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Cannes 2012 (4) Lecciones de un viejo gruñón

Foto: Pamela Biénzobas

Presentado en la sección Cannes Classics, Me and Me Dad es el documental que Katrine Boorman hizo sobre su padre el director John Boorman, autor de filmes clásicos de los 70 y 80 como Deliverance o La selva esmeralda.

Por Pamela Biénzobas

John Boorman no parece un tipo muy simpático. Sobre todo, no parece un padre muy dulce, sino más bien un viejo estricto y cascarrabias. Y él es el primero en decirlo: "I'm just a grumpy old man" ("Sólo soy un viejo gruñón"). Pero sí es un paterfamilias muy presente, que incluso se llevaba a sus hijos a sus rodajes, y que, además de hacerlos actuar cuando niños, trabajó con ellos ya de adultos. Por eso, cuando su hija Katrine quiso lanzarse en la realización, la elección del tema pareció natural: hacer un documental sobre su mundialmente conocido padre. Aunque Katrine Boorman no demuestra tener tanto talento como su padre, la discreta cinta permite descubrir al hombre tras la cámara a través de su vida familiar. Al día siguiente del estreno mundial en Cannes, padre e hija dieron entrevistas juntos (en este caso, a dos periodistas, en una conversación a cuatro), él tratando visiblemente de dejarle a ella el protagonismo, pese a su tendencia natural a dar órdenes.

El proceso personal de Me and Me Dad...

Katrine Boorman (KB): Nunca dejamos de vernos, pero yo pasé mucho tiempo fuera de Irlanda. De lo que se trata es de volver a Irlanda, volver a casa, a los recuerdos de infancia de mi hermana fallecida. Papá estaba en Irlanda, yo en Inglaterra, y nos juntábamos para filmar. Fue todo un proceso muy orgánico.

John Boorman (JB): Hacer algo así, en que ella está tratando de averiguar cosas sobre mi trabajo y vida, es mucho más intenso que una relación corriente, en que estas cosas surgen de vez en cuando y se habla de ellas sólo un momento. Creo que yo trataba a Katrine como a una hija, y en el proceso de hacer esta película la reconocí como un adulto, y nos hicimos en cierta forma amigos. Padres e hijas no siempre tienen esta relación madura.

Boorman indicándole a su hija cómo debe dirigirlo

Mi emoción primordial al ver la película anoche por primera vez fue de alivio. No fue demasiado vergonzoso para mí, pero te sientes un poco expuesto. Lo que es irónico porque cuando estaba en la BBC hice toda una serie de documentales sobre personas. Tuvieron bastante éxito, pero al final del día pensaba que le hacía daño a la gente. Una de las películas fue sobre una niña de quince años. Tuvimos que acogerla en nuestro hogar durante un tiempo porque estaba desorientada por el hecho de que el documental se hubiese mostrado en todo el país. Al final me rendí, porque en primer lugar es frustrante. Al hacer un documental, estás excluido de ciertas áreas: la puerta del dormitorio siempre está cerrada. Pero también pensaba que en verdad no era justo para esas personas exponerlas de esa manera. Ahí es cuando comencé a hacer ficción. (A Katrine) Espero que hagas lo mismo, que pases a la ficción en lugar de avergonzar a tu padre.

KB: De todas maneras. Lo que puedo decir es que fue como haber tenido cuatro años de sicoterapia. Pienso que tienes razón, es difícil, la línea es fina. En el montaje me preguntaba todo el tiempo "¿qué estoy haciendo?". Por un lado necesitas tensión y narración, y por otro lado se trata de tu familia. Estás en un dilema. Hay muchas cosas que no dejé. Cuando la cámara empieza a rodar, y eres un miembro de la familia, te tienen confianza, y tienes una sensación constante de responsabilidad. ¿Los defraudaré? ¿Se sentirán mal?

La infancia de los hijos…

JB: Tener una familia siendo cineasta es muy difícil, porque cada momento de vigilia estás trabajando, luego vuelves agotado en la noche.

KB: Por eso nos llevaban con ellos a todos lados, porque de otro modo no habrías tenido vida de familia. Es muy inusual. Creo que hoy los servicios sociales te perseguirían si no enviaras a tus hijos al colegio. El mantra de papá hacia nosotros siempre fue "el colegio no es un lugar para niños".

JB: Cuando era joven era muy arrogante acerca de la educación. Detestaba la idea del colegio, y efectivamente pensaba que no era un lugar para niños. Hice todo lo que pude para mantenerlos lejos del colegio. Yo tenía ideas muy firmes acerca de todo. Ahora solo tengo dudas.

Ser dirigido por su hija…

Los Boorman

KB: Él no es muy paciente, pero es un maestro en lo suyo. El poco de control que pude rescatar fueron las tomas de instalación, en que está diciendo "no hagas esto, pon las luces acá"... De hecho tapé la luz de mi cámara con cinta negra para que no supiera que estábamos grabando esas situaciones. Yo quería algo más crudo, algo muy real. Y también me parecía divertido mostrar cómo estaba ahí dándome lecciones.

JB: Si puedo interrumpir, cuando dices que querías algo más real… Pues el cine no es real, es metáfora. Y esta noción de que se habla, de realidad... Esto, ahora, es realidad.

KB: No es así, estamos siendo entrevistados.

JB: Esto es realidad. Podrías estar mintiendo, pero este es el mundo real. Una vez que lo filmas, es metáfora, son imágenes, luz. La noción de que al tapar la luz de la cámara...

KB: Pero tú no sabías que te estaba grabando en esos momentos en que me dabas una clase magistral.

JB: ¿Acaso me comporté de manera diferente?

KB: En cierta forma sí, porque no sabías que la cámara estaba en marcha, así es que todo era muy natural. Definitivamente era distinto.

Sobre haber usado a su hijo Charley, aún adolescente, en La selva esmeralda…

Charley Boorman en La selva esmeralda

JB: Pienso que estuvo muy bien. Fue una película tan ardua de hacer en esas condiciones, y en cierta forma hubiese sido mucho más difícil con alguien con quien no tuviera ese lazo. Fue una aventura impresionante a la que fui con Charley. ¡Y él sigue en eso! (Entre otros proyectos de aventura, Charley Boorman ha recorrido el mundo en moto con Ewan McGregor en las miniseries documentales Long Way Round y Long Way Down)

Suena el teléfono de Katrine. Es Charley, que llama desde el otro lado del mundo para saber cómo salió la première de la película. Mientras su hermana habla de cómo la gente lo quiere, su padre le cuenta que "todo salió mucho mejor de lo que me esperaba".

KB (Al teléfono): Te llamo de vuelta, Charley. (Tras colgar:) ¡No podríamos haberlo programado mejor!

Formas originales de financiar las películas…

JB: Acabo de terminar un guion hace apenas unas semanas. Es una suerte de secuela de Hope and Glory. Es la misma familia, diez años más tarde, en la época en que yo tenía 18 y tuve que ir al ejército por dos años, en los cincuenta. En este momento estamos buscando el dinero.

En 2008, cuando todo se derrumbó, se hizo muy difícil para el cine independiente, porque dependes de préstamos bancarios. Si la pre-vendías a territorios, lo que hacían era darte el 10% del dinero al momento de la firma. Luego tomabas un préstamo por el otro 90%, y al entregar la película te daban todo el dinero y le pagabas al banco. Pero los bancos dejaron de prestar. Entonces todo ese método de financiación de películas colapsó, y nunca se recuperó. La preventa es ahora muy difícil, así es que estamos buscando otras formas, como fondos de cine, tax shelters, soft money...

Por cierto, invertir en películas es una muy buena manera de lavar dinero. Cuando estaba en el Amazonas (filmando La selva esmeralda), se me acercaron unos contrabandistas que sacaban oro de contrabando de una mina de una zona protegida con una avioneta ligera, que se cayó. Entonces me dijeron "podrías ir con un equipo, hacer como que estás haciendo una película, y sacar el oro y lo compartimos". Les dije "de hecho estoy haciendo una película, no tengo que fingir".

Me pareció una muy buena idea para financiar una película, pero tenía una manera aun mejor: en esa época, el cruzeiro estaba congelado, no se podía cambiar. Entonces todos los estudios de Hollywood tenían cruzeiros congelados (para luchar contra la hiperinflación, en que las cosas costaban más en la tarde que en la mañana). Fui donde Universal y les dije "tengo que hacer esta película, ¿puedo comprarles sus cruzeiros?". Estaban encantados, y llegamos a un trato de 20 centavos por dólar, lo que significó que estaba obteniendo 80% del dinero gratis. Sin embargo, el dinero no llegó, así es que fui a la Warner Bros. ¡Y obtuve cruzeiros a 10 centavos por dólar! Mi contador en un momento me dijo "no me pidas que te lo explique, pero al parecer mientras más te demores en filmar, más barata saldrá la película".

Sus mejores experiencias como cineasta…

Burt Reynolds en Deliverance

JB: Todas son horribles. Hacer cine es un trabajo dolorosamente difícil y agotador. Cada vez, tras luchar por juntar el dinero para hacer una película, cuando al fin tenía luz verde, caía en una profunda depresión porque sabía que el siguiente año y medio o dos iba a estar como un preso. Pero por supuesto que hay grandes placeres. Hicimos Hope and Glory (La esperanza y la gloria), acerca de mi familia, y fue hermoso. Experiencias peligrosas como en la selva, o bajando un río en Deliverance, provocaban mucha unidad. Si has vivido un rodaje, cuando te encuentras nuevamente con las personas, hay un lazo muy fuerte que los une. Es como haber estado en las trincheras y haber salido vivo.

KB: Cuando miro hacia atrás, a los días en que actuaba e íbamos a las locaciones, recuerdo haber pensado "es un oficio tan solitario, y comprendo por qué todos son tan neuróticos". Tú siempre tenías la estabilidad y el calor de la familia, lo que lo hacía mucho mejor porque siempre había alguien con quién estar. Es algo muy solitario. La gente pasa horas sentada en una habitación de hotel...

JB: Tengo una serie de consejos que les doy a los directores principiantes. Uno es que la persona más importante en el casting es la maquilladora, porque puede "envenenar" a los actores. Cada mañana están ahí, saben los rumores y pueden difundirlos. Necesitas una maquilladora muy positiva, que cuando entre el actor le diga que se ve excelente, que está actuando tan bien. ¡Eso es lo que necesitas!

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