Por Jorge Morales

En Sofía's Last Ambulance, el doctor Krassi Yordanov, la enfermera Mila Mikhalova y Plamen Slavkov, el chofer, montados en una desvencijada ambulancia, recorren las accidentadas avenidas de la capital búlgara tratando de dar asistencia médica dentro de las limitaciones de un sistema de salud público muy similar al chileno: precario, insuficiente y a punto de colapsar. En las conversaciones del trío se cuela más que una crítica al sistema, la impotencia, la desilusión de saber que por más esfuerzos que hagan, jamás van a satisfacer la demanda, conscientes de que su lucha está condenada al fracaso.

Hoy cuando las populares series de docureality policiales y médicas exhiben sin pudor y con la mayor crudeza posible las emergencias a las que se enfrentan estos profesionales, el director Ilian Metev hace exactamente lo contrario. Nunca muestra a los pacientes y sólo "vemos" y entendemos lo que ocurre a través de los ojos del equipo médico y de los diálogos con los enfermos. Metev utiliza el fuera de campo disciplinadamente logrando varios momentos extraordinarios como un choque donde la sorpresa, el miedo y la adrenalina se ve reflejada en sus rostros sin jamás mostrar los vehículos, y el traslado de un ebrio porfiado con la pierna rota que Mila intenta mantener acostado en la camilla mientras la ambulancia salta por los baches de las calles. El dispositivo funciona perfecto y es la reafirmación de una idea cinematográfica esencial: importa tanto lo que muestras como lo que ocultas.

Publicado en el suplemento KU del Diario Austral / Viernes 5 de octubre de 2012