Otras Críticas

07-09-2016 Rentabilizando los vestigios
El Príncipe Inca
02-09-2016 Los unos y los otros
Aquí no ha pasado nada
25-08-2016 Domando nuestro humano interior
El niño y la bestia
11-08-2016 Una "basura moderna"
Neruda (2)
11-08-2016 Shakespeare digital
Mi amigo el gigante

Textos relacionados


Otro Horror
Buenas noches, mamá

Film Estreno

Donde reside el mal The Witch

Por Pamela Biénzobas

¿Hasta qué profundidades, qué bajezas y qué horrores puede llevar el temor y la conformidad a los discursos religiosos? En su primer largometraje, The Witch (La bruja), el director y guionista Robert Eggers explora un tema clásico del arte con una destreza notable, que le valió el premio al mejor director dramático estadounidense en su estreno en Sundance 2015 (después de lo cual se demoró en circular por el mundo).

La habilidad y visión del cineasta para construir su retrato de una familia puritana a merced de fuerzas del mal en "el nuevo mundo" se manifiestan no sólo en la elección de planos y movimientos de cámara hilados por un montaje que refuerza la tensión, sino también en su opción de hacer al espectador testigo de lo que las víctimas sólo intuyen, y sin embargo mantener esa (justificada) paranoia, y no los eventos sobrenaturales, como centro gravitacional.

Es el siglo XVII en New Hampshire, Nueva Inglaterra, en los albores de las cazas de brujas. Un matrimonio con cinco hijos se "rebela" frente a su comunidad de colonos por exceso de celo y puritanismo, considerando que los demás no viven suficientemente de acuerdo a los mandatos divinos. El punto de vista subjetivo desde la carroza que los lleva lejos en los primeros momentos del film, mirando por última vez hacia la aldea que están dejando con sus puertas que se cierran para ellos, es una excepción de apenas unos segundos, pero que permite identificarse con la angustia que sienten al dejar la relativa protección de lo conocido para aislarse en una tierra hostil y tratar de sobrevivir, disfrazando difícilmente su zozobra de frágil esperanza de comenzar una nueva vida más cerca de dios.

La película apenas ha comenzado cuando ya estamos instalados en su universo. La cámara omnisciente, con movimientos fluidos, que descubre a los personajes como un espía al acecho, ahora privilegia los planos amplios, que exponen la vulnerabilidad de los colonos ante los peligros que los rodean. Sin perder tiempo, y sin descuidar al colectivo, The Witch sitúa a la hija adolescente Thomasin como protagonista. Inmediatamente después sobreviene la tragedia, cuando el bebé Samuel desaparece bajo su cuidado.

En esos primeros minutos, la película no sólo lanza su motor dramático principal, sino que además marca su posición. Lo que la familia, en su histeria puritana, se imagina, nosotros lo vemos y sabemos: Samuel fue raptado y sacrificado por una bruja que habita el bosque. En este film de horror, donde las amantes de satanás son tan reales como los árboles del bosque y la austera y sombría granja familiar, lo que importa es la manera en que el miedo consume al grupo, llenándolos de remordimiento, rencor y sospecha. Allí está el verdadero estrago del mal. Con la ayuda de un montaje preciso y de la música de Mark Korven, la tensión no da tregua.

Mientras Thomasin se enfrenta a las acusaciones apenas veladas de ser un agente diabólico, especialmente de su agria y agresiva madre, su hermano Caleb, desesperado ante la idea de que Samuel haya muerto sin bautizar, prefiere desafiar la prohibición de entrar al bosque. El padre también, pero sobre todo por la necesidad de cazar algún animal para poder comer, ya que no logran cultivar la tierra. Así, la maldad del bosque no sólo toma la forma de la presencia satánica, sino de la mentira en boca de estos puritanos para esconder la transgresión en territorio vedado. Mientras tanto, los pequeños mellizos Mercy y Jonas juegan despreocupadamente, en una inquietante comunión con el macho cabrío Black Phillip...

Si un film con diálogos tomados literalmente de fuentes del siglo XVII (según indican los créditos), que combina elementos sobrenaturales y fanatismo religioso logra mantener constantemente una sorprendente naturalidad (que refuerza el horror de lo sobrenatural), es en gran medida gracias a un excelente elenco. La revelación de The Witch es sin duda Anya Taylor-Joy como Thomasin, con una belleza inocente al estilo Elle Fanning, pero capaz de sugerir mucha más oscuridad. Harvey Scrimshaw logra en general darle al púber Caleb la confusión de sentimientos que lo animan, pero sobre todo se luce en la escena más fuerte y compleja de la película, cuando regresa a casa tras varios días perdido. En fin, es más sorprendente ver fuera de personaje a la escocesa Kate Dickie (Game of Thrones) y al inglés Ralph Ineson (Harry Potter, Game of Thrones, segunda temporada) –ambos bien acostumbrados al registro de época o fantástico– que encarnando a los padres de familia.

Con su primer largometraje, Robert Eggers (proveniente del mundo del diseño) demuestra una impresionante confianza y maestría, equilibradas con una dosis justa de modestia y sobriedad, lo que permite a cada elemento aportar lo suyo para lograr.

The Witch
EEUU-Canadá-Reino Unido-Brasil, 2014
Dirección:
Producción:
Guión:
Fotografía:
Montaje:
Música:
Elenco:

Duración:
Robert Eggers
Jay Van Hoy, Rodrigo Teixeira y más
Robert Eggers
Jarin Blaschke
Louise Ford
Mark Korven
Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw
92 minutos

 

Este artículo aún no tiene comentarios. Puedes ser el primero en comentar.

Buscador
Quiénes Somos | Contáctanos