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Rafael Sánchez

Rafael Sánchez (1920-2006) Las facultades creativas

A los 85 años falleció el cineasta chileno Rafael Sánchez. Documentalista con más de 30 cintas, director del largometraje de ficción "El cuerpo y la sangre", el cura Sánchez, como era conocido (de hecho fue sacerdote hasta que se casó con Graciela Bresciani), es autor de un libro imprescindible en la formación fílmica en Latinoamérica: "El montaje cinematográfico: Arte en movimiento". De ese texto hemos extraído este fragmento donde el cura Sánchez (era sacerdote jesuíta) explica de manera sencilla la poca atención que pone la educación a la fantasía e imaginación, motor fundamental de cualquier actividad artística.

Por Rafael Sánchez

La palabra "arte" viene de "agüere", que en Latín, significa hacer, realizar. Todo artista debe trabajar, elaborar. Elaborar es la mejor traducción del "agüere" latino. Es como "sacar de" mediante una manufactura. Todo artista debe sacar algo nuevo de una materia informe. Su largo aprendizaje está destinado a adquirir la habilidad artesanal para imprimir la forma a una materia.

Las materias varían grandemente entre un arte y las otras artes. Pero, cosa curiosa, no son las materias las que más diferencian las artes. Primeramente, porque las materias o materiales con que trabaja el artista son de las más diversas índoles. Unas son substancias minerales (polvos de color, aceites, argamasas, piedras, mármol, hierro) como las usadas por los pintores, escultores y arquitectos; otras son sonidos, como en la música, dramaturgia, cinematografía; otras movimiento corporal, como en la danza, el mimo; otras son palabras, como en la poesía. Y esas y otras muchas materias son compartidas por diversas artes.

Tales materias primas son del todo secundarias en la creación artística. La verdadera "materia" fundamental con que el artista elabora su obra, sea de la índole que sea, son las imágenes de la fantasía.

Comprender este mecanismo psicológico del proceso artístico es de importancia, porque anida aquí todo un enfoque del sistema docente. Recuérdese que estamos empeñados en un método de enseñanza, no en una polémica metafísica.

Facultad imaginativa

Las callampas (1957)

La fantasía o imaginación es una facultad humana lamentablemente descuidada en la educación del hombre. Ha sido relegada por siglos en la trastienda de los fenómenos incontrolables del ser humano. Por un afán desmedido de intelectualismo se ha creído sólo en las definiciones conceptuales y no se ha destinado el suficiente esfuerzo para analizar la fecundidad de la fantasía y su tremendo significado en el comportamiento humano.

El artista, por instinto y por necesidad vital, es el hombre que se mueve, que intuye, que siente y se expresa a través de las imágenes. Por esta razón no podrá existir un arte poético compuesto de solas ideas abstractas. Nada más preciso a este aspecto, que la definición que dio Aristóteles de la poesía: "Tiene por fin asignar nombres propios a las generalidades" (Poética, IX, 3), donde este psicólogo de la antigüedad señala como el oficio del poeta baja de lo general-abstracto a lo particular-concreto, a lo que tiene "nombre propio", a lo que está encarnado en la imagen.

 

Este término "imagen" (o "fantasma" como lo llamaron los griegos) no se refiere solamente a lo visible, a la imagen que captan los ojos, sino que abarca toda la gama de datos sensoriales que se acumulan en la memoria imaginativa. Las cosas que recordamos están revestidas de colores, volúmenes, luces y sombras, olores, sonidos, tersuras, asperezas, rugosidades, sequedad, humedad, amargura, dulzura y acidez al paladar, y mil notas sensitivas por añadir.

Junto a cada idea que podamos concebir en nuestra inteligencia hay imágenes que la soportan. La psicología acepta el hecho de que resulta imposible pensar sin alguna imagen que acompañe y sostenga el concepto. Esta aseveración es mucho más trascendental de lo que pudieran imaginarse aquellos educadores que continúan embutiendo conceptos y más conceptos a los niños y a los jóvenes y a los adultos en forma abstracta y que basan toda la didáctica en palabras-conceptuales, mientras dejan virgen, sin cultivo alguno, el campo fértil de la imaginación y la afectividad.

La imagen tiene el mágico poder de despertar afectos. Sería risible el hombre que pretendiera despertar afectos por medios abstractos. Por lo tanto, la imagen está ligada a las emociones y sentimientos nobles e innobles; a las recónditas motivaciones que hacen que un ser humano se decida por tal o cual camino a seguir.

Chile, Paralelo 56 (1964)

La inteligencia y sus operaciones abstractas y universales son indiscutiblemente la mayor conquista del hombre en su proceso evolutivo. La mente humana, con su poder de análisis y síntesis, es suprema, soberana. Pero el hombre es de carne y hueso y todo lo que procure hacerlo olvidar de ésta su condición material es, en último término, dañino y desorientador.

El artista vive, siente y se expresa a través de las imágenes sensoriales y afectivas; pero permanece constantemente consciente de que todo aquello que él hace está dirigido por su inteligencia ordenadora. Toda forma artística es un fruto del orden y de la armonía creadas por la inteligencia sobre el dato sensorial. Es tal esta simbiosis de todas sus facultades, que resultaría imposible decidir cuál de ellas toma una parte mayor o más excelsa en el trabajo creativo. Y es precisamente a esta armonización equilibrada de las potencias humanas a lo que debería volverse cuando se habla de cultura y educación de los pueblos. Todo ser humano, por intelectualizado que pretenda estarlo, está sometido a este proceso cognoscitivo de su naturaleza sensorial. La diferencia con el artista está únicamente en el grado de sensibilidad y en la atención que él presta al fenómeno interior.

Afortunadamente muchos hombres van despertando a esta necesaria transformación, y nunca como ahora se había notado un borrarse de los límites y un derrumbarse de los muros tradicionales que separaban a los científicos, filósofos y artistas. Y no se entienda esto como una cordial fusión y un visitarse de buenos vecinos, pues no son sólo las personas las que se acercan, sino que son la ciencia, la filosofía y el arte las que comienzan a encontrarse mutuamente y a sorprenderse a sí mismas en terrenos comunes.

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