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Jorge Gaggero, director de Cama adentro Cuestión de clase

Jorge Gaggero

En Cama Adentro, ópera prima del director Jorge Gaggero, la legendaria Norma Aleandro da vida a Beba, una mujer de clase media-alta venida a menos, que durante la brutal crisis que sufre Argentina a fines del 2001 se acerca inesperadamente a su empleada "puertas adentro", Dora, interpretada por la debutante Norma Argentina. Gaggero presentó su película en la sección de cine argentino del SANFIC, después de su éxito paso por el Sundance Film Festival donde obtuvo un premio especial y el premio FIPRESCI a la mejor cinta en Toulousse.

Por Alejandro Fernández Almendras desde Nueva York

Pese a debutar en el largometraje con Cama adentro, Jorge Gaggero no es un aparecido en el ambiente cinematográfico argentino. Fue uno de los directores junto a Lucrecia Martel, Daniel Burman y Adrián Caetano, entre otros, que tomaron parte en el casi mítico experimento de Historias Breves, un conjunto de cortometrajes que en 1995 comenzaron a marcar la pauta de lo que más tarde se daría en llamar el Nuevo cine argentino. A mediados del 2001, y tras tres años de estudiar en EEUU, regresó a Argentina y se puso a trabajar en la que sería su ópera prima. Más tarde, y con la película ya lista y a la espera de ser estrenada, filmó el documental Vida en Falcon, sobre dos personas que viven en la calle, o mejor dicho, en dos abandonados Ford Falcon, que se estrenó en el BAFICI pasado y que ganó un premio especial del jurado.

Vida en Falcon

Cama adentro narra la decadencia emocional y económica de Beba y su separación de la que ha sido su mucama por 30 años, Dora, quien ya no puede seguir soportando no sólo el que no le paguen, sino el tener que sostener la caída de su patrona. Una película de cámara con los instrumentos bien afinados, donde pocas escenas están de más y donde las ideas y los conceptos se van deslizando lentamente gracias a una justa acumulación de situaciones y detalles (algunos tan perfectos como cuando Dora se envuelve los zapatos en bolsas nylon para no manchárselos con el barro de su población). Las actuaciones también saben sacar partido de la personalidad propia de cada actriz. Norma Aleandro, con su insoslayable estampa de gran señora, es la perfecta Beba, mientras que Norma Argentina, una actriz no profesional que hace aquí su debut, con su tosquedad y fortaleza, se termina robando buena parte de la película. Cama adentro se permite asimismo ser lo suficientemente inteligente como para ir dejando en claro, lentamente, sin brochazos gruesos, que la relación entre la patrona y su empleada es mucho más compleja de lo que a primera vista podría creerse. Muchas veces los papeles se invierten, vuelven a su lugar y se vuelven a invertir una vez más, todo contado con precisión, cuidado y confianza.

-¿Cómo fue el proceso de trabajar con dos actrices tan disímiles como Norma Aleandro, con su enorme experiencia, y por otro lado con una debutante como Norma Argentina?

-Trabajar con Norma Aleandro fue un placer. Es una artista excepcional que tiene la pasión del principiante. Desde que leyó el guión se entusiasmó mucho. Después vio mis cortos y le gustó mi trabajo. Con respecto a la preparación, fue un trabajo muy lindo, porque se basó en el análisis del texto. Ella es una persona súper inteligente y tuvimos la suerte de tener tiempo para trabajar el guión, así que mientras íbamos consiguiendo el dinero y preparando la producción tuvimos tiempo para tener muchas charlas e ir madurando el personaje. Luego fue muy rico confrontarlo con el personaje de una no-actriz, con el de Norma Argentina… aparte esa coincidencia, es increíble. Hicimos un casting de mil mujeres, de empleadas domésticas en toda Argentina para conseguir la que iba a ser la co-protagonista y al final resultó que tenía dos Normas. Lo que fue muy piola fue que cuando le dije a Norma Aleandro que iba a trabajar con una no profesional, ella aceptó de inmediato y me dijo "bueno, conozcámonos". Así que las hice conocerse y desde el primer momento, desde que se tomaron un té, como en la película, engancharon muy bien.

Las Normas en una pausa del rodaje

-Parece que también quisiste aprovechar lo que cada una de ellas podía agregar al personaje, en el caso de Norma Aleandro, su bagaje como actriz y "mujer de mundo", y por otro el de Norma Argentina, que no sabe nada de cine y para quien todo es nuevo.

-Yo tenía la confianza de que las dos se iban a ayudar en sus diferencias, así como también en ciertas similitudes, porque al final la película también trata de una especie de juego entre amo y sirviente, en que también se van cambiando los roles. Era una experiencia muy interesante. Desde el primer día que empecé a rodar me di cuenta que era fantástico lo que estaba pasando, porque por un lado Norma Aleandro, con toda su experiencia, potenciaba a Norma Argentina, pero por otro lado Norma Argentina, con su simplicidad, potenciaba a Norma Aleandro. Y así se dio una energía muy interesante que creo que quedó reflejada en la película y que creo que es fundamental, porque al final se trata de una película de dos personajes.

-Respecto del momento histórico, la película parece plantear la tesis de que una crisis como la que vivió Argentina a fines del 2001 fue tan fuerte que fue capaz de cambiar las relaciones entre clases.

-Yo estaba estudiando en Los Angeles en el American Film Institute, haciendo un master en dirección con una beca Fullbright, y después de tres años de estudiar volví a la Argentina en agosto del 2001, es decir, cinco meses antes del estallido. Volver a hacer cine a un país así era por un lado algo muy angustiante, pero también para alguien que venía de afuera era algo muy interesante, porque estaban pasando cosas muy fuertes. No tenía trabajo, no sabía que iba a hacer con mi futuro, porque nadie estaba pensando en hacer cine, sino sólo en sobrevivir. Pero me lancé a la tarea de contar una historia que reflejara lo que estaba pasando. Eso por un lado, y por otro lado tenía siempre un interés acerca de las empleadas domésticas. Muchos miembros de la clase media hemos sido un poco criados por esa mucama, por esa empelada "cama adentro" o "puertas adentro", como dicen en Chile, y ese es personaje casi tabú. Es un personaje que esta en la familia, pero también hay que preguntarse hasta qué punto estas dos clases se pueden comunicar. Mi idea era reflexionar acerca de la clase media y su relación con otras clases, en un momento muy significativo como es una gran crisis, donde hay una posibilidad de que se vayan nivelando estas diferencias.

Jorge Gaggero y Norma Aleandro

-¿Cómo ha cambiado Argentina desde diciembre del 2001?

-La situación de hoy no tiene el mismo grado de dramatismo, hay una mayor estabilidad, pero los problemas básicos de la miseria y del desempleo siguen siendo muy fuertes. Pero espero que de ese trauma hayamos aprendido algo para hacer las cosas mejor, en lo que respecta a nosotros y también en la elección de los políticos que llevan nuestro país. Pero aunque la crisis es un trasfondo, lo importante en la película fue siempre la relación entre las dos. La crisis es un disparador.

-Da la impresión de que a través de toda esta crisis Beba comienza a descubrir a Dora.

-Yo quería abordar la crisis desde un punto de vista desde el cual también pueda ser vista como algo que abre la posibilidad de un cambio. Cada espectador puede elegir hasta qué punto el personaje de Beba cambia. Eso me parece muy interesante y por eso trato de dejarlo un poco abierto. ¿Hasta qué punto Beba cambia o hasta que punto es sólo la necesidad de tener que cambiar? Yo creo que cada espectador, a través de su propia experiencia, o experimentando la situación a través de Beba, puede hacer ese camino y esa reflexión. Quería abordar la crisis en una historia que planteara la posibilidad de superación. Creo que eso es también un poco novedoso, porque la crisis en muchas otras películas es solamente una caída, y para mí era también la posibilidad de un cambio.
Beba empieza a descubrir esa otra persona que hace 30 años estuvo con ella pero que recién ahora comienza a ver de otra forma. Y por otro lado empieza también a tratar de comunicarse. Beba es una persona que tiene problemas afectivos, en su comunicación con su hija, en la forma en que acepta la realidad. Entonces era un poco lo que nos pasaba a todos como sociedad, esa negación del problema, de lo que estaba pasando, por un lado, y por otro lado la falta de compromiso y de involucrarse en la realidad que te toca vivir para tratar de cambiarla. No sólo vivir de un pasado glorioso como el de Argentina. Porque uno fue educado de esa forma. Todos tus profesores de Historia te contaban el cuento de que hubo una vez un momento en que Argentina pudo haber sido una potencia, que era un país muy rico, pero la pregunta es, ¿qué pasó con esa riqueza, adonde se fue, por qué no fue usada para que la gente viva mejor?

-En ese sentido Beba podría ser una especie de metáfora de la sociedad Argentina, que vive en ese gran departamento, pero que no tiene ni luz ni teléfono ni nada.

-Exactamente. Y a nosotros como clase media nos está pasando eso. Estamos viviendo en la ruinas de algo, con muchas riquezas, pero que no le están llegando a la gente, que fueron mal aprovechadas o que alguien se las quedó a través de negociados, de corporaciones o de manejos políticos. Por un lado es muy crudo, pero por otro lado esto puede tal vez servir para plantar los pies sobre la tierra y cambiar algo o valorar o hacerse cargo de la historia y el presente.

Premio Especial del Jurado en Sundance 2005

-Hay momentos en los cuales queda muy marcada la diferencia de clases, como por ejemplo cuando Beba le pide a Dora que se acerque para que sus amigas le toquen la cara y vean lo suave que la tiene. Hay allí una humillación que es muy violenta y de la que Beba a lo mejor no es consciente.

-Yo creo que se trata de un estudio con dos lados, porque también es una reflexión de hasta que punto el sometedor y el sometido concuerdan, uno en dejarse someter y el otro en someter, y hasta que punto juegan estos dos roles alternativamente. Es como en la teoría del amo y el esclavo en Hegel, es decir, hasta qué grado hay una culpa del sometedor, pero también hay una complicidad del sometido. Es una imagen fuerte, que pasa mucho, y es un tabú en Argentina y en Latinoamérica a lo mejor

-El cambio de roles también se puede ver reflejado en la escena cuando Dora contesta el teléfono y habla con la hija de Beba, y no le cuenta nada a su patrona sino hasta un tiempo después. Como que ahí ella se guarda ese secreto y ese es su momento de poder.

-Totalmente. Eso pasa en mi casa y en la casa de un montón de mis amigos. En el hogar de profesionales que trabajan mucho donde la que está en la casa es la empleada. Y es ella la que conoce donde fuiste y lo que haces y donde estás. Para muchos de mi clase se trató también del primer contacto con alguien de una clase distinta o con una realidad social distinta. Para mí también significó un gran aprendizaje tener a alguien en mi casa con otro mundo. Pero también es muy loco porque esos mundos no se tocan. La vida de la empleada doméstica puertas adentro esta subordinada a vivir y servir en una familia ajena y tener su vida durante ese fin de semana en que se va a otro lugar, a otro barrio. Pero esos dos mundos difícilmente se tocan. Mi madre, por ejemplo, nunca conoció la casa de la chica que trabajaba en mi casa. Yo la conocí porque me interesé en el tema. Cuando estaba escribiendo la película, por ejemplo, mi madre me preguntaba cómo es, pero nunca se le había ocurrido ir a verla ella misma. Mi madre es arquitecta, y la chica que trabaja en casa, Lidia, se fue haciendo una casa, tal como Dora en la película, pero nunca se atrevió a pedirle a mi madre que le hiciera los planos. Entonces vas a la casa de Lidia y está entera mal diseñada, no tiene ventanas, es oscura, y yo le dije: "Lidia, ¿por qué no le preguntó a mi madre, si está con ella todos los días de la semana?", Y ella me respondió "no, la arquitecta está para cosas mayores". Eso es muy fuerte y es muy loco, porque tiene que ver también con el tema de hasta qué punto nos abrimos y somos capaces de dejar el lugar que la sociedad nos asigna pese a la cercanía física. Hay roles que cada uno tiene que cumplir que a veces nos distancian de una comunicación más sana o más sincera. Y ese era un tema que me interesaba tocar, especialmente en un momento en que se están creando situaciones extremas de no-comunicación y se recurre a la violencia como forma de solucionar conflictos.

-Y en un momento también en América Latina donde la distancia entre la gente que tiene más y la que tiene menos va creciendo cada día, y que creo que tú reflejas en el momento en que Dora va a trabajar a un country, donde ya no es la relación personal con la patrona, sino que es una diferencia cada vez más agresiva, con cámaras de televisión controlando a los sirvientes.

-Totalmente. Cada vez se va haciendo esa separación más notoria, más segregacionista. Las clases pudientes se están encerrando en barrios enrejados, con su propia seguridad, leyes, sus propias formas de autodefensa, sus sistemas de seguridad y cualquiera ajeno a eso es revisado. También se están dando imágenes de bastante violencia, porque no se revisa a todos por igual, se revisa más al que tiene la tez más oscura, así que se da un grado de prejuicio muy grande. Tengo interés de ver qué es lo que pasa con la película en países como México o Chile*, porque he encontrado que es un tema muy latente también allí.

Cassavetes y Rowlands en Opening Night

-Con respecto a referencias más netamente cinematográficas, la relación personal entre ambos personajes, y el personaje de Beba sobretodo, tiene un aire un poco a una película de Cassavetes.

-Sí, la verdad es que Cassavetes fue como mi Biblia para hacer la película. Yo soy un gran fanático de él. Y es cierto, creo que la película tiene algo de Opening Night, de Love Streams. Vi mucho Cassavetes y le hice ver mucho de su cine al equipo. Con Norma Aleandro hablamos de Gena Rowlands. Esa forma de pararse, ese aire de señora. Me fascina el cine de Cassavetes también por su frescura, porque se permite transgredir desde la humanidad de los personajes, no desde los preconceptos, sino desde la contradicción. Estos son personajes llenos de contradicciones y atados por sentimientos y situaciones que han mantenido por mucho tiempo. Y el amor también que hay entre estos dos personajes, y que es lo único que los puede llegar a liberar. Poder encontrar que a pesar de todos sus prejuicios y diferencias hay un punto donde pueden coincidir. Aunque no lo quieran aceptar, hay un punto en que también se necesitan y se quieren. Eso es algo que Cassavetes dijo muy claramente: el amor nunca muere. Una vez que le diste amor a alguien eso queda por siempre en algún lugar y en algún lugar aflora. El optimismo de Cassavetes está en eso, en que pese a que se trata de personajes conflictuados, en algún lado lo que los hace sufrir es que les importa el otro, o se dan cuenta que dentro llevan algo del otro a pesar de que luchen en contra.

-Un poco como Beba, que se resiste hasta que al final a acercarse a Dora.

-Sí, y eso puede ser lo realmente arriesgado de la película, que todo es para que al final se descubra ese pequeño pasito que una da hacia la otra. Es un paso muy pequeño, pero es algo.

-Y además resulta que es un paso circunstancial, es decir que Beba se acerca con una excusa muy clara, por necesidad.

-Claro, obviamente va a buscar las excusas, y tal vez ni siquiera llegue a darse cuenta de que lo hizo, pero lo lindo es que buscó su excusa, y fue y lo hizo.

*N.de la R.: Esta entrevista fue realizada en marzo en el marco del Festival New Directors/New Films de Nueva York con gran aceptación de la crítica especialmuyizada.

Publicada el 22-08-2005

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