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Tropa de Elite: El fenómeno del año del cine brasileño Crónica íntima de una ciudad y una película
Lo ocurrido con Tropa de Elite no tiene parangón en la historia del cine brasileño. Se trata de la película más vista antes de su estreno gracias a la piratería, con cifras -no oficiales, claro está- que fluctúan entre 1 y 11 millones de personas. Entiéndase: espectadores que la vieron en sus casas, en el computador de su trabajo, en el bar de la esquina, etc. Generó todo tipo de debates sobre los aparatos represivos, sobre la violencia en Río y sobre la piratería misma. Rodrigo Alvarado vivenció el fenómeno desde adentro y en este relato nos explica por qué Tropa fue más una experiencia que una película.
Por Rodrigo Alvarado desde Río de Janeiro
Oso de Oro a la Mejor Película en el 58 Internationale Filmfestspiele Berlin 07. - 17.02.08 |
El proceso de ver una película y analizarla sólo con la información que la misma nos entrega, puede resultar insuficiente. Porque a veces el contexto donde esa película se desarrolla, así como los efectos que provoca, son tan poderosos que es casi imposible sustraerse. No importa cuán objetivo seas o quieras ser, al fin y al cabo la vida nos influye y revuelve nuestras ideas sugestionándolas a un punto donde obra y ambiente se vuelven uno y se alimentan. Como críticos, o como personas que escriben de cine, cabe a nosotros decidir qué tanto podemos dejarnos influenciar por el medio a la hora de ver una película.
Aquí en Río, tal decisión se ha transformado en vital para ver y discutir Tropa de Elite, de José Padilha, lejos el fenómeno más interesante y complejo del cine brasileño en mucho tiempo. Tropa ha tocado tantos puntos sensibles de la sociedad carioca, que su llegada a las calles (literalmente) provocó un huracán de opiniones, reacciones y noticias que se sucedieron por casi 3 meses hasta la fecha de estreno. Todo recordó un poco a la época de estreno de Ciudad de Dios (Fernando Meirelles y Kátia Lund, 2002), que también tuvo su cuota de polémica. Pero su discusión siempre se mantuvo restringida a lo que la película quería emular, la favela, a cómo la hicieron, si era correcto, si era falso, si estaba maquillado. En cambio, ahora, la variedad de temas que se tocaron sobre esta cinta fueron desde la obvia observación de la violencia de la ciudad (que nadie hasta el momento ha dudado de su veracidad), pasando por la defensa y/o ataque a la institución del BOPE (Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar, tema de la película); hasta llegar a una ferviente discusión y batalla legal sobre la piratería en general.
¿Cómo intentar hacer vista ciega a semejante torbellino de acontecimientos e ideas circulando? Tal vez en ciertas horas (y nunca ha habido hora más acertada que ésta) en vez de intentar despojarnos de nuestros prejuicios y de los acontecimientos alrededor, sea mejor abrazarlos con todo, tratar de observar algunas cosas en el medio del caos y ver qué pasa.
Moro num País Tropical…
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Rocinha |
Recuerdo que cuando me mudé a Río, hace más de 6 años, en las semanas inmediatamente anteriores, fui intensamente avisado y prevenido de lo peligrosa que era la ciudad. Y no eran extranjeros miedosos que habían sido asaltados durante sus vacaciones los que me decían esto, sino brasileños de tomo y lomo, y varios de ellos incluso ex residentes de la ciudad. Yo que nunca había conseguido sugestionarme con avisos de alerta anteriores sobre otras ciudades, de repente comencé a dudar de mi decisión de venirme a vivir aquí. Por un tiempo anduve con mucho cuidado por las calles e incluso había adoptado el consejo de separar en un bolsillo unos 20 reales (5 mil pesos aprox.) como "dinero del asalto", un método que garantizaba que los asaltantes no se llevaran la billetera, y al mismo tiempo ayudaba a que el "proceso" se realizara de la manera más rápida y tranquila posible. Estaba también el detalle de que estaba viviendo en Copacabana, que es parte de la zona sur de la ciudad, considerada la más noble en el sentido de cultura, eventos y, claro, donde están las playas. En pocas palabras, donde todo pasa. Pero lo de noble no significa que esté libre de violencia, pobreza, cosas raras y favelas: es uno de los barrios con más altos índices de delincuencia (principalmente por causa de los turistas) y donde está Rocinha, la mayor favela de Latinoamérica. Pero hasta ahora, nunca he sido asaltado. Y esos asaltos, a veces terminan mal, incluso con muerte. Hace unas semanas atrás, un turista italiano de 29 años, intentó defender a su padre que estaba siendo asaltado en la playa de Ipanema. Peleando con los delincuentes, el joven se desequilibró y cayó en el medio del pavimento donde un bus lo atropelló y murió. El padre, en un ataque de histeria completamente comprensible, comenzó a tirar sus cosas a la gente, maldiciendo a Brasil y a todas las personas que lo miraban indiferente sin ofrecer ninguna ayuda. No es la primera vez que ha sucedido ni será la última. Y si bien hubo una intensa búsqueda de los dos asaltantes, hoy ya nadie se acuerda del hecho y quien sabe si a esos chicos los mataron, o los dejaron libres o quizás otra cosa.
Sí, he estado en medio de tiroteos. Por razones de trabajo, también pude conocer a varios de los traficantes que se pasean relajados por las favelas con sus metralletas AR-15 como quien deambula con una guitarra al hombro. La vida en Río es caótica, alegre, violenta y calurosa en todos los aspectos, positivos y negativos. Es una urbe que pareciera estar a punto de explotar. El centro siempre está lleno de vendedores ambulantes, comerciantes piratas, mendigos, buses, palomas y ratas. En Copacabana los turistas pasean con sus cámaras digitales en el cuello y atrás de ellos un grupo de adolescentes siguiéndoles al acecho. Por la noche, en vez de los turistas ancianos que visitan Río para sus bodas de oro, vemos a italianos y americanos de todas las edades en busca de putas de todos los estilos y ofertas. En Leblon, los ricos beben en los bares relajadamente, y en las favelas, los bailes funks se animan con ayuda de cerveza, rifles y cocaína ( 1 ).
Como lo explican en la película, cuando la tapa parece estar a punto de volar por el aire, y la policía no consigue controlar la situación, el BOPE es llamado a actuar. El narcotráfico tiene el poder de dividir la ciudad, y pararla y declarar luto o toque de queda cuando le da la gana. Ha sucedido y es muy probable que suceda nuevamente. Al parecer (sobre todo ahora después de la película) el BOPE es el único que puede detenerlos.
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El BOPE en plena acción (escena de Tropa de Elite) |
Comencé a escuchar sobre "la peli del BOPE" allá por julio cuando volvía de un viaje. La película ya estaba en las calles y los productores reclamaban el relajo de las autoridades ante el delito, pero aún no se convertía en un fenómeno. Lo que escuché era que se habían robado una copia de trabajo (supuestamente el tercer corte del montaje) de una película que aún no estrenaba y que estaba a la venta en la calle Uruguaiana, una especie de persa que funciona diariamente en el centro de la ciudad. De ahí vinieron los Juegos Panamericanos, lo que obviamente tomó la atención de todo el mundo, pues la ciudad se lo tomó tan en serio que parecía que Río era la sede de los Juegos Olímpicos. Debido a eso, además, fue cuando más operativos policiales preventivos se veían en las calles, asegurando que ninguna mala imagen de Brasil recorriera el mundo. Pero de a poco fue creciendo el boca a boca, y los diarios ya no se referían a las medidas que se tomaban para impedir la piratería, sino al curso de las investigaciones sobre quién había robado el DVD. ¿Había sido uno de los actores? ¿Algún asistente de los productores o del editor? O peor, ¿era una jugada de marketing? Las acusaciones de que todo era un marketeo fueron rápidamente negadas, pero nadie creyó mucho. ¿Por qué? Porque de la nada, literalmente TODO el mundo hablaba de Tropa de Elite. Parecía demasiado bueno para ser verdad. Era tema de conversación de cualquier mesa. Ya sea comentando la película, o preguntando sobre ella, si alguien ya la había visto. Conseguir una copia era facilísimo, además de la venta en las calles, se podía bajar por torrent, emule, y cualquier otro programa similar de internet. Yo la vi con mi mejor amigo en mi casa con algunas cervezas en la mano. A mi me gustó bastante. Mi amigo flipó. A partir de ese día, cualquier conversación social llegaba de alguna forma al tema de Tropa. Un día leyendo el diario, me encontré con una declaración un tanto infantil de su director José Padilha. Era un artículo (o un lloriqueo en forma de artículo) escrito por él donde denunciaba no sólo el hecho de que la versión de la película hubiese sido robada, sino principalmente la permisividad con que era vendida en las calles y como esa actitud era al fin y al cabo un reflejo de la corrupción imperante en la sociedad y sus instituciones. OK, puede el tipo tenga algo de razón, pero su artículo tenía un tono de niño malcriado al que le quitaron un juguete. Padilha no tuvo la capacidad de admirar el fenómeno mediático y social que su película estaba provocando. Simplemente se dedicó a refunfuñar. En todo caso, el director no podía mostrar su alegría de que su obra se transformara en un fenómeno pop, teniendo a la Globo, Columbia y The Weinstein Company ( 2 ) nada felices con la amenaza de que todos vieran la película sin pagar un centavo. Aún así, dudo que Padilha no se acostara todas las noches con una inmensa sonrisa en la cara.
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El director José Padilha |
Por otro lado, en las favelas, la película se exhibía las 24 horas en bares, panaderías, cafeterías y demases. Las revistas de copuchas y columnas sociales, abordaban el tema todos los días, directa o indirectamente. En un día cualquiera, un periódico informó que el gobernador de Río había visto Tropa de Elite y que iba anunciar un plan contra la violencia basada en sus observaciones sobre la cinta. Aparte del absurdo de crear un plan a partir de una película, el director criticó que el gobernador consiguiera una copia ilegal, y que admitiera como si nada haberla visto. Claro, éste inmediatamente negó la información y dijo que aguardaba ansiosamente por su estreno y pagar su entrada. Lo que sólo ahondaba aún más la hipocresía de la discusión. Un gobernador; ¿pagar por ver una película? ¡Que va! Hubo muchos historias y trascendidos similares. Entre otras, que el Ministro de Cultura Gilberto Gil organizó una fiesta en su casa para ver la película junto a amigos. De alguna forma, el director y editor se enteraron y aparecieron en la fiesta, presentándose como "el director y editor de la película que ustedes están a punto de ver". Unas cuatro semanas después de haber escuchado esta historia, un diario confirmó el rumor sin dar nombres pero insinuando claramente de lo que se trataba.
Las noches cariocas hervían y ahora se aproximaba el Festival de Río, donde nada más y nada menos que la película de apertura sería Tropa de Elite. Además de la inauguración, sólo habría una sesión adicional. Y curiosamente había expectación. Los constantes llamados del director para denunciar que la copia ilegal que circulaba no era la copia final, y de que su film había que verlo en el cine, habían dado sus frutos. En una vuelta de tuerca increíble, la gente peleaba más por entradas para ver Tropa, que Death Prof de Tarantino, Inland Empire de Lynch o Paranoid Park de Gus Van Sant. En la noche de apertura, el director subió para hablar y comenzó con un ácido, pero (finalmente) bien humorado comentario: "¿Quién de aquí ya ha visto la película?" a lo que todos respondieron con una risa nerviosa. Dentro de lo absurdo de toda la situación, a pesar de la insistencia del director que la única manera de apreciar su película era en 35mm, la función de Tropa en la ceremonia de apertura del Festival fue en digital. Nunca hubo mejor definición para la frase "por la boca muere el pez". Todo este lío y todavía faltaban dos semanas para el estreno de la película… ¡Y pensar que Tropa de Elite iba a ser un documental!
Así comenzó todo
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Bus 174 |
Cuando Padilha realizó Bus 174 (Ônibus 174, 2002), un documental sobre el secuestro de un bus público, donde se analizaba toda la geografía y sociología de la delincuencia en Río, conoció a Rodrigo Pimentel, ex capitán del BOPE, que en la película nos da un extenso informativo de cómo las instituciones policiales funcionan y su visión sobre la realidad carioca. Pimentel ya había dado su visión de las cosas en otro documental seminal sobre la violencia en Río: Noticias de una Guerra Particular (1999) de João Moreira Salles. De a poco Padilha se va dando cuenta que el tema de la violencia y el narcotráfico necesita de su contraparte, de una mirada sobre la policía que fuera mas allá de la denuncia de que son todos corruptos y que se aprovechan de los pobres. La idea inicial era mostrar sus dramas, escucharlos y registrar la visión que estos mismos tienen de su trabajo y del "estado de las cosas". Se une entonces con el ex capitán, que le cuenta perturbadoras historias de operaciones, oficiales que sucumbieron ante la presión y tuvieron que recibir tratamiento psicológico. Aprovechando la fama internacional que Bus 174 iba ganando, le fue fácil conseguir nuevos socios y colaboradores internacionales para su próxima obra.
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Wagner Moura (izq.) como el Capitán Nascimento |
Con el trabajo de investigación junto a Pimentel ya iniciado (que también resultó en un libro co-escrito con el ex policía del BOPE André Batista y el antropólogo Luiz Eduardo Soares), un gran problema comenzó a ser evidente: de no mediar un milagro, la película sería un festival de rostros camuflados y voces alteradas para proteger la identidad de eventuales entrevistados. Esto era principalmente complicado porque la intención de Padilha era humanizar a los soldados y oficiales y se hacía un poco difícil encariñarse con algún encapuchado o alguien que habla en la oscuridad con la voz de otra persona. Según el propio director, varias opciones fueron pensadas, pero mientras más entrevistaban a posibles personajes, más evidente se hacía la inviabilidad del proyecto como documental. El extenso conocimiento de Pimentel y el vasto material recolectado en las entrevistas, daban material más que suficiente para un punto de partida. Casi demasiada información. Pero finalmente consiguieron elaborar una historia de ficción que tocara todos los temas que querían: el capitán Nascimento (el alter ego de Pimentel) está en busca de un reemplazo para su cargo. Su hijo está a punto de nacer y francamente, el capitán siente que ya ha pasado por una cantidad razonable de operaciones policiales y quiere alejarse de la primera línea de combate. Pero antes, debe también garantizar y comandar las operaciones en las favelas para la seguridad del Papa, que en su visita a Río irá a dormir en una iglesia precisamente rodeada de las más peligrosas favelas de Río [cosas de Papa] ( 3 ). Con un montaje no lineal, la estructura de la película muestra en su primera hora a los personajes principales Neto y André, dos novatos oficiales de la policía, descubriendo y adaptándose a cómo funcionan las cosas en la institución policial y también ilustra correctamente la realidad carioca. André es al mismo tiempo estudiante de derecho en la Universidad Católica. Ya en su segunda parte, la película se concentra en el entrenamiento de Neto y André como miembros de la Tropa de Elite, el BOPE.
Las filmaciones comenzaron en el verano de 2007 y a pesar de que fueron asaltados por traficantes en una ocasión (donde se llevaron 30 metralletas reales y otras 60 de figuración), pocos sabían de la existencia del proyecto y el interés general también era mínimo. Buscando hoy por Google y en archivos de diarios, me he encontrado nada más que dos artículos breves de un diario de São Paulo sobre la filmación. Pero todo cambiaría muy luego.
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Fábio Lago como Baiano |
Una vez terminado el rodaje, comenzó la edición inmediatamente y ésta fue sumamente rápida. Al parecer todo estaba ya en la cabeza del director. Si uno creyera en las malas lenguas (and I'm a believer!), uno tendría que concluir que esto se debió a la repetición de una fórmula comprobada y testada anteriormente. ¿Por qué? Porque Daniel Rezende, el editor de Tropa de Elite, es el mismo editor de Ciudad de Dios. Así como el director de Arte, el director de fotografía y hasta la gente del catering…Demasiadas coincidencias, pero todos sabían qué hacer.
Con el montaje listo, era hora de mostrar el resultado para los socios extranjeros y hacer copias para enviar a futuros festivales. Por lo tanto necesitaban algunos subtítulos en inglés, tarea que le encomendaron a la empresa Drei Marc, compañía muy requerida a la hora de subtitular trabajos audiovisuales. En medio de todos los trabajos de la empresa, la película captó la atención de dos personas que trabajaban allí. Decidieron entonces hacer una copia en DVD y llevarla a sus casas. Tropa ya había conquistado sus dos primeros fans. Sobre cómo esa copia salió de las manos de estos dos tipos para llegar a las calles, no vale la pena darle mucha vuelta al asunto. Eso se lo dejo a los investigadores y productores para que lo averigüen. Lo que interesa es algo que probablemente no tiene nada que ver con la piratería... o puede que si.
Es cierto, Tropa ganó los titulares de los diarios tres meses antes de su estreno un poco gracias a este hecho, pero sobre todo por causa de las reacciones que creaba en las personas. La más intrigante fue el apoyo desmedido que la gente comenzó a tener sobre el BOPE y los pedidos por más "capitanes Nascimento" entre la policía (ya hablaremos sobre esta dinámica cuando finalmente lleguemos a la critica de la película). La reacción de su director también me impresionó, no tanto por los lloriqueos en la prensa nacional, sino por su falta de sensibilidad ante el proceso de una cinta que dejó de ser solamente una película para convertirse en EL fenómeno cultural y social del año en un país de 180 millones de habitantes. No sé, pero me parece que hasta el ego mas humilde se sentiría orgulloso, consternado, asustado. Las ONG's, en su santa ignorancia de siempre, fueron rápidas en atacar el supuesto heroísmo de los oficiales del BOPE frente a las variadas muestras de brutalidades y abusos de poder que son mostradas en la película. Luego comencé a oír criticas que Tropa no pasaba de ser una apología al BOPE. Que cómo era posible que hayamos llegado a un punto que una persona como el capitán Nascimento sea considerado un héroe. Pues sí, hace rato que la sociedad llegó a ese punto, y quien lo niegue es ciego o no quiere ver el mundo a su alrededor. La mirada que la película hace sobre la gente de la zona sur, sobre todo a los universitarios, como un grupo de marihuaneros que no saben mucho de que hablan ni en que se meten, tampoco agrado mucho. Curiosamente, nunca se supo qué opinaban los traficantes de la película.
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El DVD pirata "original" (arriba) y una de sus "secuelas" (abajo) |
Ya hacia un mes de polémica y creciente éxito de Tropa en las taquillas de la piratería, cuando se empezó a escuchar el grito de los vendedores: "¡¡¡Tropa de Elite II: la nueva peli sobre el BOPE!!!". ¿Aló? ¿Tropa de Elite II? ¿Cómo? Los suspicaces que creían que la copia en las calles era sólo una jugada de marketing, habrían tenido una prueba más de su teoría si la existencia de una segunda parte ya estuviera lista. Lo que sucedió realmente fue que los vendedores ambulantes con su increíble imaginación simplemente ripearon (copiaron) el DVD de Noticias de una guerra particular de João Moreira Salles, le hicieron una nueva portada y comenzaron a venderla como pan aún más caliente. Ya por el lado del glamour, dos estrellas salieron de la película para comenzar a formar parte de la establishment carioca: Rodrigo Pimentel, el ex capitán del BOPE y uno de los autores del guión, y Wagner Moura, el actor que interpreta al capitán Nascimento. El primero se ha convertido en una opinión importante e inteligente para todos los círculos seudo intelectuales, mientras que el segundo es el nuevo galán de la farándula brasileña. Esto ya parecía beatlemanía.
Para cuando Tropa de Elite realmente se estrenó, con mucho éxito por cierto, apareció una encuesta calculando que aproximadamente unas 11 millones de personas ya habían visto la película. Es una exageración total. Hoy en día se calcula que aparte de los dos millones que pagaron por verla en el cine (algunos para verla de nuevo desde luego), otro millón de personas sólo vio la copia pirata. A pesar de que Padilha insistiera siempre que el corte ripiado estaba en trabajo, sin mezcla de audio y con varias otras cosas por finalizar, fuera de las obvias mejoras en imagen y sonido, uno que otro corte diferente y cambios en la narración en off del capitán Nascimento, la diferencia es casi nula. Padilha nos había engañado.
Y en fin, la crítica
Y ahora que he podido contaminar al lector (y tal vez aburrirlo en el camino) con datos suficientes sobre Tropa de Elite, también me siento suficientemente cómodo para hablar sobre la película en sí.
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André Ramiro (agachado con pistola) como André Matias |
Hay dos referencias que recuerdo sentir muy fuerte la primera vez que vi Tropa. Rápidamente: Scorsese y Nacido para matar (Full Metal Jacket, Stanley Kubrick, 1987). Y en vez de compararlos para enaltecer el film de Padilha, en realidad, es su punto más débil por el cual quiero comenzar. En la película de Kubrick, tenemos claramente dos películas dentro de una, ambas partes casi sin relación alguna (en lo que se refiera a trama) pero que juntas logran formar un concepto y un viaje interno a la guerra. En Tropa, hay algo similar, sólo que al revés. La primera parte que vemos es la batalla. La guerra. La locación: la ciudad. No es hasta la segunda parte que veremos el entrenamiento. Respecto a Scorsese, no es tanto la utilización de un estilo similar al cineasta americano, sino básicamente son técnicas de personajes intensos y violencia pura que el italo-americano ha sabido siempre presentar y reformular a través de los años. Tropa de Elite utiliza ambas fuentes no por similitud de temas o alguna dinámica interna más compleja sino por una simple razón: funciona. Es con este mismo raciocinio que gran parte del equipo técnico de Ciudad de Dios es llamado para hacerse parte de Tropa. Ellos "funcionan". Esa funcionalidad técnica más parecida a una estrategia de marketing que decisiones estéticas sobre su realización afecta sobre todo por el constante déja vu que se siente durante la película. Y a pesar de que no la vi en el cine, pude ver el retoque que la fotografía ganó para su lanzamiento en 35mm y las semejanzas eran aún mas obvias. No es que quiera ser condescendiente, pero estas "fórmulas" a pesar que molestan, se justifican un poco, tanto por el contenido del proyecto como por la forma en que la "visión" de las cosas es presentada. Si a Padilha le faltó confianza para hacer una película técnicamente más "propia", cojones le sobraron a la hora de pensar la dialéctica entre personaje y publico. Como dije anteriormente, las opiniones fueron muy variadas, desde el apoyo y mitificación al personaje del capitán y la institución del BOPE hasta la crítica exactamente sobre ese punto. Y bueno, ¿qué pasa con eso? ¿Qué es lo que la película intenta hacer? Como lo ha dicho el propio director: humanizar su personaje.
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Caio Junqueira (izq.) y André Ramiro (der.) |
En Bus 174, el mayor problema que podemos encontrar en la extensa biografía del secuestrador Sandro, es la mirada misericordiosa hacia su vida, y las circunstancias que lo hicieron robar y de cómo su destino fue exterminado por los propios policías después del arresto. Todo, todo el rato suena a justificación. En Tropa, Padilha se aseguró de no cometer el mismo error. Y tampoco lo hizo de manera fácil. Si hay alguna voz en la película es la del capitán Nascimento, un personaje cuya visión y principios han sido moldeados y criados por la violencia de la ciudad. Allí es donde radica la continua confusión de que sea el director –y no el personaje- quien justifique los actos violentos del BOPE. El director, en cambio, quiere provocar, una reacción, y esa reacción es lo que debemos analizar, pensar y racionalizar respecto a la realidad de Río y su violencia. Violencia que ha criado personajes como los vistos en la película y violencia que hace necesaria y defendible su presencia. La humanidad en toda su historia siempre ha caido en el fascismo cuando las cosas aprietan. "Hay demasiada violencia... ¿Por qué no tener a alguien que los mate a todos por mí? Así podré dormir mas tranquilo". El reproche políticamente correcto (y estéticamente imbécil) por mostrar al BOPE como héroes, así como la aprobación fanática al "supuesto" enfoque positivo de esta policía incorrupta, útil y profesional, son dos maneras reduccionistas de entender la complejidad del cáracter del capitán Nascimento y su grupo. Nascimento es nuestro conducto, nuestro guía a ese mundo, pero es un guía comprometido que pone gustoso las manos en la masa del infierno, y por eso confunde. He allí otra gran diferencia con Ciudad de Dios. Lo peor de la película de Meirelles era exactamente ese supuesto conductor, el personaje que nos muestra, nuestro guía turístico. El chico que quería ser fotógrafo y que tiene la desgracia de vivir en una favela. Su función estructural dentro del guión era reprochable, como alguien del cual tenemos que sentir pena por vivir entre estos bárbaros narcotraficantes. Él es de la favela, pero es bueno, parecía decir la película. Así como Tropa nos muestra la visión cruda y desnuda del capitán Nascimento, nos muestra también cómo alguien llega a ser como él, a través de dos novatos. Neto (Caio Junqueira) es el joven que le gusta la acción, es un hombre correcto, pero al fin y al cabo es un enamorado de las armas. André (André Batista) es todo lo contrario. Si Neto es la fuerza, André es puro corazón y realmente cree que puede contribuir a que el mundo sea un lugar mejor. Por eso estudia derecho. Por eso se enamora de una joven de la zona sur que trabaja en una ONG (en una favela, claro). Pero las circunstancias y la propia realidad le harán cambiar la opinión a ambos con brutal firmeza y consecuencias.
A pesar de algunos fallos aquí y allá, es indudable que Tropa de Elite logró ser un poco más que una película de acción con fuente en la realidad. Más que eso, logró construir una dialéctica especialmente compleja con su público, que al mismo tiempo tomó partido con pasión como si fuera la final del mundial de fútbol. Ahora, sólo para complicar un poco más las cosas, especialmente después de la maratón de datos, me es inevitable preguntarme ¿Qué sería de Tropa de Elite sin su "contexto"? O sea, qué sería del film sin básicamente todo lo que acabo de mencionar. Creo que todo lo que digo en esta crítica poco importa si no existiera ese contexto. Especialmente el contexto geográfico y social que es Río de Janeiro, pero eso, claro, nunca lo sabremos. Lo que es yo, no quiero saber más nada sobre Tropa de Elite.
1 No pretendo decir que sólo en las favelas hay cocaína, obviamente su consumo cruza todos los grupos sociales. La diferencia está, que en los bailes funk, básicamente a nadie le importa jalar en el lugar que sea. No existe eso de ir al baño a "polvorearse la nariz".
2 Por cierto, Harvey Weinstein, ex dueño de Miramax y actual propietario de la compañía junto a su hermano Bob, asistió al estreno en Río.
3 Esta visita ocurrió en 1997 y el Papa Juan Pablo II efectivamente durmió en una iglesia rodeada de favelas.
Artículo publicado en 2008.
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