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Documentales 2006 Hombres quedados, mujeres en acción

Gabriela Mistral, Michelle Bachelet y una activista de los derechos de las mujeres, por un lado. El verdadero Chacal de Nahueltoro y muchos rockeros extraviados por el otro. Estos fueron los protagonistas de los documentales estrenados comercialmente el año pasado. (Foto: La hija del general)

Por Gonzalo Maza

El 2006 seis documentales chilenos tuvieron estreno comercial en la ciudad de Santiago, con funciones regulares de, al menos, una semana, y uno, fue un reestreno. De ellos, cinco lograron entrar a esta lista sólo gracias a una oportunidad comercial que encontraron en el Cine Arte Alameda, lo que sigue posicionando a la sala administrada por Roser Fort como la pantalla más activa respecto a este género en Chile, pese a las dificultades (por diferencias en la recaudación) que hubo con otros documentalistas en años anteriores.

Es un triunfo por bocover, es verdad, pero así está la cosa: los documentales chilenos más importantes de esta temporada no tuvieron estreno comercial en nuestro país.

A la hora de los resúmenes, deberíamos estar hablando de Arcana de Cristóbal Vicente, Rebotes de Esteban Gómez, La ciudad de los fotógrafos de Sebastián Moreno, Opus Dei, una cruzada silenciosa de Marcela Said y Jean de Certeau, y así. Pero sería lo mismo que hablar de la competencia nacional de Fidocs 2006, y ya Jorge Morales ha preparado una completa nota al respecto en esta misma revista. Podríamos agregar El tiempo que se queda de José Luis Torres Leiva (Ningún lugar en ninguna parte) pero ésta apenas tuvo una función el martes 24 de octubre en el Centro Cultural de Providencia, y aunque el público fue entusiasta, hablar acá de la película estaría cercano al soliloquio.

Afiche de Calles caminadas

Es preocupante que ninguna de estas películas se haya abierto el 2006 (todavía es posible que ocurra este año) a la posibilidad de exhibirse en un circuito comercial por limitado que este sea. Entiendo, entendemos, que ese circuito es reacio al género, existe desconfianza hacia los exhibidores de parte de los realizadores (los pagos llegan tardíos, malenos y nunqueros) y por último, a veces terminar una película deja tan exhaustos a sus autores que salir a exhibirla y promocionarla se ve casi como una tarea titánica. Todas estas son atendibles causas, pero eso no cambia el diagnóstico, similar al de años anteriores: a excepción de lo ocurrido con Actores secundarios hace un par de temporadas, y Salvador Allende en el 2005, los documentales no han logrado romper cierto círculo de hierro para llegar a los espectadores que pagan por su entrada y no habitúan ir a festivales. Este tema no deja de preocuparme y me plantea una pregunta: si los documentalistas no se acercan a los espectadores, ¿cómo pueden esperar que los espectadores se acerquen a los documentales? Y al ver sus películas, me dejan con otro cuestionamiento: ¿A quién le hablan los documentalistas chilenos con sus películas? ¿A otros documentalistas? ¿A cierta elite cultural y política? ¿A programadores de festivales internacionales? ¿A la Historia? No tengo la respuesta y me gustaría escucharla de parte de los propios directores. Lo que sí me parece claro es que si acaso pretenden que se preste atención a temas que los medios tradicionales no pescan, ese esfuerzo finalmente queda reducido a su carácter irreductiblemente testimonial. Pero sólo testimonial.

Por eso es bueno poner atención a aquellas películas que sí lograron llegar a una cierta exhibición comercial, repito, por reducida que ésta haya sido. Revisada la corta lista de estos seis documentales estrenados (y un reestreno), uno puede por lo menos aventurar una respuesta: para llegar a sus espectadores, los documentales locales el año 2006 apostaron en la reconstrucción histórica (Calles caminadas, Gabriela del Elqui..., Bajo el sur), la nostalgia musical (80s, Garage) y el seguimiento a procesos políticos a partir de la ausencia de sus protagonistas (Bachelet en La hija del general y Pinochet en el reestreno de El caso Pinochet). Pero por sobre todo, apostaron por las mujeres. Debo consignar que de la lista de estrenos documentales, Calles caminadas dirigida Veronica Quense y Eliana Largo, es la única de las películas que no logré ver. En todo caso, Calles caminadas estuvo la última semana de agosto en el Alameda, es una cinta que rememora las acciones de movimientos femenistas en tiempos de dictadura de Pinochet, y arma ese relato a partir de la reconstrucción de la figura de Julieta Kirkwood, activista de ese movimiento, a partir de numerosos testimonios. Pueden leer más sobre Calles caminadas en este artículo-entrevista publicado en el último número de la revista porteña Racconto, y espero agregar un addendum al final de esta nota cuando haya podido verla. Respecto a las demás, se puede decir lo siguiente:

-80s de Eduardo Bertrán:

A finales de 2001, Eduardo Bertrán hizo su trabajo de titulación de Comunicación Audiovisual en el Duoc. Se llamaba Sudamerican Rockers y revisaba el movimiento de rock chileno de mediados de los 80’s. Cinco años después, Bertrán presenta esta 80s, que es un remix del mismo trabajo aunque con algo más de producción: por ejemplo, realiza un cuidado clip para Un nuevo baile de Emociones Clandestinas que es una excelente partida para los créditos iniciales. Pero a poco andar 80s parece sobrecalentada en microondas. Es preocupante que en cinco años de remontaje el director no haya logrado articular un guión coherente, y peor aún, uno se pregunta por qué dedicó tanto tiempo a entrevistar personas que –él mismo se encarga de dejarnos en claro en su omnipresente narración en off- le parecen tan detestables. El director de 80s, no importa cual sea su nombre o su apellido, tiene cero cariño por lo que presenta, y eso termina haciéndole daño a la película. Uno se queda con la sensación de estar viendo una pendejada estilo Beavis y Butt-head, en la cual el narrador se ríe de lo que dicen sus entrevistados (o de los mimos que aparecen en un comercial de Free, por ejemplo). Y aunque recolecta mucho material nostálgico de la televisión de esa época, está hecha con tanta desprolijidad que cuesta seguirle el hilo al relato paralelo de la infancia del director-protagonista (que vemos en sus videos familiares) y la "ingenuidad" de sus entrevistados. Ese es el problema de la nostalgia: es un chicle que no se puede mascar demasiado rato.

-Bajo el sur de Guillermo González:

La narración de este documental es una rareza, y está construido desde sus primeros momentos con mucho misterio. Avanza el metraje y sólo a los 20 minutos nos damos cuenta realmente de lo que se trata. Este es un viaje en auto con el actor Nelson Villagra. Villagra maneja hacia el sur, a San Carlos en la VIII Región con la misión de visitar un cementerio donde está enterrado José del Carmen Valenzuela Torres, El chacal de Nahueltoro. Villagra dice que nunca había tenido la oportunidad de ir a agradecer a José del Carmen por haberle permitido interpretarlo en la película El Chacal de Nahueltoro de Miguel Littin. Entonces descubrimos que es una película sobre un actor visitando a su personaje. Mientras eso ocurre, Guillermo González reconstruye la figura de José del Carmen Valenzuela con testimonios de Patricio Manns y el padre Eloy Parra, confesor del asesino antes de su muerte. Si bien el documental no se decide por un punto de vista muy definido, la investigación y el registro sobre el personaje de realidad-ficción más importante de nuestro cine es valioso de por sí.

-Gabriela del Elqui, Mistral del mundo… El misterio de una cigarra de Luis R. Vera:

Después de las irregulares Viola chilensis y Pablo Neruda: El hombre y su obra, este documental cierra la trilogía iniciada por Vera (Bastardos en el paraíso) en alto: se enfoca en la figura de Gabriela Mistral. La reconstrucción de su biografía tiene dos grandes aciertos: primero, logra entrevistar a Doris Dana, la recientemente fallecida albacea de la poeta, quien da pistas de su personalidad mezcla de tímida y extravagante; y segundo, no pisa el palito de adentrarse en la manida y algo innecesarias hipótesis de lesbianismo de la Mistral (aunque tampoco esquiva el bulto). Vera recoge testimonios en México, Brasil, Noruega, Italia y Estados Unidos, y en el relato de su biografía no deja de sorprenderse con la constatación del ninguneo que se hace en Chile a su actitud contestataria, y cómo contrasta eso con el cariño y el recuerdo que tienen de ella en todos esos países. Aunque Vera no logra zafar de los mismos molestos planos de desenfocados que podían verse en los otros dos documentales, Gabriela del Elqui… está construido con mucha seriedad, no oculta su afecto por la poesía que presenta, y aunque es un documental demasiado convencional en las formas, es tan intensa la personalidad de la retratada que eso eleva este trabajo muy por encima de sus dos anteriores.

-Garage (música para matar el tiempo) de Cristian Jara:

Este documental, que recibió el premio del publico en el último In-Edit, coquetea con la ficción y uno nunca queda del todo seguro si lo que se ve es real o mockumental al estilo This is Spinal Tap de Rob Reiner. Si la intención fue esto último, no tienen nada muy divertido. Si es lo primero, las costuras de ficción se notan pero transforman la película en algo más raro todavía: una ficción que no es ficción, un documental que no es documental. ¿Cómo? La película se basa en la entrevista a tres estudiantes universitarios que tienen una banda de rock, y que no quieren transformar ese hobby en un trabajo. No quieren ser profesionales. No quieren, efectivamente, matar la música. Cada uno tiene razones para pensar así: el baterista es hijo de carabinero, hijo de la clase media, hijo de sí mismo; el bajista se aísla del mundo y tiene cierta tendencia hacia la depresión; el guitarrista es patiperro, puede escaparse varios meses de la casa y volver con un hijo. Aunque la película es de un metraje exagerado (80 minutos), y a ratos es muy plana, Garage tiene el encanto de la candidez, del descubrimiento, tanto para los personajes con sus vidas como para el espectador con la cinta.

-La hija del general de María Elena Wood:

María Elena Wood, hermana de Andrés (director de Machuca), se va de hipótesis con la Bachelet mientras la acompaña en plena campaña presidencial del 2005. Nos muestra una mujer empática, sensible, risueña y uno empieza a dudar si acaso todo esto sea propaganda. No lo es. La tesis de Wood es que para saber quién es Bachelet, debemos saber quién es su padre. Lo interesante del resultado final es que la tesis de Wood se equivoca en un 50%. El general Bachelet da pocas pistas para entender a la actual Presidenta. Para saber quién es Bachelet, más bien, debemos saber quién es su hija más chica, una adolescente irascible sin cara de muchos amigos. Los momentos de madre e hija discutiendo por salidas nocturnas en plena campaña, o saludando con la mano desde el balcón de La Moneda son de los mejores instantes documentales de este año, y uno echa de menos más atención a lo que el material estaba mostrando. Si Wood mejora la puntería, y se olvida de ciertas entrevistas que aportan muy poco a la construcción de su personaje, tendríamos un gran documental, y no sólo uno correcto.

-El caso Pinochet de Patricio Guzmán (reestreno):

La muerte de Pinochet el 10 de diciembre pasado puso intempestivamente en la cartelera a este documental realizado en el 2001 y estrenado años atrás. Aunque no es de los mejores trabajos del director de La batalla de Chile, el relato que hace Guzmán de los esfuerzos del gobierno chileno por traer de vuelta a un criminal internacional, y de la convicción de los exiliados y extranjeros que insisten en que sólo podría ser juzgado fuera de territorio chileno, cobra una inesperada fuerza tras la sensación de impunidad que dejó la muerte de Pinochet en muchos espectadores. Este es un documental mudo de rabia y algo ciego de injusticia, y eso le pasa la cuenta a ciertos momentos medio pasados de revoluciones, como la secuencia de paños en la cabeza y algunos testimonios que se repiten. Sin embargo, como dice un amigo, Patricio Guzmán no hace películas malas, y El caso Pinochet es otra de sus bombitas de memoria que el director manda como recados cada cierto tiempo.

Publicado el 16-01-2007

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