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58º Festival de San Sebastián (1) Caminos trazados y por trazar

Nuestra compañera Pamela Biénzobas se encuentra en el festival español que se desarrollará entre el 17 y 25 de septiembre. Como costumbre dentro del reputado certamen hispano, las retrospectivas ofrecen el panorama más atractivo, y en este primer despacho, Pamela revisa algunos de sus títulos. (Foto: Route 181)

Por Pamela Biénzobas

".DOC Nuevos caminos de la no ficción". Ya el título del programa temático de San Sebastián para este año (sí, puntoDOC) bastaba para confirmar la sensación de cada edición: lo más atractivo son las retrospectivas. Así es que esta vez me propuse firmemente dedicarle el mayor tiempo posible, especialmente al ver la lista de realizadores y títulos. Por el momento, dos tremendos aciertos que exploran dos vías diferentes de la creación documental.

Estrenado en la Selección Oficial de Cannes, Autobiografia lui Nicolae Ceausescu, que Andrei Ujica confeccionó a partir de imágenes de archivo, cuestiona la representación, la puesta en escena de una identidad y la participación del audiovisual en la elaboración de un mito tiránico.

Autobiografia lui Nicolae Ceausescu

Dos fragmentos en video de un interrogatorio abren y cierran la película. La pareja de los Ceausescu (el dictador Nicolae y su esposa Elena), vieja, reducida, impotente, sentada en un rincón despojado, se niega a contestar a las acusaciones y preguntas que llegan de fuera de cuadro. ¿Se trata de un ángulo de un gran corte, o un pedazo de una oficina aislada y decadente? Ellos tratan, más mal que bien, de evitar parecer patéticos, desconociendo la autoridad de sus interrogadores. Ellos, que vivieron otros tiempos mejores.

Durante tres horas, enmarcadas entre esos dos momentos de embarazo, Ujica hace desfilar una sucesión de imágenes oficiales, de registros gloriosos de varias décadas de vida pública.

Primero su ascenso dentro del partido, y luego el poder, total y –es sólo un paso más- permanente. Casi dos décadas después de Videogramme einer Revolution (Videogramas de una revolución, co-realizado en 1992 con Harun Farocki), Ujica invierte la operación. En lugar de captar un momento a través de una multiplicidad de voces y de miradas (se trata de un montaje sobre la revolución de 1989 a partir de más de 100 horas grabaciones caseras o archivos de televisión), esta vez cuenta una vida por medio de una voz autoritaria que se muestra a sí mismo como quiere y decide: glorioso, bueno, admirado y admirable. La monotonía es atroz: Ceausescu con el pueblo, Ceausescu recibiendo homenajes, Ceausescu viajando al extranjero, Ceausescu consiguiendo que Occidente (Charles De Gaulle, la realeza británica y española, Nixon...) y obviamente del Este (Mao Tse Tung, Kim Il-Sung, los distintos líderes soviéticos…). Ceausescu el héroe, en resumidas cuentas. Pero Ujica no resume, sino que deja desfilar estos fragmentos de los archivos populares. Aburridísimo, pero hipnotizante y estremecedor.

Route 181, fragments d’un voyage en Palestine-Israël

Route 181, fragments d’un voyage en Palestine-Israël, de Eyal Sivan y Michel Khleifi, parte, al contrario, de la determinación de construir su propia mirada. Más aún, de trazar su propio camino. Bueno, en parte, porque justamente se trata de recorrer y cuestionar un camino ya trazado por otros. Los cineastas tomaron un mapa antiguo con la partición de Palestina, según lo estableció la resolución 181 de las Naciones Unidas en 1947. El periplo está puntuado sobre todo por encuentros con personas de todas las edades, identidades, experiencia de vida y puntos de vista. Durante cuatro horas y media de viaje al corazón de una tierra, Route 181… expone de una manera mucho más clara y mucho más desesperanzadora que los discursos de los expertos la naturaleza del conflicto. Por supuesto que hay problemas políticos, económicos, históricos… temas de una complejidad mayor. Pero lo que realmente hace perder toda esperanza es la constatación de los sentimientos más innobles asumidos sin escrúpulos y la ceguera reivindicada como un derecho básico. Desde la desfachatez del "no nos metamos en política", repetido por todo tipo de personas, hasta algunos comentarios que realmente dan escalofríos (si una persona aparentemente moderada lamenta que no se haya hecho lo mismo que con los indios de EEUU, pues sólo así habría paz –"no habría nadie que quisiera reclamar y nosotros viviríamos tranquilos"-, ya puede imaginarse el nivel de los comentarios más radicales), el trabajo de Sivan y Khleifi es una nueva, brillante y tristísima muestra de lo peor del ser humano común y corriente. Son muchos diálogos remarcables entre los cineastas y sus "entrevistados", pero uno resume especialmente bien la manera en que la historia pareciera no enseñarnos nada. Un joven soldado israelí, muy intelectual, evoca de buena fe las lecturas y los filósofos que lo inspiran, y en quienes pareciera buscar una legitimación a su realidad y sus actos. Cuando Sivan le pregunta a su vez por el concepto de la banalidad del mal, de la filósofa alemana de origen judío Hannah Arendt, el chico, claramente muy cultivado, dice que no tiene idea quién es. En verdad, lo que Route 181… expone claramente no es tanto la naturaleza del conflicto Palestino-Israelí, sino la de todos nosotros.

Neds

Mucho menos nuevos son los caminos de la ficción que he podido descubrir hasta el momento. En Competición Oficial, el actor/director Peter Mullan (The Magdalene Sisters o En el nombre de Dios como se le conoció en Chile) decepciona con la simplificación de su mirada en Neds, un drama social que no se decide nunca si asumir una postura determinista o si construir un personaje de cierta complejidad. El resultado es un contexto caricatural (por ejemplo, en la forma de recordar que el padre es un alcohólico violento) y un protagonista desdibujado, cuyas motivaciones no se desarrollan lo suficiente para sostener o siquiera justificar su evolución. En todo caso, aparte de los problemas de guión y de un montaje que tampoco aporta a la fluidez del desarrollo, Mullan sabe dirigir y poner en escena. Sobre todo cuando se permite la ironía, logra algunos muy buenos momentos.

Más optimista respecto a sus congéneres, pero igualmente prefiriendo transitar por caminos bien trazados, el actor Josh Radnor se va por lo fácil para cautivar al público (que lo premió en Sundance) con Happythankyoumoreplease, su debut como director. Complaciente consigo misma, con sus personajes, con su generación y con el espectador, la película rehúye toda ironía o riesgo. Dentro de esa propuesta, es totalmente eficaz, pues sus personajes efectivamente resultan amables y afables, y las cosas pasan exactamente como tienen que pasar para que todos queden contentos y aprendan a conocerse más y ser mejores personas. Pero esas cosas sólo pasan en las películas…

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