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¿Por qué será que tantos cineastas y productores, que apuestan con tanta convicción por lo espectacular, y que seguramente creen a fondo en su proyecto, parecen tenerle tan poca fe al poder de la imagen que necesitan cubrirla con una banda sonora que se transforma en parásito? Una reciente víctima es la impresionante "Gravity", de Alfonso Cuarón, probablemente la película más esperada de la sección Perlas del Zinemaldia.

Por Pamela Biénzobas desde San Sebastián

La experiencia es deslumbradora. Los efectos especiales y la 3D de Gravity están al servicio de una narración visual potente y virtuosa pero recatada y fluida, que, con su movimiento grácil entre puntos de vista absorbe sin problemas durante hora y media una premisa dramática tan sencilla como rotunda. En la cinta de Alfonso Cuarón, mientras algunos tripulantes del Explorer se encuentran fuera de la nave, enviando información desde el telescopio Hubble, la Nasa se entera de que los restos de un satélite ruso, demolido voluntariamente, entraron en órbita y se dirigen hacia ellos con una fuerza devastadora. Pronto su paso lo destruye todo y deja a la investigadora Ryan Stone (Sandra Bullock), por primera vez en una misión espacial para llevar a cabo un experimento, y al veterano astronauta Matt Kowalsky (George Clooney), en su última misión, incomunicados de la base en Houston y con recursos mínimos. Luego ella queda sola, a la deriva, y su única esperanza es arreglárselas para llegar a otra estación espacial para tratar de usar su cápsula de escape de emergencia y poder regresar a la Tierra.

Lo más interesante del tratamiento de film de catástrofe es que la amenaza no viene de la maldad de un enemigo cruel ni de la fuerza de la naturaleza, sino simplemente del desmontaje de una herramienta de la que dependen tantos gestos de nuestra vida moderna. Es decir, de esa basura que la carrera espacial está dispersando descriteriadamente fuera de nuestra atmósfera.

La verosimilitud de la anécdota la tiñe de una cierta normalidad, aunque sepamos que la cantidad de personas que podrían encontrarse en peligro en el espacio exterior es, por decir lo menos, ínfima. La opción de acercar el drama le quita el carácter épico a la acción, pues lo que está en juego son vidas individuales. Los héroes no son (tan) excepcionales y su pérdida o supervivencia no tiene implicaciones más que para ellos mismos. En ese sentido, pese a la eficaz potenciación de los riesgos y calamidades, la dimensión de desastre está tratada con sobriedad. En ningún momento se sugiere que la investigadora médica tiene que salvar a la humanidad o a una isla poblada de un desastre inminente. A pesar de ciertas imágenes de simbolismo gratuito y pesado, que buscan una trascendencia metafísica, la hazaña es individual, el drama es íntimo, la odisea, solitaria.

Gravity

Efectivamente, para sostener esa estructura es mejor tener personajes con historia, con rasgos y referencias propias. Para construirlos, y probablemente por miedo al silencio en una película con (digna) vocación de blockbuster que claramente atraerá a un público masivo, se recurre a unos diálogos excesivos en su tono y su cantidad. El teniente interpretado por George Clooney, que está ahí para aportar humor y sobre todo una contraparte de relación humana, resulta caricaturesco y poco creíble, aunque la corta prestación del actor está a su altura habitual.

Es una lástima, ya que Cuarón sale más que airoso del desafío que implica la puesta en escena en una variedad tan reducida de decorados, y concentrándose a tal punto en un solo personaje que está en pantalla casi todo el tiempo. Por su parte, Bullock cumple con lo suyo. Pero lo que más perturba el equilibrio es el abuso de la música, tan sobrecargada que en lugar de agregar emoción molesta al punto de hacer no sólo desear que fuese más mesurada, sino incluso imaginar la belleza de esa misma película en un silencio total. Para qué soñar: asumir el mutismo de esos parajes sobrecogedores sería un gesto inconcebiblemente radical para la Warner Bros., si hasta a Blaise Pascal lo aterraba "el silencio eterno de los espacios infinitos".

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