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Sobre Fuerza Estudiantes!!, de Felipe Pizarro, parte del Foco Disidencias

Por Jorge Morales

No cabe duda que el movimiento estudiantil secundario despertó la conciencia dormida de los chilenos. Después de años de soportar estoicamente todo en "la medida de lo posible", el coraje de los "pingüinos" pareció remecer los fundamentos de ese acuerdo tácito. La ilusión por superar los límites impuestos de una educación que seguía las pautas de oferta y demanda del modelo neoliberal, conmovió de tal modo que por primera vez un movimiento estudiantil tuvo un decidido apoyo ciudadano.

Fuerza estudiantes!!, de Felipe Pizarro, exhibida ayer al público del festival, quiere hacer patente ese respaldo adentrándose en las manifestaciones escolares valdivianas, captando imágenes de las marchas, las tomas de liceo y la represión policial en la ciudad. La película forma parte del Foco Disidencias que según consigna el catálogo busca "las miradas contingentes sobre temáticas (…) que están en el centro del debate". Lo primero que llama la atención es que se pretenda considerar una "mirada" a una película que no tiene ni el más mínimo rigor profesional. Aunque su realizador en la presentación que la cinta se había sido hecho sin ningún recurso, eso no explica ni justifica que su tratamiento sea tan amateur. No es cuestión de ponerse quisquilloso por el estilo, la propuesta estética, la puesta en escena. El punto es que Pizarro no demuestra ningún oficio para que la cinta pueda ser tratada como un trabajo profesional. No existe en toda la película un solo plano medianamente encuadrado, el trabajo de sonido es espantoso y de su edición es de una precariedad y capricho que en el mejor de los casos parece ordenarse por el curso de los hechos.

Pero lo más lamentable, es que Pizarro hace un panegírico tan desvergonzadamente militante de los escolares que olvida explorar los orígenes, desarrollo y desenlace del movimiento. Incluso –tomando solo como referencia la película- ni siquiera se precisa cuáles son sus demandas más básicas. La cinta es sólo un eterno popurrí de manifestaciones, alabanzas a los estudiantes y denuncias apenas dilucidadas, donde los pingüinos son héroes, el gobierno traidor y el país "maldito" como se encargó de recordarnos Pizarro en su combativa presentación.

Es perfectamente legítimo que un cineasta tome partido por una causa para relatar los hechos o situaciones de tanta carga política. La subjetividad es parte del ejercicio documental. Pero eso no significa enceguecerse y dar palos de ciego atacando a diestra y siniestra, beneficiando un único punto de vista y aún peor hacerlo sin poner algo de profundidad, conocimiento y talento artístico.

Poner en debate el movimiento estudiantil con un trabajo tan desprolijo y panfletario, menosprecia la seriedad de esa polémica y ofende la lucha misma de los secundarios. Y ya se sabe que de las causas más justas se han hecho las peores películas.

Publicado en el suplemento KU del Diario Austral / Miércoles 3 de octubre

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