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Mike Leigh, director de A todo o nada "Trabajar sin guión te libera"

Mike Leigh

De que Mike Leigh es un maestro, qué duda cabe. Ni Hollywood al que ha vilipendiado cuando ha tenido oportunidad pudo dejar de reconocer sus méritos por Vera Drake, filme que postula para el Oscar 2005 como mejor director y mejor guión. En Chile vamos con retraso, porque hace unas semanas se estrenó A todo o nada, su cinta anterior, pero en un par de meses nos pondremos al corriente con su última realización. Una verdadera fiesta para el cinéfilo como una bendición dialogar con él. Exclusivo para Mabuse.

Por Jorge Letelier

Hablar con Mike Leigh deja claro que no se trata de cualquier conversación. Y no por algo especial en sus respuestas, sino porque el director inglés trasunta una seguridad y una convicción de la importancia de su trabajo que no admite dudas. Leigh es grande, de los más relevantes cineastas de las últimas décadas, y un verdadero poeta para extraer emoción de las situaciones más cotidianas.

Viene de arrasar en Europa y Estados Unidos con su última cinta, Vera Drake -la historia de una madre y esposa que practica abortos en los años cincuenta-, con la que ganó el León de Oro en Venecia, mientras que hace un par de semanas se estrenó A todo o nada, su espléndida penúltima cinta, con la que regresó en gloria y majestad a sus viejos y queridos dilemas de la clase trabajadora inglesa (luego de su brillante interludio operático de Topsy-Turvy), la misma que marcó a fuego con títulos imprescindibles como Bleak moments, La vida es formidable o Secretos y mentiras.

Imelda Staunton nominada al Oscar por Vera Drake

Leigh, inciado en el teatro, formado en televisión y catapultado al cine en los duros años de Margaret Thatcher, ha afinado un estilo en la preparación de sus filmes que a estas alturas bordea el mito. Trabaja sin guión, improvisa meses y meses, y hace que sus actores hablen, piensen y se comporten como sus personajes. "No es un mito, es la verdad", aclara Leigh desde su casa londinense, desde donde coordina el reciente estreno de Vera Drake en las salas inglesas, y a dos meses de su llegada a los cines chilenos.

"En realidad, no hablo mucho de esto. Con los actores creamos personajes en el amplio sentido de la palabra, con ellos tengo mucha discusión, ensayos e improvisaciones. Pero lo que ves en la pantalla no significa que inventamos el filme cuando nos ponemos a rodar", sostiene. Defensor vehemente de la libertad creativa, Leigh es enemigo acérrimo del "guión de hierro", noción que hiciera popular Alfred Hitchcock, donde cada acción está meticulosamente definida, desde los diálogos hasta el movimiento de los actores.

Ante la pregunta de si trabajar así le ha traído problemas con los actores, Leigh es enfático. "No, porque no necesitamos un guión. Mi labor como escritor es crear arte, crear el mundo del filme, y el guión es sólo un apunte para ello. Funcionar sin guión, sin esta escritura formal te libera, te hace más fácil el trabajo".

El gran Timothy Spall

A todo o nada trae a Leigh de regreso a las estructuras transversales de sus mejores historias. En este caso, un modesto block de un suburbio londinense. Una familia de clase media-baja, con una padre taxista (Timothy Spall) agobiado por una existencia gris, que reflexiona una filosofía amarga que va cobrando sentido mientras avanza la historia. La madre (Lesley Manville) es cajera de un supermercado y hace rato que descuidó la pasión en su matrimonio, mientras que los hijos son remedos patéticos de las carencias de los adultos. Además están sus vecinos, una madre soltera con una hija insolente, y un matrimonio de alcohólicos con una primogénita promiscua y amargada. Pareciera una coreografía de pobredumbre humana destinada a generar lástima en el espectador. Pero con Leigh -y de ahí su enorme distancia con Hollywood, un lugar que desprecia profundamente-, nunca aparece un sentimiento de falsa compasión, sino que sus filmes son un viaje de redescubrimiento sobre las posibilidades de las personas por mejorar sus vidas.

-Con la excepción de Topsy-Turvy, sus filme presentan un paisaje y problemáticas similares. ¿Qué marca la diferencia en una cinta como A todo o nada?

-Cada filme es una propuesta diferente, una película diferente. Eso es lo que hacen los artistas, los cineastas. Uno no está haciendo siempre la misma película, porque tienen una naturaleza y un tema distinto. En el caso de A todo o nada y varias otras películas mías, la inspiración es la realidad. La manera en que vivimos nuestras vidas, las emociones, las relaciones, las pasiones, y en especial las dificultades para vivir, es lo que sucede en A todo o nada. Pero obviamente lo que hay es una película, un pedazo de cine, no un pedazo de realidad. Eso involucra poesía, por lo que es una pieza de arte. Lo que hago ciertamente viene de la realidad, pero también está involucrada la mirada del espectador al percibir la película.

-¿Está de acuerdo que el tema que cruza A todo o nada es la redención?

-Probablemente, sí. Es una película distinta, ciertamente más dura que Secretos y mentiras, menos elusiva. Es acerca del amor, de cómo el amor puede perderse y ciertamente, acerca de la redención.

A todo o nada: una familia en crisis

-Da la impresión que los actores jóvenes de la película son amateurs, por su gran naturalidad

-Nunca he hecho una película con actores amateurs. Ellos son profesionales. Si te fijas en Vera Drake, verás al menos tres de estos actores jóvenes haciendo personajes totalmente diferentes de lo que hacen en A todo o nada. Pero no, yo no trabajo con actores amateurs. Es imposible que un actor aficionado pueda hacer estos personajes porque no darían ni la mitad de la interpretación. Están muy, muy lejos del amateurismo.

TV or not TV

Pese a que estaba consagrado al teatro cuando el Free Cinema renovó las estructuras del cine inglés en los años sesenta, Leigh heredó el tono iconoclasta propio de esta generación que evitó los academicismos para mostrar la vida de las clases trabajadoras. Y tal como sus contemporáneos Ken Loach o Stephen Frears, afinó su mirada en la inestimable escuela que significó trabajar catorce años y hacer nueve largometrajes para la televisión.

"Claro, con Frears y Loach lo hicimos, porque era la única posibilidad de hacer películas. La televisión dio la posibilidad en una época en que no se podía hacerlas en el Reino Unido. Y sí, es una buena escuela. No es el caso ahora, ya que creo que es más difícil para los cineastas hacer películas. Pero la cosa es esta: toda experiencia es una buena experiencia.

Lesley Manville

Pienso en la poderosa tradición obrera del cine inglés y en el peso que debe significar mantenerla en alto. Una especie de realismo socialista en pleno capitalismo. No sé si hay (una tradición) en el cine británico en general, pero en mi caso estoy comprometido a hacer películas acerca de gente común. No tengo que preocuparme si estoy haciendo o si tengo que evitar la tradición. No es algo consciente".

En lo que si hay tradición rotunda, es en ver a Leigh recogiendo premios en los principales festivales del mundo. Cannes, Venecia, los Globos de Oro y hasta el Oscar lo han colmado de premios para él y sus actores. Y sólo en la Academy Awards, acumula siete nominaciones y dos premios (ambas por Topsy-Turvy), pero su opinión dista de la de un tipo agradecido: "Allá sólo se hace mierda", ha dicho a quien lo quiera oir.

-Alguna vez le ofrecieron dirigir en Hollywood, pero se despachó esa frasecita. ¿Ahora le siguen haciendo ofrecimientos?

-No me han hecho ningún ofrecimiento, pero sería un sinsentido. Yo los entendería porque están ofendidos por lo que dije. Cómo me van a hacer una oferta para que trabaje allá. Pero no odio a Hollywood, sólo que no tengo nada que ver con ellos.

Leigh dirigiendo a Staunton

-Hablemos de Vera Drake.

-¿Usted vió ya la película?

-Aún no, el estreno es en Abril

-No tiene sentido que hablemos de la película si no la ha visto. Llámeme cuando la vea y me da su opinión.

-Ok, muchas gracias...

-Gracias a usted.

Así termina la entrevista con Mike Leigh. Un cineasta de convicciones que no está dispuesto a ocupar las entrevistas como simple promoción de sus filmes, exigiendo a sus entrevistadores tanto como él se exige a sí mismo. Así que a esperar a Abril por Vera Drake y no hacer preguntas que le parezcan impertinentes. Prerrogativas de un maestro.

Publicada el 19-01-2005

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