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El cine chileno y el TLC con EEUU No, thank you
El tratado de libre comercio entre Chile y Estados Unidos sigue por ahora siendo una incógnita. Lo que si está claro es que el gremio cultural chileno pidió ser excluido del acuerdo. El director Silvio Caiozzi, representante del sector cinematográfico local en las negociaciones, explica los motivos.
Por Rafael Valle
Se viven días agitados en Cancillería. Días de amistosas señales protocolares de parte del gobierno chileno hacia la administración de George W. Bush, en vías a reactivar las conversaciones para concretar el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Chile y Estados Unidos. Ese acuerdo que según los augurios oficiales traería innumerables beneficios a los chilenos (la rebaja de aranceles de importación y la posibilidad de poner más productos nacionales en el mercado norteamericano), Washington amenazó con reconsiderarlo tras la negativa chilena a apoyar la reciente invasión norteamericana a Irak. Por lo mismo, el gobierno de Ricardo Lagos no oculta sus temores a que el "incidente'' diplomático ponga en jaque el histórico tratado, el primero de su tipo que suscribe un país sudamericano, siguiendo los pasos de Canadá y México.
Pero supongamos que la bravata estadounidense es sólo eso y que, al final, habrá TLC. ¿Qué repercusiones tendría en una industria cinematográfica como la local, de creciente producción y que cada día busca una mayor expansión externa?
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Zoellick, el negociador de EEUU y la canciller Alvear |
En el mejor de lo casos, ninguna. Ni ventajas ni beneficios. ¿La razón? Tras arduas negociaciones entre los representantes de ambos países, Chile impuso su postura de que el ítem servicios y bienes culturales, que por cierto incluye a las artes audiovisuales, quede excluido del tratado (siendo colocado el ítem en el capítulo Reserva del borrador del TLC).
Haber sido incluidos significaba realmente una destrucción cultural –dice Silvio Caiozzi- Lo que logramos fue como salvarnos de una peste espantosa. El cineasta participó de las negociaciones en calidad de presidente de la Plataforma Audiovisual que agrupa al gremio fílmico local y como parte de la Coalición Chilena por la Diversidad Cultural, formada para enfrentar el tema TLC con EE.UU. El problema partía desde el punto de vista norteamericano –afirma Caiozzi- por el hecho de que para ellos la producción artístico-cultural es igual a la producción de zapatos o vinos, siendo que para nosotros se trataba dedos problemas radicalmente distintos. No sólo por la forma en que se fabrican, sino por su incidencia: el zapato es un producto necesario, de utilidad práctica, mientras los productos culturales inciden en la identidad, en la manera de ser y de pensar de un país.
-Desde ese perspectiva ¿qué dificultad se presentaba para el sector audiovisual chileno?
-Una muy grave, porque supuestamente si la exportación de vinos o de pescado tiene un gigantesco beneficio para un país, ese país no puede hacer leyes que subvencionen o protejan sus productos, porque empieza a ser considerado dumping o competencia desleal por la otra parte. Entonces se empiezan a eliminar y a cohibir leyes de protección cultural, por un lado, y por otro no puedes hacer acuerdos con otros países a futuro, no puedes hacer mercados comunes porque se considera que un acuerdo entre Chile y EE.UU. no puede competir con otros acuerdos. Frente a eso el desastre es total, porque significaría la posible eliminación del Fondart y de todas las leyes locales de apoyo cultural, como la Ley del Audiovisual (que en estos momentos se tramita en el Congreso). Además, los gobiernos futuros quedarían imposibilitados de crear sistemas de apoyo y de tener acuerdos con otros países, lo que para el cine chileno es terrible, porque en estos momentos –por primera vez en la historia- se está abriendo la posibilidad de un mercado de cine hablado en español.
La amenaza fantasma
Tras un intenso lobby realizado por representantes de los distintos gremios culturales, se logró que los negociadores chilenos del TLC recogieran sus objeciones y las hicieran ver a los norteamericanos. Sin embargo, Silvio Caiozzi recuerda que las conversaciones con los norteamericanos fueron muy difíciles, porque no querían ni siquiera dialogar sobre el tema de la cultura. Ellos tienen una política de invasión cultural muy fuerte –dice Caiozzi- y en ese sentido lo que más les conviene a ellos es paralizar la posibilidad de desarrollo de otros países en la materia.
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Silvio Caoizzi |
Cierto, al final hubo humo blanco y en diciembre pasado se logró la mentada exclusión del tema bienes y servicios culturales del borrador del tratado. No sólo eso: la Coalición Chilena por la Diversidad Cultural incluso se anotó un pequeño triunfo: imponer la legislación chilena que propicia el derecho de autor por sobre la normativa estadounidense en base al copyright. La ley de copyright le da chipe libre al dueño de una obra y cero pesos a los autores. Algo nefasto para los audiovisualistas chilenos. Significaba crear un sistema monstruoso en que quien produce tu película –explica Caiozzi- que de repente puede ser un distribuidor, te paga diez pesos y el tipo hace un éxito como Amores Perros y ni siquiera apareces mencionado en los créditos. Esa es una injusticia muy grande. Una inmoralidad.
-¿Hay algo que a ustedes como gremio les siga preocupando en relación al tema?
-Nos inquieta muchísimo que cuando todo esto llegue a la Organización Mundial de Comercio (OMC), que es la directriz de cómo se realiza el intercambio comercial entre distintos países, metan en el mismo saco la cuestión cultural. Nos preocupa que aunque en el acuerdo con EE.UU. haya quedado fuera – exceptuando ciertos fomentos a la cultura- , al llegar a la OMC ese organismo diga "no, si es todo la misma cuestión". Hemos dado un gran paso, pero siempre existe este tremendo fantasma de que cuando llegue el momento de ratificar el acuerdo en la OMC todo vaya a fojas cero.
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Bush y Lagos en la Casa Blanca |
-¿Qué se puede hacer entonces?
-Países como Francia y Canadá han armado coaliciones culturales y ellos nos sugirieron que hiciéramos esta coalición (Coalición chilena por la diversidad cultural). Sabemos que también hay una en México y en España. En el fondo estos grupos deben presionar a sus respectivas gobiernos para generar acuerdos que permitan que la mayor cantidad de países presionen a la OMC para que no se incluya el tema cultural en estos tratados de libre comercio. Y en el futuro la idea sería formar un sistema semejante la OMC, pero de carácter cultural. Eso sería lo lógico.
El tratado con la Unión Europea |
Como ocurre con Estados Unidos, el temor a que el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE) también impidiera ser beneficiado con políticas de fomento local o proveniente de terceros países, motivó que el sector cinematográfico chileno quedara fuera del acuerdo. Pero sí se consiguió que éste fuera incluido en el capítulo sobre programas de cooperación con el Viejo Continente; ello permite que Chile pueda hacer producciones audiovisuales destinadas al mercado europeo en calidad de Estado asociado. Así, las coproducciones con países como España o Francia deberían recibir exenciones tributarias, mejorar su distribución en la UE, generar ganancias por derechos de autor y aumentar la posibilidad de proyectos conjuntos entre el gremio fílmico chileno y los 15 países de la Comunidad, entre otros temas. |
Publicado el 01-05-2003
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