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Chile, Las imágenes prohibidas de Chilevisión ¿Ver para creer?

Desde el miércoles 14 de agosto, el ex canal de la U. de Chile exhibe "Chile, Las imágenes prohibidas" la primera serie conmemorativa de los 40 años del golpe militar, ofreciéndonos un cóctel explosivo con las principales violaciones a los derechos humanos que cometió la dictadura. Tomando como base el material de distintos documentales y reportajes de periodistas nacionales y extranjeros, el programa muestra descarnadamente la violencia y los abusos del régimen, sorprendiendo a más de un telespectador que, en apariencia, 23 años después del retorno a la democracia, aún ignora lo que pasó en esa época.

Por Jorge Morales

"Termine como termine, esta guerra ya la hemos ganado contra ustedes; no quedará ninguno para dar testimonio, pero incluso si algunos se salvan, el mundo no les creerá. Podrá haber sospechas, discusiones, investigaciones realizadas por historiadores, pero no habrá certezas, porque al destruirlos a ustedes destruiremos las pruebas. E incluso si algunos de ustedes sobreviven, la gente dirá que los hechos que cuentan son demasiado monstruosos para ser creídos", decía durante la segunda guerra mundial un SS a la entrada de un campo de prisioneros alemán según reseña el escritor judío Primo Levi. Hace poco tiempo tuve la oportunidad de estar en Auschwitz-Birkenau, el más conocido de los seis campos de exterminio que el ejército alemán tuvo en territorio polaco. El guía se encargó de precisar cuál es la diferencia entre un campo de concentración y uno de exterminio: la mayor parte de quienes llegaron a Auschwitz pasó menos tiempo que los turistas que lo visitábamos ahora porque los enviaban directamente a las cámaras de gases. El dato crudo y revelador te deja con escalofríos, pero también las imágenes que ilustran los espacios que recorrimos y cuyo origen es una única partida de 193 fotos que por razones desconocidas los oficiales nazis tomaron del campo.

Aunque resulta imposible suponer que por la magnitud de la tragedia las palabras del SS puedan tener sentido, el esfuerzo que hicieron los nazis por borrar las huellas de sus programas de aniquilación, por ejemplo, dinamitando los hornos de Auschwitz (hoy se conserva sólo uno), da cuenta que, aún en la derrota, ocultar la verdad y dejar un manto de duda sobre lo ocurrido era también parte importante de su misión. En ese sentido, en un gesto políticamente incorrecto, el guía polaco reconoció que aún con el testimonio de las víctimas, sin esas fotografías sería difícil dar fe que todo esto fue cierto.

El buen vecino: Coronel retirado delata a un izquierdista en Spécial Chili

"Muchas de las historias no han sido contadas", dice en off el actor-conductor Benjamín Vicuña en la primera emisión de Chile, Las imágenes prohibidas. El programa de Chilevisión que se emite todos los miércoles a las 22.30 hrs. está mostrando reportajes y material audiovisual de diversas fuentes sobre lo que fueron los principales atropellos a los derechos humanos de la dictadura asegurando que se trata de imágenes que "durante los 17 años de la dictadura estuvieron prohibidas en la televisión y tras 23 años de democracia aún siguen olvidadas". Aunque todas estas afirmaciones son ciertas, no se ajustan completamente a la verdad. Ninguno de los materiales expuestos (ni los hechos que relatan) son realmente desconocidos y muchas de esas historias sí han sido contadas. Si su difusión en la televisión abierta chilena había estado restringida hasta ahora, nada tiene que ver con el "olvido". Al revés. Se trata precisamente de varias piezas audiovisuales que los canales conocían (o debiesen haber conocido por rigor profesional) y habían premeditada y sistemáticamente rechazado por razones políticas. En ese sentido, tanto el rescate de ese material –varios disponibles en sitios de internet como el notable Chile desde fuera, de Matías Wolff- ni esa suerte de coraje que el programa declama casi orgulloso por ser los "primeros", es absurdo porque ellos han sido tan culpables de ese "olvido" como cualquier otro medio. Considerando que Chilevisión es un canal privado, la omisión o censura vino de las mismas autoridades de la televisora que ahora –varias décadas después- decidieron "atreverse" a mostrarlas. Tiene mérito romper ese cerco, pero de audacia, nada.

Sin embargo, el hecho que hoy este material pueda ser visto por un público amplio en horario prime (y con excelente rating) es estimulante. Por lo pronto, echa por tierra cualquier tipo de cuestionamiento sobre el interés del público por los temas políticos, una idea que reflota en la cabeza de los ejecutivos televisivos apenas huelen una merma en los números. Por otro lado, repara (milimétricamente, pero repara) la campaña de desinformación de la que la televisión fue cómplice durante y después de la dictadura. Ahora sí alguna duda cabía al más ignorante telespectador y político hipócrita (todavía cuidadoso de renombrar régimen militar a la dictadura, de decir pronunciamiento en vez de golpe), estas imágenes refrescan la intensidad de la violencia vivida durante el gobierno de Pinochet, no dejando espacio para las distinciones semánticas. Porque aparte de la dureza de lo expuesto, quienes aparecen en estos videos sufriendo la represión de la dictadura no son "peligrosos extremistas pagados por Cuba" sino simples opositores civiles. En ese sentido, cualquier tesis que pretenda establecer matices sobre la "responsabilidad" de las víctimas (el clásico subterfugio argumental de la sospecha: "en algo andarían") queda completamente desdibujado. El "contexto" que explica esta violencia es claro: vivíamos una dictadura.

Finalmente, el programa también sirve para hacer algo de justicia a quienes, arriesgando su vida, retrataron ese proceso. Los testimonios en cámara de varios fotógrafos o de Pablo Salas, por ejemplo, el camarógrafo que más registros audiovisuales hizo de la dictadura (cuyo material es probable sea ocupado copiosamente en este programa), al menos reconoce tanto su papel como autores de estos documentos como su coraje de estar en el corazón de la violencia represiva.

El general Leigh explicando los fines de la Junta en Septiembre chileno

Aparentemente, la concesión, el costo que hay que pagar por ver estas imágenes en TV abierta tiene que ver con el formato "moderno" y lacrimógeno con que se le adorna. El descarnado material original documentando distintos hechos de violencia se mezcla con los testimonios de algunos de sus otrora protagonistas. Hay sobrios relatos ilustrativos, pero también algunos de los recursos más bajos del chantaje emocional (como ver a la madre de un detenido en el Estadio Nacional reproduciendo hoy su llanto de hace 40 años, o las licencias insufribles que se le permiten a Benjamín Vicuña como lagrimear en cámara o abrazar supuestamente conmovido a varias víctimas y sus familiares). Con un texto en off de ironía gruesa y emoción recargada, la conducción afectada y "ondera" de Vicuña –caminando como jovencito hipster entre las piedras de la ribera del río Mapocho (para contar que allí se tiraron cadáveres) o con el gorro de su canguro puesto mientras conversa casual y coloquialmente con un ex preso del Estadio Nacional- resulta lo más indigesto del conjunto.

Pero lo más curioso de esta serie (por no decir, literalmente, desvergonzado) es que este material se exponga como si fueran fragmentos y ni siquiera sea debidamente acreditado. ¿Por qué la televisión no exhibe todas estas cintas en toda su extensión? Documentales como Septiembre chileno (Septembre chilien), de Bruno Muel (renombrado como Septiembre por Vicuña), el reportaje para la televisión francesa Spécial Chili, del periodista Jacques Ségui, Chile, ¿hasta cuándo?, de David Bradbury, etc., todos utilizados en el primer y segundo capítulo del programa, no son grabaciones amateur recién encontradas en un desván, son trabajos profesionales bien estructurados, con una ilación sobria de los episodios que relatan (edición que carece el programa de Chilevisión), varios tienen virtudes cinematográficas indiscutibles y todos son de un inmenso valor histórico. Mostrarlos en extenso no sólo sorprendería por su notable discernimiento del momento que estaban capturando, daría cuenta además de las entrañas y sutilezas del proceso, como el pánico latente, o el desfachatado goce de la derecha civil y militar a sus anchas como dueños del país.

"Todos tenemos la imagen más repetida que es el bombardeo a La Moneda, que es en blanco y negro. He visto mucha imagen a color que, psicológicamente, cambia toda la experiencia. Ya no es un documento histórico sino que una experiencia real y concreta", decía el dramaturgo Guillermo Calderón a propósito de la serie. Es cierto, pero no es menos cierto que la experiencia real y concreta se puede apreciar sin imágenes en color o en blanco y negro como lo demostró en estos días las templadas declaraciones de Ernesto Lejderman sobre la muerte a mansalva de sus padres y el cinismo angelical del ex comandante en jefe del ejército Juan Emilio Cheyre retrucando su rol en esos hechos. No es el documento fotográfico o audiovisual el que tiene que salvaguardar ninguna verdad histórica. Puede ser un instrumento, pero no el fin. Que hoy estas imágenes despierten la conciencia de quienes se negaron a reconocer lo que ocurrió, no significa que antes esos hechos no existían. Y que cuando el programa acabe, no significa que desaparecerán. Porque los victimarios y sus cómplices, por convicción o "ignorancia" (como Cheyre), no sólo siguen entre nosotros: son los mismos que de un modo u otro nos han prohibido ver esas imágenes para recordarlos.

 

> C. Miope dijo: 28 de Octubre de 2013 a las 00:24
He aquí una muy clarificadora explicación sobre cómo operó el criterio o la justificación del director de la zerie, Claudio Marchant:

Gonzalo Saavedra [entrevistador]:¿Cuales de las imágenes de ese programa son efectivamente inéditas, para los chilenos?

Claudio Marchant: Hay muchah imágeneh que estaban....que zurgieron a partir de encuentchos en la televizión franzeza, que haze pocoh añoh la empezó a zubir al portal del intituto nazional audiovizual y lah redigitalizó...ahí hay variaz imágeneh inéditah; algunaz ze habián visto pero hay zonidos inéditoz... [tose]...Hay imágeneh...la gran cantidad de imágeneh de Raul Cuevas zon inéditah, muchas imágeneh de Teleanálisis que ocupamoh también zon inéditaz para televizión -porque no ze han ocupa'oh-, pero, en realidad, lo que le da la fuerza a ezo ez el conjunto; el conjunto de haberlah puezto to'az juntah y haberlaz puezto en televizión, ezo es lo inédito en realidad; lo inédito ez ezo. Lah imágenez eztaban prohibidah, entre comillas, por la televizión.... aunque ze han dado de forma aislada algunah, pero no ez que fueran imágenez prohibidah-prohibidah zino una coza de que eran máh inéditaz u olvidadaz y que ze puzieron to'as juntah a tchabajar y a contar".*

En "Viernes de Medios" de la PUC, 29 de septiembre de 2013.

*"Así", tal cual, sonaba en el audio original....por lo tanto, "sic" al cubo.
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