Entrevista
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Melo, García y Correa "El documental no se cierra a sí mismo, deja muchas cosas abiertas" |
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Entraron por detrás del escenario sin hacer ruido, agachándose para no tapar la pantalla. Finalmente Sebastián Melo, Mauricio García y Felipe Correa, los jóvenes directores de Distantes, crónicas documentales: Isla Chaullín terminaron en el podio recibiendo el premio de la Competencia Nacional de Fidocs con una obra que rescata el valor, la constancia y el trabajo en comunidad en una lluviosa isla perdida en el extremo sur de Chile. Algo de eso también hubo en la forma que el equipo de producción peleó durante año y medio en agrestes condiciones y precariedades para sacar adelante este documental.
Por Carlos Salazar
Se trata de la primera vez que estos jóvenes se ponen tras una cámara para retratar cómo es vivir en una de las latitudes más inhóspitas para la vida junto a una veintena de familias que deben organizarse para sacar adelante una economía magra y obtener dones tan preciados como la electricidad o las comunicaciones. El documental también registra parte del trabajo que hacen los voluntarios de la Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza y el Programa Servicio País.
Al respecto, Sebastián Melo, cuenta que el trabajo comprendía originalmente dos ámbitos: "Como el documental se hizo al alero de la Fundación para nosotros exigía hablar de una historia que reflejara algo universal, que fuese entendido por alguien que no conociera también el programa. En síntesis, queríamos armar una obra con pretensiones narrativas y que además sirviera como medio de difusión del trabajo que hace Servicio País".
-¿Cuánto le mueve el piso a un grupo de primerizos, ganar el más prestigioso certamen documental del país?
-Claramente, Fidocs es una especie de validación del medio, sobretodo cuando al primer trabajo ya se puede compartir y conversar con gente que lleva años de carrera, ya manifestarse en ese medio te cambia la perspectiva totalmente. Ese es uno de los elementos principales. Participar era siempre nuestra intención, no ganarlo, pero si lograr un estándar de circulación que permitiera hacerlo conocido afuera.
-Originalmente la intención era hacer dos documentales, una serie.
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Distantes |
-Originalmente, el proyecto era hacer una película documental donde mostráramos dos realidades. Una era ésta de la Isla Chaullín y la otra es el proyecto en paralelo que es en Camiña, una localidad de artesanos aymaras en el desierto de Iquique. Claro, el trabajo partió como díptico, pero no cerramos las puertas a una serie que hable de muchos más lugares. De partida pasamos 6 meses editando y dejando fuera 75 horas de material. Lo importante es que lo que queda refleja un mundo que sí está mirado de una forma más o menos completa. Un buen discurso de lo que es este mundo. El documental no se cierra a sí mismo, deja muchas cosas abiertas.
-Algunos documentalistas toman una cámara y salen a filmar otros prefieren primero afinar la mirada. ¿Cuál es la visión de ustedes?
-Los impedimentos técnicos o de equipos son fácilmente franqueables por cualquiera que agarre una cámara y tenga una buena idea. En este caso, creo que nuestro gran lujo fue poder dedicarnos un año y medio entero, y a tiempo completo, para la serie de dos documentales. Creo que hoy nadie, o muy pocas personas, pueden darse esa satisfacción de abocarse a un trabajo que va madurando en el tiempo. De alguna manera estábamos en situaciones precarias de grabación. Pero nos preocupamos de salir con el mínimo nivel técnico para lograr al final la copia beta o en formato para tele y por eso estamos muy lejos de lo que es óptimo para trabajar. Todo fue hecho a pulso, desde conseguir los fondos hasta la edición. Entre los tres hicimos el montaje, el sonido y todo.
-Sobre las nuevas temáticas del documental chileno que poco a poco parece convertirse en un embrión denuncia de tipo ecológico o de derechos ciudadanos en general. ¿Qué tan distantes estamos de una mirada de autor?
-La verdad no te podemos decir con propiedad, porque no nos sumergimos como hubiésemos querido en el festival, pero por lo general, se están viendo más temas que van cambiando. No al ritmo que se quiere. Pero buenos temas. Yo creo que no tenemos un nivel de autor, eso es súper complicado sobre todo si tomas en cuenta que todo lo que se hace acá es casi autofinanciado, endeudándose, y con un plan en el que ojalá puedas vender tu trabajo para pagar las deudas y recuperar lo invertido.
-¿Qué camino le espera al documental el resto de este año?
-Bueno, tenemos los pasajes para ir a Francia, a Marsella y desde ahí estamos pensando, porque pese a que Pato Guzmán te presenta como ganador de Chile, vas avalado no más, no te aseguran la entrada a los festivales de allá sin la promoción y hay que elegir por ahí un festival que sea acorde a los temas y al nivel de tu trabajo. Pero este año queremos ir a Valdivia, a Viña también y Caldera porque nos interesa que en Chile se vea harto. Y por otra parte seguimos participando del circuito internacional en Huelva, Canadá y Europa.
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