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Entre los muros de Laurent Cantet

El cine de Cantet y Entre los muros Los límites de la educación

Tras un corto paso con una copia en una de las cadenas de cine comercial, el filme francés que promete convertirse en uno de los mejores estrenos del año, sigue dando la pelea en el Cine Arte Alameda y ya circula en DVD. Un retrato duro sobre el desarrollo de una clase en una escuela francesa, que más parece una batalla cultural entre un profesor y sus alumnos.

Por Jorge Morales

Nota: Este texto fue publicado originalmente en el Diario Sanfic de agosto 2009.

Se dice que el trabajo "dignifica", pero más bien el trabajo "identifica". Te sitúa en un estrato económico, te da una responsabilidad social, te pone una etiqueta: eres obrero, doctor, campesino, etc. En su corta pero contundente filmografía, el cineasta francés Laurent Cantet ha explorado el mundo del trabajo desde el terreno de la identidad, de cómo sobrevivimos a los efectos colaterales que tiene un empleo sobre lo que somos, sobre lo que se espera de nosotros y sobre lo que nosotros suponemos que el resto espera. Franck Verneau en Recursos humanos (1999) está haciendo su práctica como ejecutivo administrativo en la empresa donde su papá es operario industrial hace 30 años y se convierte en cómplice involuntario de su despido. Está en el medio: si cumple con sus obligaciones, perjudica a sus seres queridos, y sí reniega de ellas, pierde su puesto y frustra las esperanzas de su propio padre que trabajó toda su vida para darle esa posición. No sólo es una decisión ética, es una reflexión identitaria sobre quién es o quién desea ser. En El empleo del tiempo (2001), la angustiante obra maestra de Cantet, Vincent Renault está cesante, pero engaña a su familia haciéndole creer que incluso ha renunciado a su trabajo por una colocación superior en Suiza. La presión por demostrar que sigue siendo el macho proveedor, por parecer el más competente en su oficio, por aparentar ser el mejor, lo lleva por un agobiante camino que va mermando su personalidad y su estado mental. Porque un trabajo es más que una fuente de ingresos, es una forma de relacionarnos con el mundo.

En Entre los muros, ganadora de la Palma de Oro de Cannes 2008, el profesor François Marin trabaja en una escuela pública que es un prototipo miniaturizado de la sociedad parisina, donde se reproducen las diversidades y conflictos sociales y de raza. Como cara visible del sistema, Marin debe tener la fortaleza para ser blanco de los resentimientos y postergaciones que los alumnos viven en el exterior y que de algún modo él representa. No es un "loco lindo" que les abre una perspectiva nueva de la vida como en La sociedad de los poetas muertos, ni les enseña a respetarse entre ellos como en Al maestro con cariño. No se impone por su sabiduría, ni es un salvador o un genio que se gana el corazón de sus pupilos y los transforma en hombres de bien. En realidad, es un empleado de una clientela dura que preferiría no estar ahí; un trabajador tratando de desempeñarse en un entorno hostil, negociando a cada momento ante un auditorio que no pierde oportunidad de cuestionar qué y cómo se les enseña. Es en ese proceso educativo, donde se aprecia cómo el lenguaje –Marin enseña francés- es una barrera de clase. Cómo cuando le discuten el uso efectivo de una conjugación verbal formal (y Marin termina reconociendo que sólo la ocupan los esnobs) u ocupar siempre nombres anglos en las frases que da como ejemplos ante un alumnado con otros orígenes raciales. Estos enfrentamientos orales agresivos y mordaces en la forma, pero inocentes en el fondo, tienen eco sobre la distancia entre una sociedad en constante mutación y una educación que lentamente asimila esos cambios.

Izq.: François Bégaudeau, novelista, guionista y protagonista de Entre los muros

Sin embargo, Entre los muros no sólo es un título ilustrativo del encierro físico de la escuela, también de los límites de la educación. Como dice un profesor en un minuto dado de la cinta –para justificar la expulsión de un estudiante- no es que vayan a "echarlo" sino que ese alumno ya los había "abandonado". Endilgarle toda la responsabilidad sobre el futuro de un estudiante a un profesor, es suponer que debiesen ser impermeables a su comportamiento. En ese sentido, la película muestra  constantemente a Marin controlando su temperamento, pero también perdiéndolo. En una pequeña y magnífica escena donde Marin fuma un cigarrillo solo en el casino de la escuela tras haber cometido un error en clase (agrede verbalmente a una alumna), se siente la presión que tiene sobre sus hombros -como si el destino derecho o torcido de una sociedad se definiera en el colegio- y la frustración e imposibilidad de obtener el éxito que se le exige. Pero nadie es infalible como de la educación tampoco puede esperarse infalibilidad.

El actor François Bégaudeau, que encarna al maestro Marin, es guionista y autor de la novela original en que se basó la película (y que relata su práctica real como profesor), durante varios meses realizó con el director Laurent Cantet un taller de improvisación teatral con los alumnos y profesores del Instituto Françoise Dolto hasta conformar el grupo definitivo que actuaría en la cinta. Cantet que ya había tenido una experiencia similar al trabajar mayoritariamente sin actores profesionales en Recursos humanos, logra una completa verosimilitud. Pero la revelación más importante de este método es que gran parte de las sensaciones y emociones manifestadas por los integrantes de los talleres a través de sus experiencias armaron nuevos diálogos y escenas.

El filme de Cantet muestra que la sala de clases es cada vez más un espejo del mundo que el mejor sitio para corregirlo. No es un santuario, pero tampoco Gomorra. Un territorio a disputar, tan permeable a las pasiones, la intolerancia y la frustración como cualquier otro lugar.

> Luis Villegas dijo: 26 de Noviembre de 2009 a las 11:02
Interesante película que expone muchas interrogantes sobre la Educación, ¿Es la escuela un lugar para todos? ¿Se aprovechan los talentos de cada alumno?
Sin duda es la película profesor-alumnos que más se acerca a la realidad. Ojalá la pueda ver mucha gente.
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