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Alicia Scherson y Viviana Herrera: "Play es una comedia existencial"

Alicia Scherson y Viviana Herrera

La ópera prima de Alicia Scherson premiada en el festival Tribeca de Nueva York –que pese a tener sólo cuatro versiones rápidamente se ha convertido en una importante cita cinematográfica- ha despertado interés y expectativa en el medio nacional sobre qué ofrece esta cinta, que aparte del premio, recibió variados elogios de la prensa neoyorquina. Alejandro fue testigo privilegiado del éxito de "Play" y nos entrega algunas claves sobre la película en esta entrevista a la realizadora y a Viviana Herrera, su actriz protagónica.

Por Alejandro Fernández Almendras desde Nueva York

Funciones Play: Jueves 4 / 20 horas / Sala 11 - Viernes 5 / 20 horas / Sala 11

Lea además nuestro informe sobre Tribeca 2005

Todo pintaba para bien. Desde su primera proyección, la noche misma en que se inauguraba la cuarta edición del Tribeca Film Festival, Play, la estilizada ópera prima de Alicia Scherson, era una de las películas más comentadas. El Village Voice la había seleccionado entre las 40 películas a tener en cuenta en el festival y el New York Times le dedicaba una no despreciable foto y un pequeño comentario elogioso. También la recepción era buena en la revista especializada Variety y los responsables del festival (en particular su director Peter Scarlet) no dejaban de rondar y sonreírle a la realizadora chilena.

Una de las ventajas de hacer el estreno mundial de la película en el festival fue sin duda la gran exposición de prensa que tuvo (que en EEUU significa grandes posibilidades de llegar a estrenar comercialmente), fruto en no despreciable medida al trabajo de una muy eficiente compañía relaciones públicas local contratada inteligentemente para la ocasión. Si a eso se suma el hecho de que el filme era uno de los tres únicos largometrajes latinoamericanos en todo el festival (que mostró en total casi 160 largos) y una de las pocas cintas dirigida por una mujer, las posibilidades de que obtuviese un premio aumentaban considerablemente.

Y así fue. Play, una película que llamó la atención por su cuidada dirección de arte, la originalidad de sus diálogos y su estilo refinado, se llevó el premio a la mejor ópera prima y Scherson recibió un cheque por 25.000 dólares, además del prestigio que le trae el llevarse uno de los premios grandes de este festival que año a año se gana un mayor espacio en el competitivo circuito estadounidense.

Viviana Herrera y Francisco Copello

Filmada en un prístino y colorido video digital de alta definición, Play cuenta en tono de fábula la historia de Cristina (Viviana Herrera), una empleada de origen mapuche que vive en Santiago y que tiene a su cuidado a don Milos (Francisco Copello), un viejo y moribundo inmigrante húngaro. Cristina, quien pasa su tiempo libre jugando "Street Fighter" en los "flippers" del centro, encuentra un día en la basura un maletín perteneciente al joven arquitecto Tristán (Andrés Ulloa), quien acaba de ser abandonado por su novia Irene (Aline Kuppenheim) y que además se queda sin trabajo luego de que los obreros de la obra que supervisa se van a paro. Tras vagar por la ciudad, y mientras Cristina le lee historias de la revista National Geographic a don Milos, Tristán es asaltado por un mendigo-loco-poeta-profeta, pierde su maletín y termina pasando la noche en el suelo.

Lo que sigue es la historia de cómo Cristina busca acercarse a Tristán a través de los objetos encontrados en el maletín y de cómo se vuelve testigo de las desgracias del joven y rico arquitecto, quien regresa a vivir con su madre (Coca Guazzini), una hippie ciega que pasa el tiempo con su nuevo novio, un mago argentino que no soporta la llegada del hijo.

Desde sus primeros planos queda claro que Play se ubica en las antípodas del naturalismo que suele guiar buena parte de la producción cinematográfica local. Así se explica que se muestre un Santiago pletórico de luz, pequeño como una ciudad de provincia, limpio, moderno, lleno de colores vivos, de verdes, rojos y amarillos. Eso también explica que los diálogos sean muchas veces sólo sentencias, declamaciones, intrincados juegos de palabras, divagaciones gramáticas, citas a Plinio el Viejo, chistes, relatos de sueños, o bien discusiones sin mayor importancia sobre un tema banal, pero en un tono tan despojado de cualquier rastro de espontaneidad que al final queda la duda de si en el fondo no se está hablando de otra cosa, más (o tal vez menos) importante.

Ricardo de Angelis

Bastan unos pocos minutos para dejar en claro que Scherson (quien estudió biología antes de partir en 1994 a estudiar cine a Cuba y que después hizo una maestría en arte en Chicago) tiene una idea muy clara del cine que quiere hacer y una mano firme para llevarlo a cabo. Play tiene un notable trabajo de arte que ya le valió la comparación de los medios de EEUU con el trabajo de Almodóvar. La fotografía también tiene un gran mérito, y eso no sólo es fruto del oficio de Ricardo de Angelis (director de fotografía de cintas argentinas como Hombre Mirando al Sudeste y Un Lugar en el Mundo), sino también al cuidado que pone Scherson en cada uno de sus planos. La edición de Soledad Salfate es digna también de destacarse, con un ritmo intenso, basado en oposiciones de sonido y silencio, acción y reposo. Todo esto en el marco de una narración que avanza sin tropiezos.

Un par de días antes de que se anunciasen los premios, aprovechamos de hablar con Alicia y Viviana Herrera, la protagonista, quien llegó a Play tras un casting que duró casi un año. Scherson confiesa que en un principio buscó a una actriz que fuera de verdad mapuche, pero que luego se decidió por Viviana, quien con su mezcla de fragilidad y fuerza lleva sobre sus hombros sin problemas el peso de su primer protagónico.

-Alicia, ¿cómo has sentido la recepción de la película?

Alicia Scherson: Estamos súper contentos. Fue una opción un poco rara estrenar acá, porque en general las películas latinoamericanas empiezan por Europa y era algo extraño empezar por EEUU, pero la gracia es que pese a ser un festival muy masivo, su parte de competencia es muy chica, son sólo 18 películas compitiendo, sólo tres latinas, así que la atención que hemos recibido ha sido fenomenal. En general en un festival más grande, como Berlín, Cannes o Venecia, estás mucho más perdido. Acá hemos sido muy protagonistas, y eso ha sido fantástico. Las funciones están llenas y estamos súper contentos con esto.

-Después de Tribeca, ¿qué es lo que viene?

AS: La verdad es que llegamos acá con la primera copia en cine recién hecha. Estábamos pensando estrenar en Chile en agosto, así que queríamos un festival antes, porque este tipo de películas se suele decir que hay que traerlas a Chile con algún festival detrás. Por ahora sabemos que después vamos a Rotterdam en enero (la cinta ganó el apoyo para su desarrollo del fondo Hubert Bals de dicho festival) y después... bueno, donde nos quieran.

Viviana Herrera: Nos van a querer en varias partes, vas a ver.

La directora

AS: Yo espero, igual en general es una película para alguna gente no más, pero hay gente a la que le gusta mucho.

-Tu película se caracteriza por tener un cuidado trabajo de puesta en escena y de dirección de arte, con colores muy marcados, contrastes muy definidos, ¿a qué se debe eso?

AS: Nosotros trabajamos con Sebastián Muñoz (director de arte) con paletas de colores. Cada personaje tiene su gama de color, y había unas ganas de dividir la película. Por un lado esta Cristina, que es un narrador, y Tristán, que es otro narrador. Y yo quería hacer un corte formal también entre los dos narradores. Entonces Cristina estaba en los tonos ocre, pasteles, y Tristán estaba en los colores fuertes, primarios. La película no tiene nada de naturalismo, está todo pensado. La cámara no busca hacer algo documental, para nada.

-Y lo mismo pasa con las actuaciones y los diálogos.

AS: Sí, las actuaciones y los diálogos, el sonido, todo va más a un espíritu de fábula o cuento de hadas en Santiago, más que a un retrato de la ciudad. En el fondo eso es porque yo no creo que el naturalismo conlleve más verdad que otro estilo. Es un estilo como cualquier otro estilo. Al cuidar todos los detalles puedes tener más control sobre lo que estás queriendo decir.

-Y en tu caso, ¿cuál era ese mensaje, ese tema de la película?

AS: Yo creo que la película propone una reflexión sobre la identidad latinoamericana. La verdad es que no tengo ninguna respuesta que transmitirle al mundo, sino simplemente abrir una especie de discusión sobre la manera en que se construye la identidad, mezclando tantas cosas. Eso por un lado, en un nivel más social. A nivel mas sicológico o emocional, creo que hay un esfuerzo de manejar las emociones en un nivel que, a pesar de saber que todo es una puesta en escena, logres sentir o emocionarte con las historias de los personajes. Y eso es un desafío formal que va a todo nivel, por ejemplo en la actuación, donde los personajes para ser creíbles o empatizar con el público no hablan como hablan los personajes de la tele, que tratan de imitar al realidad, sino que simplemente dicen lo que tienen que decir.

-Viviana, ¿cómo fue el trabajo de tu personaje?

VH: El personaje de Cristina me pareció muy bello, y en su ser mágico, de fantasía, encuentro que un personaje así en la vida existe también, aún cuando Alicia dice que no es la búsqueda de acercarse a la realidad tal cual ni imitar ninguna realidad, aún así hay Cristinas en la ciudad, hay personas que están en la búsqueda de la identidad, que tienen ese problema de sentir que no pertenecen, y no sólo en Santiago, en Chile, y ahí está el punto de la identidad latinoamericana. Para mí ese es un tema sacado de la realidad, algo que tal vez sin ser real en sí mismo se hace verdadero.

Mejor ópera prima Tribeca 2005

-¿Qué rol tienen en la cinta los video juegos? Hay incluso una escena cuando todo se muestra como si fuese un video juego.

AS: La película ha tenido varios títulos. Se llamó Los Otros, justo antes de que saliera la película de Amenábar, que era un título más explícito, que hace alusión a todos los otros, todos los que no soy yo. Está el National Geographic, que habla de estas tribus que son otras tribus, sobre los otros lugares, las otras gentes, y en ese sentido el tener un personaje álter-ego en Chun li, la heroína del video juego, es también reflejo de esa otredad.

VH: Para mí también guarda relación con el hecho de que también ella es mapuche, de una tribu guerrera.

-Pero ella está renegando de eso, con su amor a la ciudad y el poco interés que tiene en regresar, ¿no es cierto?

VH: Sí, pero, y esto es un rollo que yo me paso, ella que se quiere alejar se encuentra con este juego y se siente identificada con este personaje que pelea.

AS: Yo no creo que haya una negación total, creo que ella no tiene porqué sentirse tan identificada con su origen mapuche, pero obviamente está ahí, en su educación, en su sangre. Y el video juego es también la idea del combate, de la chica fuerte, y eso al final es tan parte de nosotros como cualquier otra cosa. Todo lo que vemos en la tele, lo que escuchamos, lo que leemos, eso conforma lo que al final somos.

-Hay también un trabajo de audio que abre como puertas a otros lugares, por ejemplo, Tristán escucha gaviotas, Cristina escucha los cantos de una tribu del Amazonas, ¿cuál es el sentido de esos pasajes?

AS: Yo creo que es parte de lo mismo. Acá hay un retrato de Santiago y un retrato de personajes que no se basa en el naturalismo, sino en una visión subjetiva de Santiago y de lo que les está pasando a los personajes. Por eso cada personaje tiene su banda sonora, tiene sus colores, tiene sus sonidos en la cabeza. Toda la película apunta a tener estas capas, que son simplemente maneras de estar en el mundo, siempre tratando también de escarbar un poco en la subjetividad de cada persona.

-Una duda que me queda es el grado de seriedad con que te tomas ciertas escenas, que al parecer son muy graves pero en realidad son cómicas, o viceversa.

Andrés Ulloa

AS: En términos de lo gracioso, la película es bien autoconciente. Hay muchos chistes tontos en la película, y eso lo asumo. En ese sentido la única defensa que tengo es que en la película hay un personaje que lo dice. Hay un diálogo entre Tristán y Ricardo (el amante de su madre) al lado de la piscina, en la colchoneta naranja, en que Tristán hace un chiste y Ricardo le responde "eres muy ingenioso y eso está muy bien, pero no sirve de nada". En ese momento la película se hace responsable de un montón de chistes estúpidos y sin sentido que llenan le película entera. Aclarado ese punto, quiero agregar que entiendo que eso implica un riesgo de identificación con el personaje. Es mucho más fácil hacer llorar a la gente picando la cebolla. Lo difícil es hacer llorar al público desde esta otra manera, diciéndole "lo que vas a ver es falso, lo que vas a ver no es cierto, no te voy a dejar que te engañes, pero aún así trata de emocionarte". En ese sentido la película le llega a alguna gente y a otra no, los que son capaces de seguir más delante, los que aceptan ese trato. De hecho si tu vez el momento mas "cebollero", el momento del llanto de Cristina, yo le quito todo el audio, y ahí me la juego a tratar de emocionar de otras maneras, porque yo como espectadora prefiero emocionarme así en las películas que cuando me emociono porque me obligan a emocionarme. Si es por eso yo puedo llorar con un comercial de Zuko.

-Pero tú juegas en la película a la ironía, y me imagino que por lo mismo asumes que es difícil que alguien llore con tu película.

AS: No sé, hay gente que llora. Y como te digo, mi interés es caminar esa línea. La gente me nombra a Almodóvar, pero yo creo que su estilo sí juega a la ironía. Yo no quiero caminar la ironía, porque yo creo en el sentimentalismo, yo creo en el romanticismo, los besos en la película son súper en serio, son romanticones.

-O sea que tú crees en el bolero que se escucha a través de la película.

AS: Claro, yo creo en el bolero, pero creo en un bolero en el que yo lloro con autoconciencia, sabiendo que estoy llorando por una canción, y no llorando como zombie, engañada. Y ese nivel de conciencia es el que me interesa. Es complicado, pero igual me parece que hay gente que camina esa línea y hay gente que va por ahí. Yo creo que a estas alturas del partido la gente no se engaña con las películas, la gente sabe que son actores, que es un decorado. Yo creo que hay un esfuerzo por encontrar una complicidad a un nivel de decir "yo escucho una canción en la radio e igual puedo llorar, aunque sé que es tonto que esté llorando".

Viviana Herrera

-Viendo Play me acordé del cine de Hal Hartley.

AS: Sí, ese es uno de mis referentes gigantes, y yo creo que es una de las personas que camina esta línea que te digo. Y yo con las películas de Hal Hartley lloro, pero lloro de otra manera. Y por eso cuando me preguntaban sobre el genero de esta película yo digo que es una comedia existencial, que apela a una cierta complicidad de cierta angustia existencial, pero en un nivel que implica asumir todo lo que ya sabemos, todo lo que hemos vivido, todas las películas que hemos visto. Considero al espectador como alguien que ya ha visto películas.

Publicada el 30-05-2005

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