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Geografía de la ambición Las almas
fuertes

Parte del Ciclo de Cine de Raúl Ruiz que se realizó en Cine Hoyts en octubre de 2005

Por Sol Márquez Thomas

En el Festival de Cine de Cannes del año 2000, Las almas fuertes, que participó en una muestra fuera de la competencia oficial, tuvo una fría recepción. La razón principal fue la presencia de la top model reconvertida en actriz Laetitia Casta -quien interpreta a Thérèse, una chica de pueblo que huye con su novio-, lo que para muchos mostraba la faceta más comercial de Ruiz y su intento por conseguir un gancho que entusiasmara a las audiencias en directo perjuicio de la calidad interpretativa. La segunda crítica apuntaba a la adaptación misma de la novela de Jean Giono, considerado uno de los maestros de la literatura gala del siglo XIX, que dejaba "demasiados cabos sueltos en la descripción de los personajes".

La película relata la historia Thérèse, quien después de huir con su novio Firmin (Frédéric Diefenthal), rumbo a la ciudad se da cuenta del gran poder que ejerce sobre las personas, una suerte de encanto o fascinación que le entrega la posibilidad de jamás ser dominada, además de conseguir lo que quiera, de quien quiera. Thérèse descubre que es un alma fuerte, que no se debe a nadie y decide entonces configurar su vida de acuerdo a lo que desea obtener.

Ruiz desarrolla la cinta en clave de racconto, donde una anciana Thérèse cuenta su historia en medio de un velorio con un pudor que poco a poco va cediendo al recuerdo de su poder. Sus acompañantes preguntarán con un tono de juicio que también irá mutando, pues a medida que se supera la anécdota y la verdadera motivación de la protagonista va quedando en evidencia, poco espacio queda para recriminarle a una mujer del siglo XIX el haber huido de la casa de los padres sin estar casada. La anciana con rostro de inocente (interpretada por Monique Mélinand) dará lugar a una Laetitia Casta maquillada como vieja, pero rejuvenecida en espíritu por el recuerdo de su historia, de su magnífico poder. El director llama a este ejercicio "función recursiva" y consiste en generar el deseo de volver a ver la película en el espectador pues éste no está seguro de lo que vio o no vio. El cambio de actriz producido en la mismo toma, cuando alguien o algo se cruza por la cámara, sirve también para graficar que después de recordar lo que hizo en su vida no será la misma mujer la que llega aquella noche y la que se marcha en la mañana.

Llama la atención la ambigüedad de los personajes retratados por Ruiz. Thérèse no es una villana, pese a que no tendrá problemas ni remordimientos en quedar embarazada sólo para conseguir un mejor lugar donde vivir o engañar a su esposo. Esta joven de pueblo parece simplemente estar impulsada a comprobar su poder sobre los demás y las acciones ejecutadas en esa dirección no son más que las que corresponde a ese camino. La idea se verá reforzada cuando conoce a una mujer como ella, la señora Numance (Arielle Dombasle), quien es el blanco de críticas en la ciudad por gastarse la fortuna de su esposo en regalos y limosnas, sin sentir culpa alguna. La relación que se establece entre ambas corresponde a la de dos gitanas mirándose la suerte, pues cada una sabe cómo reaccionará la otra, pero sin embargo la atracción ejercida entre por ambas es más fuerte. El personaje de la Casta es hechizado por los "ojos de lobo" de la señora Numance, donde parece reconocerse, y a su vez el personaje de Dombasle, acusado prácticamente de locura, manifestará sus verdaderas motivaciones cuando le dice a su esposo, interpretado por John Malkovich, "qué arma tan temible la de dar, siento escrúpulos". Thérèse, su ahora marido y su hijo se mudarán a la casa de los Numance, comenzando así una escalada de situación que sólo puede terminar como las dos saben que terminará, a pesar de que ninguna desea separarse de la otra.

El lenguaje de Ruiz en Las almas fuertes juega y abusa de planos largos y una cámara que se mueve curiosa observando casi sin perder de vista a sus personajes y los detalles de los objetos que los rodean. Un elemento clave será también la presencia de espejos, que en manos de este director cumple la función de extender la visión de su cámara y llegar hasta donde ésta no puede. Además, es el instrumento utilizado por Thérèse para reforzar su identidad, para no olvidar su condición de alma fuerte. Todos podemos observar su rostro lleno de ambición menos ella, por eso la necesidad del reflejo, que no sólo se manifiesta en el espejo, sino también en los paisajes en los que trascurre la historia. "Todo se puede interpretar de manera geográfica" explicó Ruiz en una de las charlas que se realizaron de forma paralela al ciclo de cine, y en ese sentido los paisajes que evocan al campo chileno de la sexta región pero que en verdad corresponden a la zona de Alta Provenza, sirven para que los personajes se mezclen con el fondo y se vean reflejados en él (aquí es clave la secuencia final de la cinta), junto con ser reflejo de la historia personal del director, quien dijo que la parte de su familia que vivía en el campo se comportaba como "alegoría del paisaje chileno".

Les âmes fortes
Francia y Bélgica, 2000
Director: Raúl Ruiz
Guión: Alexandre Astruc, Mitchell Hooper, Alain Majani d'Inguimbert, Eric Neuhoff
Producción:Alain Majani d'Inguimbert, Dimitri de Clercq, Marc de Lassus Saint-Geniès
Fotografía: Eric Gautier
Montaje: Valeria Sarmiento
Música: Jorge Arriagada
Elenco: Laetitia Casta, Frédéric Diefenthal, Arielle Dombasle
120 minutos

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