Artículo

Otros Artículos

Edición Nº 102 Debate
Neruda: A favor/En contra
Edición Nº 102 Retorno de la Sala Sazie:
Historias desconocidas de "Die Kolonie" de Orlando Lübbert
Edición Nº 102 Obras inconclusas
Los amargos almuerzos de Orson Welles
Edición Nº 102 Paco León & Alberto Rodríguez
El pujante cine andaluz ¡Con dos cojones!
Edición Nº 101 Oscar al Mejor Documental
Cinco películas en pugna
Edición N° 101

Do it yourself Louis C.K., el amateur indomable

La serie "Louie" no se estrenó en Latinoamérica pero se convirtió en un secreto a voces que nos llevó a perseguirla por internet. Lo mismo ocurre con su desconocida obra fílmica, enmarcada en el refrescante cine independiente americano de los 90. Si sumamos sus rutinas de stand up y sus libretos para TV tenemos un universo por descubrir, elaborado a la luz de George Carlin, Lenny Bruce, Jim Jarmusch y David Lynch, por nombrar algunos referentes.

Por Andrés Nazarala R.

No es fácil hablar de Louis C.K. porque él mismo pareciera escapar constantemente a cualquier encasillamiento. Probablemente convendría descifrarlo a través de su propia cronología, comenzando por la actividad que le dio un nombre a mediados de los 80': el stand up comedy; no el bobalicón que se ha instalado masivamente por estos lares (y que en Chile ha sido semillero de programas de TV y películas) sino que el incómodo, incorrecto, deudor de las iluminadoras rutinas de Lenny Bruce o George Carlin. Sus triunfos en esas lides lo llevaron a trabajar como libretista de televisión en estelares del tipo "Late Show with David Letterman" y en programas humorísticos como "The Chris Rock Show". Gracias a Chris Rock, de hecho, pudo dirigir la película Pootie Tang (2001), denostada en su momento pero apreciada posteriormente junto al resto de incursiones cinematográficas que Louis C.K. desarrolló principalmente en los años 90.

En 2006, inventó un singular sitcom para HBO: Lucky Louie, centrado en las desventuras de una familia esforzada y grabado en vivo, con varias cámaras y un público convocado para reír en directo. La cadena decidió cancelar la serie después de su primera temporada. Pero ese fracaso fue, de alguna manera, el bosquejo para su triunfo en la TV con Louie, serie transmitida por FX que contó con cinco temporadas, entre 2009 y 2015.

Bryan Cranston y Louis C.K. en Trumbo

Louis C.K. también ha probado suerte como actor en roles secundarios en películas como Blue Jasmine (Woody Allen, 2013) y Trumbo (Jay Roach, 2015). Además, acaba de sorprendernos con su primera serie dramática: Horace and Pete, protagonizada por él y Steve Buscemi, y descargable a través de su página web a cambio de cinco dólares por cada episodio. También prepara una película para televisión llamada Better Things.

Si hay un común denominador en todos sus trabajos, además de la inquietud por explorar nuevos horizontes, es la honestidad. Una honestidad a veces brutal con la que nos enfrenta a verdades incómodas, y con la que disecciona los sinsabores de la cotidianidad.

"Si nadie me hubiese dicho que tener sexo con animales está mal, lo haría todo el tiempo", confiesa en una de sus presentaciones, provocando un par de risas nerviosas.

Extraño en el paraíso

No es raro que un autor inclasificable esté detrás de una serie tan difícil de definir como Louie. Difícil por su simpleza, aunque suene paradójico. Con un estilo visual deslavado, sin grandes ambiciones formales, y lejos de las trenzadas peripecias narrativas de Seinfeld, Louis C.K. compuso una producción de 61 capítulos sobre su vida diaria en Nueva York. Una mirada a los altos y bajos de un comediante que debe lidiar con la paternidad compartida y, por supuesto, con la soledad de una urbe inhóspita. No es precisamente un sitcom –no hay risas grabadas ni los episodios concluyen necesariamente- y ni siquiera se impone un compromiso con la comedia. Es que algunos capítulos de Louie no están hechos para sacar risas sino que más bien lo contrario. Tampoco podríamos decir que cada episodio se basa en un tema puntual. El primero, sin ir más lejos, empieza con un paseo escolar y termina con una cita desastrosa. Todo eso en menos de media hora.

Louie revela también las suciedades inminentes de un oficio. Sobre el escenario (muchos de los capítulos comienzan con un monólogo), Louis CK se desangra en público, devela sus miserias, habla de perder el cabello y engordar, del sino fatal de las relaciones sentimentales, de la soledad y su compulsión por masturbarse, de la tragedia de vivir. Sobre su podio puede llegar incluso a maltratar a la audiencia, pero bajo la tarima se muestra como un tipo templado y parco que busca la tranquilidad. Digamos que su fachada pública de sátiro salvaje (ha sido bautizado también como "el moralista sucio" por su apasionamiento a la hora de defender a sus hijas o condenar el cinismo social) se ve amenazada por su propia humanidad.

Louis C.K. tampoco cae en dinámicas humorísticas obvias. No remata gags de la forma fácil pero puede darnos un golpe bajo cuando menos lo esperábamos. Lo insospechado a veces juega también en función de ciertas epifanías poéticas que tuercen la inercia del realismo sin adornos que impera en la producción.

Eszter Balint, Ellen Burstyn y Louis C.K. en Louie

Para amenazar aún más nuestra tendencia al encasillamiento, podríamos decir que Louie no mantiene un estilo permanente de formato. Buena parte de los capítulos comienzan con una cortina característica - musicalizada por una nueva versión de "Brother Louie", de Ian Lloyd (con la letra adaptada a la luz del pesimismo: "¡Louie, Louie vas a morir!")- pero en otros la introducción parece como sacada de una película de Woody Allen: letras blancas sobre fondo negro, al son de alguna vieja canción. Hay incluso algunos que comienzan inmediatamente, sin presentaciones ni preámbulos.

Mención aparte merece la cuarta temporada: Louis C.K. ofrece 6 episodios continuados que forman una especie de película de larga duración (si sumamos son 180 minutos). Todo comienza con una anciana húngara, vecina del comediante, que queda atrapada en un ascensor (Ellen Burstyn). A través de ella, conocerá a su sobrina Amia (Eszter Balint). Entonces las cosas virarán hacia una historia de amor imposible a fuerza de romanticismo neoyorquino, bromas idiomáticas y un remate triste: la joven debe regresar a su país de origen.

No es de extrañar que Balint sea la actriz principal de Extraños en el paraíso (Stranger Than Paradise, 1984), de Jim Jarmusch, en la que también interpretaba a una inmigrante húngara perdida en Nueva York. El guiño funciona acaso como una manifestación de aprecio frente a la época dorada del cine independiente americano del que Louis C.K. formó parte. Aunque nadie lo haya notado.

Humor negro, 16 mm. y mucho helado

Acercarse al trabajo cinematográfico de Louis C.K. es un ejercicio de pesquisas. Ciertamente su éxito televisivo ha destapado un oficio cinematográfico que afortunadamente nunca logró despegar del amateurismo. En 2001, la compañía Circus King Films juntó sus nueve cortometrajes y los editó bajo el título de "Short Films by Louis C.K." Hoy es un producto retirado de catálogo (en Amazon se puede conseguir usado por 269 dólares) pero los fans lograron subir siete cortos a Youtube.

Fotogramas de cortos de Louis C.K. Arriba: Ugly Revenge, Hello There, Ice Cream / Abajo: Hijacker, The legend of Willie Brown, The Letter V

Fiel al espíritu independiente de los 90', todos tienen la imagen granosa del 16 mm. Algunos son pequeños ejercicios en micro-comedia. Ugly Revenge, por ejemplo, es apenas un gag de casi 6 minutos de duración sobre un cowboy que busca al rival con el que tendrá un duelo. Lo singular es que está en Manhattan, donde se topará con una serie de personajes propiamente "neoyorquinos". The Letter V, en tanto, emula un reportaje de TV, con un presentador que se dispone a buscar obsesivamente objetos que comienzan con la V. La misión se le complicará y terminará siendo literalmente agredido por letras gigantes. La lynchiana Hello There sigue a un tipo que lleva una radio colgada al cuello y "habla" con los demás a través de una cinta grabada. Pronto comprenderemos que pertenece a una legión de ejecutivos que se comunican de la misma manera. The legend of Willie Brown es un breve mockumentary sobre un trompetista que se presenta ante el mundo como un genio del jazz hasta que debe subirse al escenario. El protagonista de Hijacker, por su parte, es un delincuente que, con pistola en mano, asalta el ferry que cruza hacia Staten Island para que lo lleve hasta Bolivia. Y Brunch se basa en el diálogo de un grupo de mujeres mayores (entre ellas un travesti) mientras toman el té.

Entre todos destaca, sin embargo, Ice Cream, estrenado en el Festival de Sundance en 1992 y exhibido durante los 90' por las pantallas de Film&Arts. En blanco y negro, y marcado por un laconismo actoral que recuerda al primer Jim Jarmusch, Louis C.K. narra el ciclo relacional de dos personajes inexpresivos que se conocen en un almacén, beben café, pasean por Nueva York, tienen sexo mecánicamente, engendran un hijo que abandonan en la puerta de una casa, se traicionan y vuelven a dar a luz. Ese hijo crece a pesar de la voluntad de ellos. Hasta que se hace justicia divina: los padres mueren brutalmente atropellados mientras el niño saborea un helado sobre un caballo mecánico.

Tomorrow Night

Esa combinación de humor negro, climas enrarecidos y nostalgia fue posteriormente potenciada en el primer largometraje de Louis C.K.: Tomorrow Night (1998), estrenado en Sundance y financiado gracias a la colaboración de amigos y colegas. Tras pasar sin pena ni gloria por el festival de Utah, se proyectó en un par de salas chicas de Estados Unidos y desapareció de la faz de la tierra. El director no pudo conseguir distribución comercial hasta que, hace dos años, decidió ofrecerla, a cambio de cinco dólares, a través de su página web. En ella ruega que no suban la cinta a Torrent: "No soy una compañía o una organización. Soy solamente un tipo. Pagué por la producción y el posteo de este video con mi plata. No puedo prohibir que la subas a internet, solo puedo pedirte amablemente que pagues cinco dólares". Asombrosamente, el film no se encuentra en Torrent.

También en blanco y negro, la cinta sigue a Charles (Chuck Sklar), un tipo misántropo e introvertido que trabaja revelando fotografías en una pequeña tienda. Eso le permite espiar las vidas de sus clientes, revisar las postales explícitas de una prostituta llamada Lola Vagina o los registros de una amable mujer llamada Florence, cuyo hijo está en la guerra.

Charles termina casándose con la anciana luego de que su esposo muere atacado por una manada de perros salvajes. Juntos adoptan un hijo, un delincuente adolescente que se aprovecha de los beneficios materiales de su nueva familia, coronada ahora por el hijo que regresa del campo de batalla. Hasta que Florence descubre una patología sexual que Charles mantenía en secreto: su gusto por sentarse sobre helado. El final es intrigante: cuando todo se ha desmoronado en la vida del personaje, lo vemos en su tienda, revelando unas fotografías que muestran, en secuencias, los pormenores de su propia muerte.

Con sus logros, excesos y bemoles, Tomorrow Night tiene la frescura de la verdadera independencia. Es una película hecha con dedicación, un elenco de perfectos desconocidos (exceptuando a Steve Carrell) y una completa libertad creativa.

Pootie Tang

No se puede decir lo mismo de Pootie Tang (2001), comedia construida sobre un sketch de "The Chris Rock Show" cuya broma radica en el retrato satírico de un personaje que parece sacado de una vieja película de blaxploitation. Producida por Paramount Pictures, Louis C.K. fue despedido en medio del rodaje. El resultado es tan deficiente que el crítico Roger Ebert denunció a los productores por haber sacado a la luz pública un producto tan deplorable. Hoy, sin embargo, es considerada como una disfrutable rareza.

Aunque el cine de Louis C.K. parece un oficio truncado (el grueso de su producción fue realizado hace más de veinte años), combina bien con el resto de su obra. La intención satírica, y a ratos desalmada, de su trabajo cinematográfico es un buen complemento de la humanidad que irradia de su serie televisiva. Podríamos decir que son fragmentos de un rompecabeza que merece ser armado.

El comediante de la honestidad pareciera demostrar una absoluta transparencia también a la hora de enfrentar sus desafíos artísticos, lejos del autobombo o las pretensiones de autor. Louis C.K. es un verdadero amateur ("amante") porque no abandona nunca su condición de aprendiz ni el amor que se requiere para trabajar en contra de la corriente. Su obra tiene la frescura de la exploración espontánea, el atractivo de la imperfección. "Do it yourself" lo llamaban los entusiastas punks de los 70.

Este artículo aún no tiene comentarios. Puedes ser el primero en comentar.

Buscador
Quiénes Somos | Contáctanos