Entrevista
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Esther Saint Dizier: "Los festivales somos distribuidores alternativos" |
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Hija de refugiados españoles que llegaron a Francia durante la guerra civil, Esther Saint Dizier habla un fluido español. Su primer trabajo por América Latina lo desempeñó en proyectos de solidaridad desde una ONG para luego ser una de las fundadoras del Festival Encuentros del Cine de América Latina de Toulouse, del que desde hace muchos años dirige, y que el 2008 cumple 20 años. (Foto: Bernardita Birkner)
Por Lucía Carvajal Berland
-¿De dónde viene tu interés por el cine?
-Lo del cine vino a raíz de mi militancia y solidaridad por América Latina, en épocas de dictadura. Estábamos trabajando en esta asociación, nos reunimos cinco de nosotros y decidimos hacer un Festival de Cine Latinoamericano, para dar a conocer la realidad de la región al público francés. Nos pareció un medio interesante y más vivo para ampliar el público de la solidaridad. Empezamos así. Nos pareció que el cine es un soporte importante porque da a conocer no sólo la realidad, sino también el imaginario de los pueblos latinoamericanos. Fue así como rápidamente nos dimos cuenta –a fines de 1989- que el cine de la región estaba mal, complicado. En Brasil, por ejemplo, la producción había caído a nivel cero, cuando Embrafilm desapareció. Entonces pensamos que el objetivo mismo de la solidaridad que queríamos tener también podía ser el cine. Pensamos cómo ayudar y decidimos fundar una asociación de encuentro de Toulouse para organizar un Festival y ayudar, con nuestros medios, a cineastas y productores latinoamericanos. El enfoque fue solidario desde el principio.
-¿Decidieron fundar este Festival, sin ninguna experiencia anterior?
-Teníamos ya experiencias de festivales de estudiantes en la Universidad. Había nuevas generaciones que salían adelante y buscaban enfrentar el problema de buscar ayuda para la post producción, que es un trabajo costoso.
-Y así se crea Cine en construcción (Work in progress)…
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Bolivia de Adrián Caetano |
-Fue concretamente para responder a una demanda. En la primera edición del Festival, con muchas precauciones, fue una sola película: Bolivia de Adrián Caetano (que asistía al festival). Aprovechando la presencia de profesionales del cine los invitamos a ver la película inacabada. No es fácil exhibir a profesionales una película sin terminar, pero empezamos así. Dos meses más tarde la película estaba en el Festival de Cannes. Así se pudo terminar porque una selección en Cannes abre muchas puertas (risas).
Al año siguiente fueron tres películas argentinas y, en adelante se diversificaron los países, hasta que el Festival de San Sebastián, con quien hemos tenido buenos vínculos, se interesó en esta iniciativa y decidimos hacer Cine en Construcción, con una convocatoria dos veces al año. Una en Marzo, en Toulouse y otra en Septiembre en San Sebastián. La primera vez recibimos muchos proyectos, los profesionales respondieron. Estamos en el sexto año y ha ido creciendo mucho.
-¿Y cómo es la recepción del público de la ciudad?
-Toulouse es una ciudad muy hispano-parlante, muy cercana a la frontera con España y viven allí miles de refugiados de la guerra civil, que en 1939 se refugiaron en Francia. La decisión fue quedarse en el Sur, para estar próximos para poder volver y no lo hicieron porque no pudieron. Había 400.000 refugiados, por lo que se decía que Toulouse era la capital de los españoles en Francia. De esta manera hay una sensibilidad muy vinculada a lo hispano y ésta es una ciudad muy cinéfila. Allí existe, en relación a los volúmenes, la segunda cinemateca de Francia. Tiene además escuelas de cine y comunicación.
-Hay bastantes festivales especializados en América Latina…
-Si, Huelva, Trieste, dirigido por el chileno Rodrigo Díaz, y otros más pequeños. Recientemente, Biarritz en Francia. Como el volumen de cine latinoamericano ha aumentado mucho, hay películas suficientes para presentar en dos festivales en Francia. Son seis meses de distancia entre uno y otro... Hay gran interés por el cine latinoamericano, sobretodo desde finales de los 90, cuando aparecen nuevas y renovadas generaciones, fenómeno importante porque fue masivo. En el año 97 fuimos los primeros en organizar una sección específica llamada joven cine argentino. Al llegarnos como 15 óperas primas, pensamos está pasando algo importante y decidimos hacer esa sección especial e invitamos a los jóvenes directores a una mesa redonda para hablar de este fenómeno. Luego lo hicimos con el cine chileno, cuando nos llegaron una docena de óperas primas. Son las tendencias que se pueden apreciar y detectar cuando tienes años y años de experiencia de selección de películas.
-Este año hicieron un homenaje a Raúl Ruiz…
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Ruiz entrevistado en Toulouse |
-Esta es la segunda vez que lo hacemos. El primero creo fue en 1993 y vino a presentar sus películas. Este año fue muy bonito, exhibimos su producción chilena. Al mismo tiempo, la Cinemateca, durante todo el mes de Marzo, presentó sus películas francesas. Además él vino a dar una lección de cine, la que nos quedará en la memoria por largo tiempo. Fue fenomenal, su capacidad creativa, su memoria, su cultura. Vino con Valeria Sarmiento, de quien también hemos exhibido sus películas. Recuerdo que me encantó Amelia López O`Neill.
-¿Recorres de preferencia festivales en América Latina?
-Sí, y otros donde también se muestran películas latinoamericanas, como el de Rótterdam, el que tiene la inquietud de buscar nuevos talentos.
-¿Cómo encuentras el Festival de Valdivia?
-Muy simpático (entre risas). Es fenomenal que se arme en una ciudad de provincia, en el Sur de Chile, en una ciudad tan bonita y con excelentes opciones artísticas, que son valiosas. Me parece que es importante que sea la Universidad Austral la que organice.
-¿Y qué te parece la programación?
-Me parece bien, hay varias óperas primas. Es como nosotros, que desde el comienzo hemos querido darles espacio a los jóvenes directores. Nos identificamos con un festival como éste. Importante es también el Work in Progress e incluir cine del pasado.
-En el fondo la opción por las óperas primas, como tú dices, resulta importante como apoyo. Es abrir otras ventanas.
-Las grandes producciones no necesitan festivales. Muchas pequeñas películas independientes y de autor son más frágiles y necesitan ayuda, no van a encontrar distribuidor automáticamente. La verdad es que los festivales estamos desempeñando un papel de distribución alternativa. Es importante que esas películas sean vistas por profesionales, pero también por el público que asiste. Es un circuito alternativo.
-¿Crees que a corto plazo las salas tendrán que habilitar proyectores para formato digital para exhibir esas pequeñas películas?
-Nosotros ya hemos proyectado el Betacam digital. Se nos han presentado varios casos de filmes que no llegan en celuloide.
-¿Qué piensas que pasará con el celuloide?
-Con el celuloide, quién sabe. Pero las salas deben equiparse con equipos de alta definición. Pero el costo es importante.
-Finalmente, ¿qué te parece el cine chileno?
-Las nuevas generaciones me parecen súper talentosas, como el caso de Matías Bize, Sebastián Campos (Lelio), Alicia Scherson. Son verdaderos autores, con universos personales, con sensibilidad.
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