionales. Son simplemente observaciones, momentos de su vida. El punto central del cómic American Splendor es que en verdad la vida no se organiza muy bien, lo que es muy desalentador para un guionista. Uno quisiera mantenerse fiel al espíritu de estos cómics, pero también quisiera poder darles una cierta forma narrativa. Ese fue nuestro desafío. Nosotros tenemos una larga experiencia documental así que nos acercamos a los cómics como si fuera material en bruto. Tuvimos que hacer conexiones entre esos momentos, buscar la forma de articularlos de la misma manera que se hace con el material documental. Encontramos una forma de utilizar las historias, o los pequeños pedazos de historias, y ligarlas, ponerlas en diversos contextos para que resonaran emocionalmente de un modo distinto. Cuando se mira la serie misma, hay una historia muy clara allí. Es la historia de un tipo y sus relaciones con los cómics y lo que éstos trajeron a su vida.

-Ustedes rechazaron un acercamiento documental convencional, como el de Terry Zwigoff en Crumb (1994), en favor de un esquema de biopic en estilo de libro de cómic con una estructura inusual. ¿Cómo enfrentaron los problemas de estructura y género?

Pekar, el cronista de lo intrascendente

Pulcini: Lo maravilloso de los cómics American Splendor es que realmente juegan con la estructura y la forma. Pensamos que teníamos licencia para hacer lo que quisiéramos por la libertad de forma del cómic. Sentíamos que para ser fieles a su espíritu teníamos que encontrar una estructura realmente interesante. Sabíamos que queríamos tener a Harvey, al Harvey verdadero, en la película, porque lo habíamos visto en el Show de David Letterman y lo encontrábamos muy carismático. También había grabado algunos programas de radio pública (NPR) y su maravillosa voz realmente nos cautivó. Pensamos que sería estupendo hacer que él narrara su propia historia, porque su voz tiene cualidad rasposa, de modo que eso se convirtió en el principio organizador de la película. También pensamos que eso daría a Harvey la oportunidad de desmitificar toda esta idea de hacer una película sobre él mismo de la forma en que la hicimos nosotros, que es muy fiel a American Splendor.
Shari Springer Berman: No obstante, para crear una cierta estructura narrativa, propusimos un argumento central, un paraguas bajo el cual todas estas historias pudieran servir. Ese argumento era una improbable historia de amor entre un hombre y su medio, que en este caso es un libro de cómics, y cómo gracias a éste organizó una vida, encontró el amor, o alguna versión de amor, una familia, y una vía de escape creativa.

-Ambos escribieron la película en conjunto. ¿Tuvieron algún problema en particular adaptando el material, o problemas con los diálogos?

Berman: Una vez que se nos ocurrió ese arco emocional de un hombre y su cómic, y la historia de amor, simplemente encauzamos a Harvey mientras escribíamos. No tuvimos ningún problema con el guión.
Pulcini: Él tiene una gran voz, esta forma de hablar medio post-época-Beat, estilo jazz, que es muy divertida de canalizar. Cuando alguien tiene una voz genial, uno se entusiasma mucho como escritor.
Berman: Hace tu trabajo más fácil porque no tienes que crear esa voz.

-¿Pekar les dio algún consejo o intervino en alguna forma en algún aspecto de la película?

Pulcini: No. Quiso respetar nuestro proceso. Él tiene el suyo, y creo que entiende que cada uno necesita trabajar a su modo. Harvey no es realmente del tipo de persona que protegería a su personaje. Si uno lee American Splendor, no disimula sus defectos. Revela su peor lado, así es que eso ni siquiera le preocupaba. Siempre estuvo disponible si nosotros teníamos preguntas, pero ni siquiera leyó el guión antes de que empezáramos a filmar.

-¿De qué manera influyó en Uds. el cómic American Splendor en el acercamiento visual a la película?

Nuestro amigo Dennis W.

Berman: Nosotros estábamos muy inspirados por algunas viñetas. Harvey trabaja con diferentes artistas que tienen a su vez estilos muy diferentes y es muy hábil al escoger al dibujante correcto para la historia correcta. Por ejemplo, Robert Crumb colabora en las historias más cómicas, pero si es un agrio monólogo interior trabaja con Frank Stark -él hizo Nuestro Año del Cáncer, que tiene un estilo muy abstracto- o Sue Cavey, que tiene un estilo casi de siluetas para dibujar las sombras. Para la secuencia en que Harvey está solo en el cuarto leyendo Jennie Gerhardt, tomamos los lúgubres dibujos de Sue Cavey e intentamos crear un ambiente igualmente depresivo y oscuro. Como Harvey ama el naturalismo y el realismo, decidimos visionar películas de los 70 que justamente tienen un estilo visual muy naturalista y realista. Revisamos Fat City (1972) de John Huston, Cowboy de medianoche (John Schlesinger, 1969), El Francotirador (Michael Cimino, 1976), y para las partes narrativas de la película intentamos conseguir una mirada muy realista, con un look granuloso. Cleveland tiene un color castaño oscuro. Es una ciudad llena de industrias en decadencia. Es hermosa, a su modo, pero tiene un tono arcilloso. Hoy, las películas vírgenes en colores están dominadas por los colores primarios, por lo que trabajamos mucho con nuestro director de fotografía para conseguir ese tono de tierra.
Pulcini: Una de las cosas que quisimos capturar, en término de timing y tono, es el uso de las viñetas mudas de Harvey, donde se ven tomas de paisajes o donde aparece pensando pero sin texto para sus pensamientos. Eso influyó en la forma en que manejamos el ritmo de la película, en cómo captamos el paisaje de Cleveland, y también en el modo en que usamos a los extras. La manera en que él pobló las calles de Cleveland en sus cómics, lo que hacen las personas en el fondo, siempre fue muy interesante para nosotros.

-¿Cómo qué?

Harvey animado

Berman: Robert Crumb, que también vivió en Cleveland, dibujó bastantes de las primeras historietas de Harvey. De hecho, así es cómo se conocieron. Una de las cosas que a él lo obsesionaban era lo bajo que están los cables eléctricos en las calles y cómo congestionan el paisaje urbano.
Pulcini: Pero la gente no los ve, así es que a él le gusta llamar la atención hacia ellos. Además Cleveland es una ciudad poco poblada. Por ejemplo, cuando buscábamos locaciones, encontramos tres hospitales abandonados. Parece gustarles que haya mucho espacio con sólo unas pocas personas viviendo en él, sobre todo si lo comparamos con Nueva York donde en todos lados hay congestión. Nosotros teníamos conciencia de eso y fue determinante en cómo ubicamos a los extras.

-¿Cuál fue la concepción visual para las secuencias documentales de la película?

Pulcini: Queríamos un estilo muy diferente para las partes documentales de la película. Decidimos que esas partes tendrían un look más artificial, como una página de cómic, con colores vibrantes y sólo algunos objetos en lugares muy precisos del plano, con muchos espacios vacíos y blancos alrededor. Pensamos que si filmábamos a Harvey en su propio ambiente competiría con nuestra propia ambientación, y quisimos que hubiera una separación clara. Además, como documentalistas nos interesa y nos gusta jugar con la idea de la realidad contra la ficción, de lo que es verdadero contra lo que no lo es.

-¿Cómo ven ustedes a Pekar? ¿Cómo un persona talentosa, pero algo frustrada, enfadada, un molesto asalariado de la sociedad contemporánea americana?

Berman (arriba) y Pulcini (abajo)

Pulcini: Lo fascinante de Harvey es que él encontró una manera de ser oído, encontró un medio para hacerse escuchar. Él no puede dibujar, pero es un artista, tiene un discurso muy interesante, y es increíblemente convincente. Para alguien que ha estado atrapado en un cubículo, él encontró una gran manera de expresarse, y esto trajo muchos beneficios a su vida. Yo pienso que eso es admirable. Si uno encuentra una manera de expresarse, hay algo redentor en esa expresión, y Harvey es un gran ejemplo de eso. También pienso que él está dejando un legado muy claro de lo que es la vida de un tipo común y corriente en estos tiempos. Todo el material que las personas desechan o dejan fuera de sus vidas, ésas son las cosas en las que él quería enfocarse porque a veces son las más reveladoras.
Berman: Harvey es un gran observador y tiene un gran talento observando a las personas alrededor de él. Realmente escucha cómo habla la gente. Cuando uno lee a Harvey, algunas de sus historias tienen pocos eventos, pero conmueven. Es la vida. A veces, la vida realmente es nada, y otras veces la vida es realmente interesante, y él logra captar eso.

-¿Cómo escogieron las cuatro encarnaciones de Pekar en la película?

Berman: Cuando estábamos revisando los cómics de American Splendor, notamos que aunque Harvey tuviera una apariencia distinta -dependiendo de quién lo dibujara- siempre se mantenía su esencia. Siempre el carácter de Harvey Pekar se mantenía indeleble. Sentimos que eso nos daba licencia para tener varios Harveys en la película. Era orgánico a la historia. Una vez que decidimos eso nos preguntamos, ¿quiénes eran los Harveys lógicos? Queríamos incluir al verdadero Harvey Pekar, porque él es un gran personaje, y una de las razones por la que quisimos hacer la película. Luego está el actor que lo interpreta, Paul Giamatti. También sentimos que como el personaje nacía en el mundo del cómic, debía haber algún tipo de Harvey animado. Finalmente, ya que la película American Splendor fue, en algún momento, una producción teatral, pensamos incluir al Harvey de la obra, rol que interpretó Donal Logue. A esa altura, parecíamos tener todos los Harveys que necesitábamos.

-Uno de los fuertes de la película es la actuación de Giamatti como Pekar. ¿Cómo trabajaron la dirección con él y los otros actores?

Hope Davis y Paul Giamatti

Berman: Nosotros no queríamos que Paul, o Hope, o cualquiera de los actores hicieran una imitación plana de estas personas. Queríamos que capturaran algo más profundo, la esencia del personaje. Decidimos retratar al Harvey del cómic, no al verdadero Harvey Pekar. Hay una sutil diferencia y pienso que Paul realmente captó la versión de Harvey de Robert Crumb. Paul se empapó de las historietas y quedó experto en ellas. Hicimos que Paul y Harvey pasaran algún tiempo juntos. Salieron de compras a librerías de viejo, pero lo interesante fue que ellos nunca hablaron sobre la película. Paul entró en la cabeza de Harvey, y conectaron. Paul absorbió a Harvey, pasando tiempo con él y conociendo las historietas. Realmente, capturó el aura de Pekar sin imitarlo de forma plana.

-En la película frecuentemente se ve a Pekar con sus compañeros de trabajo, pero raramente con sus amigos, con excepción de Crumb. ¿Harvey es básicamente un solitario?

Pulcini: En cierto modo, él es un solitario. Un misántropo, pero también un amante de la humanidad que es lo que lo convierte en un tipo tan interesante y que Paul Giamatti captó tan bellamente. Pasa encerrado en su casa, y si dependiera de él, es probable que nunca se aventuraría a salir. Pero cuando está en un cuarto lleno de gente, él es el centro de atención. Es increíblemente social en ciertos ambientes.
Berman: Toby Radloff, el nerd genuino, es uno de sus mejores amigos y sé que Gary Dumm que colabora mucho en sus historietas es amigo suyo también. Son las personas que conoce a través de sus intereses de trabajo con las que desarrolla más relaciones.
Pulcini: Él y Crumb eran muy buenos amigos, de una forma que no requería hablar. Esas escenas en las que simplemente están sentados en su propio espacio es una cosa muy de amistad masculina. Yo pienso que ellos se tienen mucho respeto.
Berman: Lo que es maravilloso, extrañamente, es que Crumb, que puede ser un tipo complicado como ser humano, lograra ilustrar con éxito American Splendor para Harvey. Yo creo que le intrigó lo que Harvey estaba haciendo, porque de otra forma no habría podido hacerlo. Hubo un acto de real de amistad en esa colaboración, había genuino afecto entre ellos.

-En el último episodio en el show de Letterman, se vislumbra algo del pensamiento político de Pekar. ¿Por qué no indagaron más en sus posturas políticas?

Cómic original sobre el show de Letterman

Berman: Porque realmente no tenía cabida. Como dije antes, todo en la película tiene que servir a una narración emocional, si no pienso que perderíamos el interés del público. Si se presenta esta película como una revisión de cada aspecto de la vida de Harvey Pekar, de sus gustos en jazz o sus posiciones políticas, pero realmente no logra hacer sentir nada por él, yo creo que no lograríamos conectarnos con el público.
Pulcini: Sería un documental.
Berman: Sí, exactamente.
Pulcini: Nuestra meta era escribir una historia donde todo se estructurara alrededor de un arco emocional, y pensamos que ése era el momento apropiado para hablar sobre su pensamiento político, pero creo que está bastante claro lo que él piensa.
Berman: En sus historietas, no se alega políticamente muy a menudo. Yo diría que sus comics no son de naturaleza política.
Pulcini: Joyce es mucho más política que Harvey.
Berman: Sí, las historietas de Joyce son más políticas. Joyce es muy política. Harvey tiene opiniones muy duras, pero American Splendor es más sobre la vida. Si hay un momento que se torna político, como lo que ocurrió con Letterman, en que la política pasa a ser parte de su vida, entonces llegará a una historieta. Pero yo nunca diría que American Splendor es un cómic político.
Pulcini: Se trata más bien del forcejeo emocional de un obsesivo-compulsivo, y de cómo vive el día a día, más que sobre grandes problemas sociales. En Nuestro Año del Cáncer, donde ambos colaboran, hay dos narraciones. Está la batalla de Harvey con su enfermedad, pero a un nivel muy micro respecto a lo que está pasando en su hogar. También está el viaje de Joyce a Medio Oriente para trabajar con niños. Es muy bello como se entretejen ambas historias.

-La colaboración artística con su tercera esposa para el libro del cáncer, la victoria frente a la enfermedad, y la formación de la nueva familia nuclear, son todos aspectos muy positivos dentro de un mundo que, por lo demás, es bastante triste y pesimista.

Splendor family: Harvey, Joyce y Danielle

Pulcini: Bueno, Harvey tiene una visión del mundo triste y pesimista. Pero yo creo que reconoce que los cómics le entregaron mucho, como él mismo lo dice en la película. Él encontró a su alma gemela y una hija entró en su vida. Reunió todo esta familia tan inusual gracias a las historietas. Nosotros no forzamos un happy end al estilo hollywoodense, sino que algo maravilloso le sucedió a Harvey.
Berman: Visualmente tratamos de representar el cambio de vida de Harvey. En las escenas iniciales de la película, filmamos enfatizando el castaño. Degradamos la película virgen para que se viera más granulada. Después de que vence el cáncer, dejamos de sensibilizar la película y de usar el filtro color tabaco. Es una cosa sutil, pero de repente el mundo es más bonito, menos café, más claro. Creo que el haber pasado por esa lucha vital -una crisis de salud dónde él no sabía si iba a vivir o morir, y el encontrar a Joyce que, para bien o para mal, realmente es su compañera- Harvey vio el mundo de una manera ligeramente diferente, sobre todo cuando Danielle (su hija adoptiva) entró a sus vidas.

-¿Cuál es el número de lectores de las historietas de American Splendor, y quiénes consideran ustedes cómo los espectadores potenciales para la película?

Berman: Un número limitado de lectores. American Splendor tuvo su clímax por los años ochenta cuando los cómics en general tuvieron un boom, y el número de lectores de cómics underground era grande. Sé que tiene muchos fans que consiguió a través de sus comentarios de jazz. Asumo que la mayoría es público alternativo, principalmente varón, aunque estoy seguro que también hay lectoras que disfrutaron las historietas de Crumb y de otros autores de los cómics undergrounds de los 80.
Ahora sobre la película, nosotros no pensamos realmente a cuánto público podría atraer o quizá no la habríamos hecho. Nosotros venimos del mundo de los documentales, en que uno sabe de antemano que va a tener un público limitado. Si uno intenta hacer que la película llegue a la mayor cantidad de público, uno no haría un documental, uno no haría Esplendor americano. Pero lo que nosotros hemos encontrado hasta ahora es que aquello sobre lo que Harvey escribe -su miedo a la soledad, su deseo de relacionarse y tener un amor en su vida, lo que es ser un intelectual de la clase obrera esclavizado a un trabajo rutinario- son temas con que los que las personas enganchan. Creo que Harvey tiene un atractivo bastante amplio, y quizás algunas de las cosas que la película toca llegarán a gente más allá de los lectores de American Splendor.

Publicada el 03/08/2004

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