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José Luis Rebordinos "Queremos ser la entrada a Europa del cine latinoamericano"

(Foto de J.L. Rebordinos: Copyright Festival)

Quienes conocían a José Luis Rebordinos aseguran que nunca antes lo habían visto con chaqueta. Pero su flamante cargo como Director del Festival de San Sebastián exige algunas formalidades que en nada comprometen su afabilidad y llaneza. Cuando el festival está en la recta final, a instantes de recibir a Antonio Banderas, y entre llamadas informándole de los premios dirimidos por los distintos jurados, Rebordinos se tomó unos minutos para conversar con Mabuse de los nuevos rumbos del Donostia Zinemaldia, donde el cine latinoamericano será su puntal más importante y distintivo. "No queremos que San Sebastián sea sólo un sitio donde se exhibe cine latinoamericano. Queremos que sea un sitio donde se hagan negocios" afirma categórico.

Por Pamela Biénzobas

Con la misma simpatía, modestia y sinceridad que describíamos, Rebordinos dice tranquila y lúcidamente que no pueden tener complejos por ser más chicos, sino asegurar su éxito adaptándose a sus dimensiones reales. Rebordinos sabe bien de lo que habla porque no es ningún aparecido en San Sebastián. Llega a la dirección del Festival desde dentro. Sucede a Mikel Olaciregui –que además sigue en el equipo-, tras varios años como miembro del comité de dirección del Festival de San Sebastián. Por eso el cambio se hace en continuidad, lo que implica que se mantendrá, por ejemplo, un espacio privilegiado para el cine latinoamericano. Pero Rebordinos quiere profundizar más ese vínculo, y espera transformar a San Sebastián en una plataforma concreta para la industria, con un foro de coproducción entre Europa y América latina que piensa poner en marcha a partir de la próxima edición.

-¿Qué sello te gustaría darle al festival?

El camino del vino (2010), de Nicolás Carrera, en Culinary Zinema 2011

-El sello concreto es complicado de decir. Sí creo que desde la nueva dirección hay algunas apuestas claras. Algunas son redundantes en líneas que ya estábamos trabajando, y otras pueden ser más nuevas. Por un lado, quiero hacer un festival sin complejos. Somos un festival más pequeño que Venecia y Berlín, y si miramos hacia ellos no es para intentar parecernos y competir, sino para aprender y adaptar cosas que nos gustan como la nueva sección Culinary Zinema (N. de la R.: que realizan en conjunto con Culinary Cinema, la sección de cine y gastronomía que la Berlinale realiza desde 2007).

Es un festival sin complejos que tiene que apostar claramente por el cine español como hacen los grandes festivales con sus cinematografías. Eso se ha notado este año, con quince películas en las secciones importantes del festival, aparte de las de Made in Spain y Zinemira (programas consagrados respectivamente al cine nacional y vasco). Va a seguir siendo así.

Hay otra característica clara, que es que la apuesta por el cine latinoamericano. Siempre lo hemos hecho, desde Cine en construcción (programa de ayuda a la postproducción en conjunto con el festival de Toulouse) y desde Horizontes latinos, y ahora queremos darle un carácter más de industria. Queremos completar Cine en construcción, y estamos trabajando para poner en marcha un foro de coproducción entre América Latina y Europa.

Queremos ser la puerta de entrada a Europa para el cine latinoamericano. Pero también nos gustaría que el cine europeo se mezcle con el latinoamericano y tenga la oportunidad de ir también a América Latina. Tiene que ser un viaje de ida y vuelta.

Hemos intentado también hacer un evento más festivo, desde la fiesta de inauguración, de clausura para un número importante de personas, las Sesiones de medianoche, las de Culinary Zinema con cenas temáticas que han estado funcionando de locura… Son diferentes líneas en las que estamos trabajando.

-¿Cómo posicionará el festival su identidad respecto al cine iberoamericano –que a veces la gente cree que es la especialización de San Sebastián–? ¿Cómo y por qué dará ese paso desde ser una vitrina privilegiada a jugar un rol en la producción?

José Luis Rebordinos (Foto: Montse G. Castillo)

-San Sebastián es un festival de cine internacional; no hay más que ver su Sección oficial. Pero sí es verdad que tenemos una lengua en común con la mayor parte de los países de América Latina, y eso nos crea una comunidad cultural y mercantil realmente importante. Creo que San Sebastián, que siempre se siente orgulloso de ser el más pequeño de los grandes, de estar agarraditos a la cola de festivales mucho más importantes, con más del doble de su presupuesto, sí que tiene que tener una personalidad propia donde puede ser el más importante. Ahí creemos que podemos serlo. Creemos que para el cine latinoamericano podemos ser el gran festival, porque la lengua es fundamental para ello. En esa apuesta estamos.

Desde un punto de vista cultural siempre ha sido un sitio por el que el cine latinoamericano ha apostado por enseñar sus películas. Pero ahora queremos dar un paso más allá. No queremos que sea sólo un sitio donde se exhibe cine latinoamericano. Queremos que sea un sitio donde se hacen negocios; donde el cine latinoamericano puede buscar coproducción, donde puede vender a una televisión, donde puede vender a varios territorios sus películas. Y viceversa, queremos que el cine europeo venga con proyectos a San Sebastián que puedan interesar al mercado latinoamericano. Ahora vamos a intentar ayudar a los proyectos que están comenzando y que tienen ya una parte de financiación pero necesitan un aporte mayor para poder terminar el proyecto.

-La apuesta va en esta misma línea de marcar la identidad en lugar de competir.

-Yo he dicho muy claro que no quiero ser un festival que compita con los demás. Podemos no ser el mejor del mundo ni el más importante pero podemos ser un buen festival. Entonces tiene que ser un festival acorde a nuestro tamaño, acorde a nuestro presupuesto, acorde a nuestras infraestructuras…

-…Y con una identidad propia.

-Y con una identidad propia. Yo creo que en los tiempos que corren, que van a ser complicados, van a sobrevivir los festivales que sean capaces de adaptarse a sus propios medios económicos y que sean capaces de tener una personalidad definida. Y en algo concreto tienen que ser los más importantes por sobre los más grandes. De los más generalistas, sin personalidad definida, sólo van a sobrevivir los más grandes. Cannes, Venecia, Berlín, por sí mismos se justifican sin necesidad de una especialización. Los que ya somos un poco más pequeños vamos a tener que aportar un valor añadido para que la gente siga viniendo.

-En ese sentido se tendrá que ser convencer a la industria latinoamericana de venir porque es aquí donde va a tener mayores posibilidades, un lugar más destacado, en lugar de ser uno más en medio de otros cines. ¿Cómo se haría, concretamente?

-Nosotros estamos hablando con todos los agentes que tienen que ver con cine latinoamericano y europeo: los institutos del cine, productores, etc., y esta idea se está recibiendo muy bien. Sobre todo en América Latina consideran que San Sebastián es "el" sitio y que además les vendría muy bien. Ya este año hay más presencia de industria que el año pasado, y esperamos que el año que viene, si conseguimos financiar este proyecto, sea una realidad. Si no, tendremos que esperar hasta el 2013. Pero espero ya el 2012 poder traer cien, ciento y pico personas más del mundo de la industria, pero muy, muy elegidos para los negocios entre América Latina y Europa.

-¿Qué pueden esperar y hacer para sacar provecho a este proyecto cineastas latinoamericanos de la nueva generación, por lo demás bien representada este año con muchas primeras y segundas películas?

Anónimo / Sentados frente al fuego, films de Chile en San Sebastián 2011

-No es casualidad que haya más óperas primas. Creo que tiene que ver con la vitalidad del cine latinoamericano, en que curiosamente se dan sobre todo producciones de bajo presupuesto, pero muy interesantes creativamente, y que se mezclan con producciones de más alto presupuesto.

Países como México, Argentina o Brasil no sólo generan un cine pequeño sino que también están generando grandes películas y películas con vocación comercial. Creo que esa mezcla de las dos cosas es muy importante. Es esa creatividad, esa fuerza hace que el festival se interese mucho por las óperas primas, los nuevos creadores. Este año hay un ramillete realmente importante.

¿Qué es lo que pueden esperar? Lo que ya estamos intentando es que vengan aquí, que exhiban sus películas, que tengan distribución para Europa, que conozcan gente. El siguiente punto es el foro de coproducción. Si conseguimos hacerlo no sólo se van a beneficiar los proyectos que vengan, sino también las películas que vengan a exhibirse. Porque ese foro nos permitirá tener aquí televisiones, compradores internacionales, compradores locales, y van a ser fundamentalmente los que se interesan por el cine latinoamericano. Es decir, a ese distribuidor que en Alemania o en Inglaterra está un poco especializado, que sabemos que todos los años distribuye películas latinoamericanas, a ése es al que vamos a invitar. Va a haber aquí una presencia de la industria que les va a servir en todo el proceso: a los que están con proyectos recién traídos, para buscar coproducción; a los que están con Cine en construcción para intentar finalizar la postproducción, y a los que ya tienen una película terminada para intentar encontrar distribución.

La idea es que con el foro de coproducción podríamos terminar de cerrar el círculo. Es lo que podríamos ofrecer.

-¿Cómo se situará la Sección internacional en ese contexto?

-Ahí seguiremos intentando ser lo más fuertes posible. Vamos a seguir siendo un festival internacional serio, pero ahí no podemos ser los mejores. En el otro tema, sí podemos ser los mejores. Podemos ser los más importantes. Podemos ser el sitio donde a cualquier latinoamericano que quiera hacer negocios le interese estar. Ésa es la clave.

-Respecto a la programación, idealmente y más allá de las limitaciones concretas para conseguir las películas, ¿cuál sería el criterio de selección, la marca distintiva?

-Es muy difícil eso, pero nos pasa a todos los grandes festivales: ninguno tiene una línea definida. Las programaciones oficiales son muy heterogéneas. Somos un festival que depende mucho del público, que es muy importante, y donde la crítica local, nacional e internacional generalmente tiene opiniones bastante diferentes sobre las películas porque su situación es diferente. Tenemos una crítica local que rara vez se mueve en festivales internacionales, una nacional dividida en diferentes tendencias, y una internacional que está en otro sitio.

Es muy importante ser un festival heterogéneo, donde todo el mundo pueda encontrar algunas películas que le gusten, y habrá otras que no le van a gustar porque son realmente muy diferentes. Buscamos que haya una parte que siendo de calidad llegue al público, con vocación comercial, y buscamos que dentro de la programación –obviamente, como es obligación siempre de un festival- se encuentre gente que está buscando nuevos caminos, nuevos territorios, que está intentando hacer cosas diferentes. De esa mezcla será de donde vendrá el éxito o no de la Sección oficial.

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